“Tóxico”: la palabra y la muerte

Foto: Campe

Por Milagros Carnevale

La pieza teatral de la dramaturga Lot Vekemans explora el universo de la pérdida. Los actores Mara Bestelli y Javier Pedersoli encarnan a un exmatrimonio que ha atravesado la muerte de un hijo. Luego de diez años, se encuentran en el cementerio porque a causa de la existencia de residuos tóxicos, se deben mover algunas tumbas.

En la soledad del cementerio la expareja remueve hasta el cansancio el dolor y purga la muerte del hijo. Él la dejó, ella no lo fue a buscar. Transcurrieron diez años en silencio. ¿Qué pasó con la vida? La conversación expone las distintas maneras de atravesar el sufrimiento, a partir de la narración de dos duelos exponencialmente distintos. Entre que van al baño, se enojan, se abrazan, se gritan y van a buscar al cuidador, lo que los une va mutando. El reproche hace lo posible por convertirse en entendimiento y empatía. El pasado, que al principio acosa y muestra los dientes, de a poco deviene en paisaje.

La obra es hiperdialogada. Las cosas ya han sucedido en otro tiempo, por lo que la puesta en escena es estática. La capacidad actoral de Mara Bestelli y Javier Pedersoli permite que la tensión no decaiga en ningún momento, y que la reconstrucción del pasado sea vívida. Los momentos cómicos distienden y le aportan a la historia un dejo de realidad: todo no es exclusivamente triste a cada instante. Hay grises. Hay huecos. Y la tristeza no es siempre dramática.

La palabra es la indiscutida protagonista en este viaje por las cicatrices de una relación rota. Aparece en todas sus formas: en pretérito, en presente, en condicional, en futuro. Investiga, juzga, explica, cuestiona, se disculpa, se justifica, miente, pelea llora, se ríe. Descubriendo la fisionomía de todo lo que salió mal, los personajes aprenden que existen caminos para estar bien.