Valeria Tentoni: “La poesía es una especie de amistad peligrosa con el misterio”
Foto: Isla Jimenez Kand
Por Analía Ávila
Los diamantes
solo se dejan
lastimar
por los diamantes
ninguna otra cosa del universo
los puede herir en su forma
en su transparencia
en su capacidad
de dispersión de la luz.
(Fragmento de “Escala de Mohs” de Valeria Tentoni)
Furia diamante de Valeria Tentoni, publicado este año por Leteo edito, tiene un cuidado diseño con ilustraciones de tapa e interior realizadas por la artista chilena Javiera Hiault-Echeverría, es un bello libro objeto. “Frutillas” es el primer relato de los ocho que integran el libro y en él encontramos marcas acerca de la elección del título del libro; se habla de la furia del personaje del padre y los diamantes de azúcar en las frutillas. También Valeria en poemas como el del epígrafe de esta nota, menciona a los diamantes: en su transparencia/ en su capacidad/ de dispersión de la luz.
Precisamente la luz y su contraste con la oscuridad están presentes en todos los relatos, de distintas formas. Tanto en los objetos cotidianos que no dejan pasar la luz, como las persianas, o los que la proyectan, como las lámparas. También hay un juego con la luz del sol, con lo que ilumina, y con lo que no.
Así leemos en “Frutillas”, “la luz llegaba de costado, se apoyaba sobre las cosas como una mano dulce”. Y en “Los cortesanos”, “la luz cruzaba el sistema solar entero para caer, repartida por la sombra de los árboles, en su remera (…) “La luz comenzó a retirarse (…) Se llevó los puntitos de polvo que habían estado levitando sobre la mesa ratona, partículas e caracoles en los que antes se había podido escuchar la canción de las olas”. También en “Babosas”, “encendió la luz del techo antes de entrar” o en “Ziploc”, “empezaba a anochecer y la casa se fue oscureciendo”.
Además encontramos palabras como “brea” que denotan oscuridad o peligro. En “Lireno”, el protagonista dispara: “Me gusta el olor a brea. Podría comérmela a cucharadas”. O en “Los cortesanos”, “y ese pelo, de repente, era brea extendiéndose por toda la ciudad”.
Los relatos de Furia diamante son breves, con oraciones cortas, tienen las imágenes y lo sensorial propios de la poesía y hay fragmentos que son verdaderos poemas en prosa. Hay un trabajo minucioso con los detalles y la mirada puesta en lo diminuto, como cuando Tentoni describe las “delgadísimas hebras de lana”, “la vicuña en miniatura” o una “basurita” estancada en las muelas.
También los cuentos tienen en común contar con simpleza situaciones de la vida cotidiana, pero con un sorpresivo giro argumental en los hechos o en la conducta de los personajes. Así se tornan de manera inesperada en relatos perturbadores, amenazantes y brutales; cada relato puede funcionar también como una metáfora de un quiebre interno del personaje o de un cambio radical en su vida. Así lo expresa Cynthia Rimsky en la contratapa del libro: “Los personajes de Furia diamante no oponen resistencia a los chocantes deseos que los poseen; pensamientos detestables, indicaciones oscuras, anónimas, viciosas”.
**
Fractura, suplemento literario de APU, dialogó con la escritora para conocer más acerca de su obra. Valeria nos respondió desde Bahía Blanca, mate en mano, el fin de semana largo de octubre, antes de la presentación de su libro Furia diamante en Buenos Aires. Con calidez nos contó que viajó para visitar a sus padres y ante una pregunta cómplice de esta lectora, confiesa su admiración por Luis Alberto Spinetta y que la música es muy importante en su vida, incluso tiene un dúo de guitarra y violoncello con su amiga Leticia Aiello.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo fue el proceso de escritura de los relatos de Furia diamante? ¿Los agrupaste por su temática o fue una decisión editorial?
Valeria Tentoni: El primero del conjunto, en realidad, apareció con una invitación de Ángel Berlanga para participar en la sección de cuentos Verano/12 de Página. Yo no tenía ninguno listo, ninguno que me convenciera; mucho escrito pero todo a la basura o por la mitad. Era un verano bastante sórdido y el correo de Ángel reactivó, de alguna manera, la escritura, sobre todo el placer de esa especie de dimensión otra, de segunda vida paralela que ofrece la escritura. Tardé algo así como un mes y salió “Babosas”, que me pareció distinto a los relatos que había escrito antes, y quise seguir explorando por ahí. Creo que su agrupación es menos temática que intuitiva, hay algo del andar a tientas entre los materiales que es muy vertiginoso pero a la vez me permite seguir escribiendo.
