Un domingo en familia: la sensación del Cervantes
Por Demián Konfino
Con las notables actuaciones de Anabella Bacigalupo, Lautaro Delgado Tymruk, Juan De Rosa, José Mehrez, la música en escena de Guillermina Etkin y el cuidado vestuario de Roberta Pesci, el escenario resulta una exposición de arte, filosofía, política, lucha armada y peronismo que tensiona al espectador, lo perturba y, sobre todo, lo conmociona.
Nadie que acceda a esta novedosa puesta en escena de la cartelera porteña sale del Teatro Nacional Argentino (TNA) Cervantes igual que como ingresa. Consignas políticas voceadas, canto popular, reflexiones sensatas, lealtades, cinismo, dudas, bajezas, ideales, adjetivos, verbos. Actores que dejan todo, nunca se bajan del escenario, y generan una empatía tal que su verosimilitud lastima, casi, acongoja.
Un domingo en familia relata un episodio concreto: el secuestro de un dirigente montonero mientras infringía una norma de seguridad por él mismo creada, en una playa del norte de Buenos Aires, mientras se disfrutaba un domingo de verano con su familia. ¿Cómo llegó hasta ahí, hasta el 28 de diciembre de 1975, con cuánto de hartazgo, cuánto de hastío, cúanto de locura, cuánto de desdén? Sabiendo que los militantes caían como moscas, ¿qué lo llevó a exponerse así? ¿Qué les pasó a los militantes de base con esa caída? ¿Cómo procesaron el juicio “revolucionario” y “aleccionador” que ideó la organización?
Como extraída de un libro de José Pablo Feinmann, la convulsionada década del setenta en Argentina aparece en toda su complejidad junto a los dilemas filosóficos de todos los tiempos y todos los lugares: la muerte, la verdad, el mal, la ética. La injusticia contra los sueños de libertad. Juan Perón es sometido a su discurso contradictorio. Pepe Firmenich aparece preso de su célebre soberbia. Roberto Quieto es el decidido dirigente que vacila, sabe que debe amainar pero no puede. La juventud peronista se representa como fruto de un tiempo y, acaso, un equívoco: la pelea por un sujeto político, el pueblo, que desde la vuelta del General oscila entre ignorarla o darle la espalda.
¿La única verdad, en ese contexto, es la tortura y la desaparición de personas?
¿La lucha armada, sin brújula ni horizonte, debió haber dado paso a la lucha política a partir del regreso de Perón? Esta es la pregunta que el argumento de la obra y, tal vez, el avasallante y genocida diario del lunes responden.
Los actores miran los ojos de los espectadores y les hablan. Les cuentan sus pesares. Les cantan. Uno por uno. Los hacen partícipes. ¿Los acusan?
Se puede coincidir o no con el marco ideológico. Pero, si una obra de arte logra generar todas estas inquietudes, más allá de la intención del realizador, más acá de la voluntad del teatrero, la cultura puede respirar. Sigue caminando. Vive.
Un domingo en familia va de jueves a domingo a las 21 horas, en el TNA Cervantes, Libertad 815, CABA. Última función: 21 de julio.
FICHA
Con: Anabella Bacigalupo, Lautaro Delgado Tymruk, Juan De Rosa, José Mehrez
Música en escena: Guillermina Etkin
Producción: Lucero Margulis
Asistencia de dirección: Esteban De Sandi
Música: Guillermina Etkin
Iluminación: Patricio Tejedor
Escenografía: Paola Delgado
Vestuario: Roberta Pesci
Dirección: Juan Pablo Gómez