Run: ¿Qué harías si pudieras dejar todo atrás?
Por Malena Bianca*
La trama comienza con Ruby, la protagonista, contestando un mensaje con la palabra “RUN”. La ex pareja había acordado en su juventud que si recibían y contestaban ese mensaje, abandonarían sus vidas para encontrarse en la estación de trenes de New York. Al final del recorrido en la terminal de Los Ángeles debían decidir si volver a estar juntos o no.
La creación de este thriller pseudo romántico para HBO estuvo a cargo de Vicky Jones, conocida por Fleabag, producción en conjunto con Phoebe Waller-Bridge, quien hace una breve participación como actriz. Quienes encarnan a los protagonistas son Merritt Wever y Domhnall Gleeson, en los papeles de Ruby y Billy, respectivamente.
La serie tiene una dinámica atrapante, lo que hace que los siete capítulos de media hora se pasen volando. La relación de ambos personajes va escalando desde el primer momento en que vuelven a verse, mientras que al mismo tiempo aumenta la tensión y la intriga. En cada episodio flota en el aire la pregunta: ¿Quién sos hoy? Después de no verse por 17 años se convirtieron en desconocidos que no saben cómo acercarse al otre, pero además ninguno de los dos está satisfecho con quienes son. Como se ve a lo largo de la trama, sus vidas tomaron caminos muy diferentes de aquellos sueños juveniles que alguna vez tuvieron. En cada conversación van dejando al descubierto quiénes son realmente, con las cuotas de dolor y amargura que eso les trae.
La infelicidad es el tema central. A medida que avanzan los capítulos, se ve la puja que los carcome entre ocultar su pasado o sincerarse sobre algunos aspectos de sus vidas. Es así que, por momentos, prefieren hacerse creer mutuamente que son quienes hubieran deseado ser. Ruby, lejos de cumplir sus sueños de universitaria, se terminó conformando con una rutina monótona de madre y esposa de la cual desea escapar, pero no sin una gran culpa. Mientras que Billy es un famoso gurú espiritual que estaba atravesando el mayor éxito en su carrera, hasta que una situación le hizo sentir un farsante fracasado. Ambos prefieren seguir aferrados a la idea que tienen del otre, y por eso llegan a inventar una “moratoria” para no hablar del pasado por 24 horas, algo que claramente no pueden sostener.
Si bien a mitad de camino la serie cae en un tono policial, no deja de presentarse como un obstáculo más en el vínculo tormentoso de la pareja. La tensión es constante entre ambos, sobre todo por la mala comunicación. Hay incontables escenas donde se ve cómo el mensaje llega distorsionado y no pueden realmente escuchar lo que se están diciendo. Esto es resultado de las inseguridades que ambos tienen sobre sus cuerpos, trabajos, su éxito, felicidad y, por encima de todo, respecto a las personas que son y las que podrían haber sido si seguían juntos.
Para terminar, dos razones a favor para ver esta serie y una en contra. Primero, lo complicado: el final. Vale advertir que si no sos fan de los cierres inconclusos, puede que te quede cierto sabor amargo. Aunque queda por confirmarse si habrá o no una segunda temporada post pandemia.
Ahora sí, los puntos a favor. Uno de ellos es el escenario principal: el tren. Aunque hay otras locaciones que resultan importantes para el argumento, hay algo de las escenas filmadas entre vagones que aportan el ritmo acelerado que tiene la pareja por dejar el pasado atrás y seguir la marcha hacia adelante. La segunda razón son las actuaciones de Wever y Gleeson, que lo dan todo en sus personajes de una manera muy conmovedora. Se puede empatizar con aquello que los atraviesa a cada momento, así como también fastidia lo tóxicos que son para ambos cuando no logran entenderse. Lo que les sucede a ellos invita a preguntarse: ¿cómo reaccionarías si te encontras con alguien de tu pasado? No cualquier persona, sino alguien significativo que te hace notar que perdiste el rumbo. Ahí está la clave de este encuentro.
*La nota contiene lenguaje inclusivo por decisión de la autora.