APU: Con respecto a la edición tan cuidada, ¿cómo se seleccionaron las ilustraciones de Javiera Hiault-Echeverría?
VT: Conocí la obra de Javiera sólo en galerías digitales, y lamentablemente todavía no pude ver ningún original ni conocerla a ella, pero le escribí un correo muy descarado en el que le pedía nos preste algunas piezas para el libro porque encuentro, en particular en la serie que ilustra estos relatos, una afinidad que no es lineal, no es obvia, y por eso agrega sentido en vez de clausurarlo. El diseñador de Leteo, Lucas Frontera Schällibaum, nos ayudó a elegir la mejor para la portada. La verdad es que este libro tiene dos ediciones de lujo, tanto la chilena (con Pez Espiral, que salió un año antes) como la argentina con Leteo son preciosas. Christian Kupchik y Jorge Consiglio están apostando en Leteo por un catálogo con mucha personalidad pero además por un diseño que no es frecuente. Pez Espiral es la editora que en Chile saca también mis libros de poesía, y hay uno que hasta lo imprimieron con tinta azulina; es muy hermoso ver cómo los libros se convierten en objetos, ¡y objetos como estos!
APU: ¿Cómo fue la elección del título del libro?
VT: Los títulos suelen llegarme solos, a veces antes que los libros. Este es raro, no tiene mucho sentido, ¿no? O tiene tantos que ninguno del todo. El diamante venía rondándome desde mi libro anterior, Piedras preciosas (Neutrinos), que es de poesía. Había estado leyendo sobre los procesos naturales que dan forma a los diamantes, sobre el trabajo subterráneo de la presión y la temperatura, sobre lo milagroso de sus cualidades, sobre el poder que conserva un diamante, incluso el caudal autodestructivo que retiene. El diamante como alerta sobre los peligros de la perfección y del brillo, la furia como erupción -pensé mucho en los volcanes-.
Creo que los personajes de Furia diamante se relacionan con estas cosas, hay algo que se agrieta dentro de ellos para siempre, de modo irreversible. Algo muy pequeño e imperceptible, muy privado, en algunos casos vergonzante. Pero hay muchas ideas y lecturas que me atravesaron a mí mientras trabajaba el libro y no creo que se lleguen a leer en lo que yo pude escribir, ni creo que yo esté logrando ubicarlas del todo en su lugar, y está bien que así sea: la escritura para mí es todo lo contrario al control.
APU: En el relato “El martillo de plata” están presentes las pesadillas, también en algunos de tus poemas. ¿Hay algo de lo autobiográfico en Furia diamante?
VT: El pacto lector de este libro es el de la ficción. Trabajo con materiales de distintas proveniencias, desde noticias hasta cosas que me contaron o escuché al pasar, habladurías, cosas que malentendí, cosas que invento, cosas que no supe hayan ocurrido en la vida real de nadie y que no sé de dónde saco, pero también con manchones de percepción, y mis propios sueños están incluidos en esa coctelera. El trabajo sobre la materia prima, que me es muy difícil de rastrear con exactitud y justicia, nunca es en estado puro, siempre es una convergencia de elementos.
APU: En el libro hay muchas comparaciones de los personajes con animales y también presencia de perros, gatos, insectos, babosas. ¿A qué responde esta elección?
VT: Creo que tienen que ver con la exploración de la hiperconciencia, que es lo que agobia y acecha a los personajes del libro antes que cualquier otro peligro. El reino animal y el reino vegetal basan sus imperios, entre otras cosas, en el saltearse a la conciencia. Me gusta pensar que la intuición es la inteligencia de la inteligencia, una inteligencia que se saltea a la cabeza, que le pasa por el costado. Y que acierta a nuestras espaldas. Los personajes de Furia diamante observan a los insectos, a las nubes, a esas figuras vegetales y animales que están inmunizadas contra la traición de la mente como si quisieran contagiarse de ellas, sacarles algo, quedarse con una lección para sus propias existencias. Algunos lo logran, otros no.
