Tu voto Infobae: ¿sale o sale Mauricio Macri?
Por Leandro Andrini*
En el 2003 un spot publicitario decía “vamos Menem”. En la era del marcospeñismo, que equivale a la manifestación algorítmica de “vamos Macri”, se procesa una encuesta según “tu voto INFOBAE”.
En el extraordinario libro Armas de destrucción matemática (cómo el big data aumenta la desigualdad y amenaza la democracia), dedicado a todos los desamparados, la doctora en Matemática por la Universidad de Harvard y postdoctorada en el MIT, Cathy O’Neil, nos indica que “intentar reducir el comportamiento, el rendimiento y el potencial humano a algoritmos no es tarea fácil”. Para nada, y debieran saberlo quienes desde INFOBAE, Tecnopolítica y la Escuela de Política y Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCA planifican este tipo de “pesquisas on-line”. Es más, la encuesta se fundamenta diciendo: “Con una metodología transparente, TU VOTO pretende facilitar información objetiva a los votantes para que puedan conocer su posición dentro del mapa político y así tener una visión más clara para ejercer su derecho al voto en las próximas Elecciones Presidenciales del próximo 27 de octubre” (sic). ¡Toda una declaración!
Esta matemática asevera que muchas de las Armas de destrucción matemática (ADM) de las que hablará en su libro “definen su propia realidad y la utilizan para justificar sus resultados. Este tipo de modelo se autoperpetúa y es altamente destructivo” (bucle de retroalimentación). O’Neil, creadora del blog MathBabe con el que “él pretendía movilizar a otros matemáticos contra el uso de estadísticas chapuceras y de modelos sesgados”, indica que los “modelos opacos e invisibles son lo habitual, mientras que los modelos transparentes son raras excepciones”, y estos modelos, opacos e invisibles, “impulsados por algoritmos, dan con la puerta en las narices a millones de personas, a menudo por la razón más absurda, y no permiten apelación alguna”. A lo largo de pormenorizados ejemplos, se demuestra que las “ADM, con su promesa de eficiencia y justicia, distorsionan la educación superior, acrecientan la deuda, incitan a las penas de prisión en masa, golpean a los pobres en prácticamente todas las coyunturas y socavan la democracia”.
¿Podemos llamar modelo (arma matemática) a la encuesta según “tu voto INFOBAE”? Sí. Aunque burda, no deja de ser un ADM. Porque quien desprevenidamente visita la encuesta puede ver porcentajes que se suponen procesados según una aritmética convencional (metodología transparente) de las estadísticas (información objetiva). Ahora bien, sea cual fuere la elección dentro de las 23 preguntas, el resultado pavoroso era “en general el partido político más afín a tu ideología es ¡y aparecía una fotografía de la cara de Mauricio Macri!”. Seguido al hecho de que surgían porcentajes en los que se indicaba, en este orden, 64% Mauricio Macri, 59% Gómez Centurión, 55% Espert, 47% Lavagna, 26% Del Caño y 24% Fernández. Allí es cuando quienes provenimos de alguna formación en las ciencias exactas y naturales nos perdemos en lo lúdico, casi abandonando la condición política del sesgo que minutos antes nos exaltó, y comenzamos a hacer tantas combinaciones como fueran posibles de absurdas, para que ¡la afinidad ideológica no se altere un ápice! (lo mismo que ese orden de porcentajes). Y quienes, en la exaltación que el fraude numérico detectado produce de acuerdo a la formación política, indagan en la coherencia ideológica dada a cada respuesta (para aproximarse al perfil del candidato elegido, con la sorpresa que respondiendo ideológicamente como adherente del FIT el algoritmo devolviese una adhesión PRO, seguido de los mismos porcentajes).
Una evidencia más, en ese proceso de objetivación pretendido, una circularidad concéntrica (cuyo centro era el “tú” votante) y radialmente en distancias se iban colocando los candidatos. Siempre en la primera esfera de vecindad el PRO, y allá lejos y a las afueras, el FIT y el FRENTE TODXS. Propio de las teorías de grafos, redes nodales, redes ego-céntricas, toda una matemática para definir posiciones sociales en un universo de interrelaciones.
Concluimos con Cathy O’Neil que “los procesos del big data codifican el pasado. No inventan el futuro. Para inventar el futuro hace falta imaginación moral y eso es algo que solo los seres humanos pueden ofrecer. Debemos integrar de forma explícita mejores valores en nuestros algoritmos y crear modelos de big data que sigan nuestro ejemplo ético. Y a veces eso significa dar prioridad a la justicia antes que a los beneficios”.
* Investigador (CONICET) en Área Química (Química-Física).