Birds of Prey: mujeres en un mundo de hombres
Por Micaela San Martin M
Hace algunos años, la firma DC nos presentaba un grupo de villanos que contaba con personalidades muy conocidas como Will Smith y Jared Leto. El trailer, bastante esperanzador, terminó en una película que dejó que desear: Suicide Squad (David Ayer - 2016). Más allá de las pésimas críticas que recibió la película, hubo una caracterización que se destacó por sobre otras. La interpretación de Margot Robbie (actriz en películas como Yo, Tonya,The Wolf of Wall Street) logró convertir al personaje de Harley Quinn en lo mejor del filme.
Mientras la taquilla destrozaba a Suicide Squad, el público se enamoraba de la famosa arlequina. Lo que le valió convertirse, quizás, en el único elemento rescatable de uno de los tantos fracasos taquilleros del universo cinematográfico de DC.
Birds of Prey es una película que no solo engloba al personaje de Robbie, sino que también nos presenta a un equipo de anti-heroínas, la mayoría seguramente desconocidas por gran parte del público. El manejo de la publicidad fue bastante particular, ya que estas antiheroinas quedaron algo eclipsadas, por detrás de la popular figura de Harley, hasta llegar al punto de cambiarle el nombre a la película en Estados Unidos.
Por ello, personajes de considerable relevancia en el mundo del comic, como lo son Huntress, Black Canary y Renée Montoya, pasan a un segundo plano hasta la conformación del grupo. Sólo se entiende esta perspectiva si aceptamos que la que narra esta dinámica y delirante historia es la misma Harley, lo que la posiciona como la protagonista.
El filme, dirigido por Cathy Yan, nos muestra desde el comienzo que su protagonista está tratando de emanciparse de su pasado, es decir, del Joker; algo que no le es fácil, ya sea por la protección que él le daba en Gotham, como también lo que representa en su vida. En los primeros minutos de la película, y a través de una versión animada, la historia se deshace de la figura del Joker, dejando atrás también los rastros de Suicide Squad para presentarnos a una Harley Quinn nueva. Deambulando por Ciudad Gótica nos muestran que, desde la mirada (y mente) colorida y extravagante de Harley, todo se percibe de otra forma. Esto va a estar reflejado en su forma de narrar, saltando al pasado porque olvidó explicar situaciones importantes para la trama, lo que termina siendo un recurso para mostrar la esencia del personaje.
Ya sin la protección del Joker, Harley se vuelve un blanco para todos aquellos que quieren tomar venganza contra ella y su ex pareja. Al momento de contar esto, el filme hace referencia a las fichas de presentación que utilizaron en Suicide Squad, sólo que esta vez aparecen para presentar a las personas que habían sido perjudicadas por Harley y el Joker, junto a las maldades que les habían hecho. Por otro lado, las escenas de pelea que muestran a Harley Quinn y sus acrobacias son unos de los momentos más entretenidos de ver; todo al ritmo de un soundtrack con covers de grandes canciones, otro punto también de unión con Suicide Squad.
Escrita por Christina Hodson, Birds of prey triunfa en liberar a Harley Quinn de su pasado. Pero también, tal y como su título lo indica (La fantabulosa emancipación de una Harley Quinn), la cinta logra emancipar no sólo a la arlequina de su ex novio, sino también a las mujeres de la película de ser la “figura sexy” a la que nos tiene acostumbrados este tipo de películas, para presentarlas con una actitud y vestimenta independiente; dejando de sexualizar a la figura femenina en una industria (sobretodo la de superhéroes) que no les había permitido brillar en el cine de acción sin ser un objeto de consumo. Podríamos citar muchos estereotipos de vestuarios, diálogos y secuencias donde son salvadas por un hombre en muchas películas, e incluso cómics, pero este no es uno de esos casos.
Black Canary (Jurnee Smollett-Bell), Renee Montoya (Rosie Perez), Cassandra Cain (Ella Jay Basco), Huntress (Mary Elizabeth Winstead) e, incluso, Harley Quinn, dejan atrás el vestuario sexualizante con el que conocimos a Harley en Suicide Squad,por uno que podría ser su opuesto. Estas cuatro peculiares damas de Ciudad Gótica –que brillan en la pantalla por su enorme talento y una química contagiosa– de pronto tienen que dejar sus diferencias y trabajar juntas por un objetivo en común: Roman Sionis (Ewan McGregor), mejor conocido como Black Mask, uno de los villanos que desata el caos cuando, junto a su secuaz Victor Zsasz (Chris Messina), pone precio a la cabeza de la pequeña Cassandra. Los caminos de estas antiheroínas se cruzan para acabar con esta amenaza.
Esto no quiere decir que la película sea necesariamente feminista, ya que son valores que las industrias fueron incorporando para generar réditos. Pero normalizar que existen personajes femeninos empoderados capaces de pelearse con cualquiera sin la protección de ningún “Joker” no deja de ser un buen mensaje. Por más que no todas las películas protagonizadas por mujeres sean esencialmente feministas, es bueno construir relatos en relación a grupos de mujeres que se identifican como pares, que pueden luchar juntas por un objetivo en común mientras antes eran educadas para construirse alrededor de un hombre (como lo fue Harley con el Joker).
Teniendo en cuenta que en pleno 2020 debería ser algo común (y no lo es), es triste tener que destacar que es la primera gran cinta del subgénero que es escrita, producida, dirigida y protagonizada por mujeres.
La historia es entretenida y nos hace pasar un buen rato, como muchas otras de las películas que se pueden encontrar en los universos de DC o Marvel. Sin embargo, algo que está despertando sorpresas es que la mayoría de las críticas negativas que recibió vinieron por parte de los hombres. No es de extrañar que en un universo como el cine de superhéroes, películas como Wonder Woman de Patty Jenkins, Captain Marvel de Anna Boden o incluso Birds of Prey, relatos exclusivamente de mujeres, muchas veces no son bien recibidos por la audiencia masculina. Sería una forma fácil de explicar el fracaso en taquilla, pero no deja de llamar la atención que las mujeres se hayan mostrado mucho más positivas en sus críticas.
Queda abierta la pregunta, ¿se juzgan las obras protagonizadas por mujeres de la misma manera que la de los hombres?