APU: ¿Qué importancia tiene la poesía en tu escritura?
VT: Siempre escribo poesía, siempre leo poesía, siempre busco estar ahí; es una especie de amistad peligrosa con el misterio. La poesía nos abandona en el umbral, en la pregunta, nos conduce de una pregunta a otra. Me doy cuenta de que como lectora, lea lo que lea -ensayo, literatura infantil, piezas periodísticas, novela, lo que sea- siempre estoy buscando ese resto, esa potencia más o menos contenida que no podemos terminar de describir pero que sí podemos señalar. La libertad que me interesa en la escritura es la de la poesía.
APU: ¿Qué escritores o escritoras son tus referentes o te influenciaron? ¿Alguna lectura que nos quieras recomendar?
VT: Jamás me adjudicaría influencias, me parece un atrevimiento, pero referentes sí, muchísimos, y no sé por dónde empezar. Silvina Ocampo estuvo muy al principio, García Márquez también (pienso en narrativa, en mi primera biblioteca), Gógol, Kafka, Borges, Maupassant, era una mescolanza porque no tenía mucha orientación externa. De adolescente leía a Nietzsche, a Schopenhauer, por ejemplo; no sé cuánto ni qué entendía pero hay algo que se me pegó, cierto vicio aforístico contra el que tengo que luchar porque es un género de genio y si no es con genio el resultado es vergonzoso. Me impresionaron mucho Faulkner, McCullers, O'Connor, Mishima, Rulfo, Mansfield, Highsmith. No sé, muchas cosas que leí desordenadamente.
Al único taller al que asistí fue al de Alberto Laiseca, que sí era definitivamente un escritor de genio, y que nos leía a Poe y nos daba ejercicios muy a su modo que jamás corregía, sólo escuchaba nuestras lecturas y emitía comentarios pequeños. Nos llamaba "discípulos" un poco en chiste un poco no, y pensándolo ahora era justo la palabra para nosotros, porque lo que pasaba ahí no tenía absolutamente nada que ver con la productividad esterilizada de la mayoría de los talleres literarios. De sus libros recomiendo los Poemas chinos, Los Sorias y El jardín de las máquinas parlantes.
APU: También sos periodista cultural ¿Cómo ves hoy la difusión de la poesía?
VT: Sí, trabajo en periodismo cultural desde hace una década, hice varias revistas con amigos -Revista Pájaro, La Quetrófila, entre otras-, edité la Audioteca de poesía contemporánea, que hace un par de años ya no actualizo, y ahora soy editora del blog de Eterna Cadencia y periodista freelance.
La poesía está en un momento de mucha difusión, justamente, esa es la palabra. Hay muchos tipos de lecturas, para todos los gustos y cada vez más, y ese es un milagro precioso. Que un montón de personas se junten ¡sólo para escuchar poesía! Yo prefiero los encuentros en los que se hace silencio, en los que se lee bajito y sin exigencias actorales, como imitando de algún modo la intimidad de la escritura, esos de los que una sale como si hubiese entrado en una misa extraterrestre.
APU: ¿Estás trabajando en algún libro nuevo? ¿Cuáles son tus proyectos?
VT: Estoy escribiendo, siempre, pero nunca sé hasta dónde voy a llegar sin borrar los archivos. Lo que sí saldrá en algún momento del futuro es mi primer libro para chicos, Viaje al fondo del río, en este momento está trabajando el ilustrador y estoy ansiosa por saber cómo va a quedar, me hace mucha ilusión. Tengo otros libros inéditos para chicas y chicos, es un mundo que me entusiasma mucho y al que entré cuando trabajé como bibliotecaria en la sala infantil de la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, en mi ciudad, Bahía Blanca.
**
Biografía:
Valeria Tentoni nació en Bahía Blanca en 1985, es poeta, narradora, periodista y abogada. Publicó los libros de poesía Batalla sonora (Manual Ediciones, 2010), Ajuar (Primer Premio Concurso Editorial Ruinas Circulares, 2011), Antitierra (Neutrinos, 2016), Hologramas (Hemisferio Derecho, 2018), Piedras preciosas (Neutrinos, 2019). También los libros de relatos El sistema del silencio (17 Grises, 2012) y Furia diamante (Leteo, 2019). Este último tuvo, como Antitierra y Piedras preciosas, una primera edición en Chile con Libros del Pez Espiral.