Flor Codagnone: "Creo en la poesía de la calle"
Por Maricruz Gareca* Por decisión de la autora y la entrevistada, el artículo contiene lenguaje inclusivo.
Mucha agua corrió bajo el puente en el ambiente artístico desde que la directora de Letras del Fondo Nacional de las Artes (FNA), la escritora y periodista Mariana Enriquez, anunció la convocatoria del concurso lanzado por el organismo este año, en el que los escritos a participar deben enmarcarse dentro de tres géneros bien definidos: el terror, el fantástico y la ciencia ficción. El premio, además, establece distintos premios con un alcance federal, ya que está previsto incluir a todo el país, dividiéndolo por regiones, con el objetivo de “promover la diversidad cultural y la participación federal en la producción literaria”.
La polémica no se hizo esperar. En todas las redes sociales y grupos de WhatsApp empezaron a circular posiciones en contra y a favor de la convocatoria, pero las voces que más se hicieron oír fueron las de lxs poetas, quienes alegaron ser los más perjudicados por la decisión de Enriquez. Uno de sus argumentos centrales radica en la escasez de poesía existente en esos géneros y en la dificultad que tiene la poesía, por su propia esencia, de constreñirse a un género o temática en particular. Respecto a esto, la poeta y periodista Flor Codagnone tiene, sin embargo, una postura muy distinta, ya que considera que este es un “argumento falaz” en tanto implica “desconocer una tradición gótica y muchas cosas de lo que se escribió y de lo que se está escribiendo en la actualidad”. Y agrega: “Hay, para muestra, una antología argentina llamada Los fuegos de Orc. Poesía y Ciencia ficción, compilada por Patricio Foglia y Marcelo Díaz. Hay los poemas de Rita González Hasaynes. Algunos de Javier Adúriz… Dentro de la obra de Pizarnik e, incluso, de Orozco hay mucho que tiene que ver con el terror y lo fantástico. En las letras del tango argentino hay una tradición frankenstiana muy interesante. Y, por otro lado, ¿escribir sobre femicidios no supone el terror? ¿Escribirle poemas a Santiago Maldonado y Facundo Astudillo Castro o a una mujer muerta por un aborto clandestino? Es cierto que no se trata de géneros híper desarrollados en la poesía argentina, pero, ¿no resulta una buena oportunidad de desarrollarla a futuro? ¿De ver qué se escribió y qué se escribe en otros países en los que esos géneros están más desarrollados?”
Otro de los argumentos esgrimidos en contra del concurso es la ausencia de poetas dentro del jurado encargado de leer, seleccionar y elegir las obras ganadoras. Sobre este punto también expresó su parecer la poeta: “Es una decisión extraña, pero, por otro lado, quisiera traer unos versos de Diane di Prima en los que creo profundamente: “No hay modo de que no tengas una poética/sin importar lo que hagas: seas plomero, panadero, maestro”. Más allá de esa decisión puntual del Fondo Nacional de las Artes, creo que esto deja sobre la mesa algo que me preocupa desde hace años: la endogamia y el encierro de la poesía porteña. Al final, a la poesía la leen sólo les poetas. ¿De qué sirve esto? De nada. De nada más que alimentar egos y cerrar filas en círculos de “maestros”, que definen estéticas y economías. Yo creo que todos podemos escribir poesía. Creo en la poesía de la calle. Creo que alguien “virgen” –que no está viciado por los ciclos de lectura y presentaciones de libros de poesía– puede decir cosas muy interesantes sobre lo que lee y escucha”.
Pero la discusión no se agota en estos dos ejes, sino que también apuntó a que en esta decisión no sólo estaban en juego cuestiones estéticas, sino también de políticas públicas, en tanto se trata de una institución de carácter estatal. Codagnone no está ajena a esta discusión, algo que puede verse claramente no de modoemodo excluyente en su militancia poética sino también en sus libros publicados, por lo que también se explaya sobre esta cuestión: “Primero quisiera decir esto: toda decisión es política: lo que decidas comprar para cocinar y cómo decidas armar un concurso. Después, no se trata de cualquier momento, estamos en medio de una pandemia. Imagino que todos los recursos del Estado deben estar siendo destinados a aportar al sector Salud y al Desarrollo Social y que, en ese sentido, deberíamos ser más solideries y mirarnos menos el ombligo. Obviamente todes quisiéramos que volviera la Red Federal de Poesía, el Festival Poética, el Encuentro Federal de la Palabra, pero no es el momento… ¡Así que por supuesto que se trata de un tema político! ¡Y, por otro lado, cualquier decisión estética es una decisión política! Además, hay otros cambios en el concurso de la que no se habla tanto: primero su federalización. Ese es un paso importantísimo. Y algo que pasó inadvertido y que me parece muy relevante: redujeron el número mínimo de páginas. Todo eso abre”.
En relación a lo anterior, también surgió en el fragor del debate la crítica de muchas personas respecto a la federalización del concurso, bajo el argumento de que se desconoce y deja de lado con esta decisión la situación de muchos artistas que se encuentran en emergencia dentro del AMBA, una de las zonas más afectadas del país por la actual pandemia y el aislamiento social, preventivo y obligatorio que dejó sin poder trabajar a miles de trabajadorxs de la cultura. Frente a este argumento, la autora de Filos (poemas sobre violencias contra mujeres) y Diario poético en tiempos macrista¸entre otros libros, expresa: “Hay mucho egoísmo en la poesía porteña. Y no es más que una arista de algo histórico: unitarios y federales… El carácter federal del concurso de este año es una de las cosas que más celebro junto con el hecho de haber bajado de 50 a 30 el número de páginas mínimo para presentar los poemarios. Y, por otro lado, a mí, personalmente, la poesía contemporánea que más me gusta es la que se está produciendo en provincias como Córdoba, Salta y Río Negro”.
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Flor Codagnone nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 1982. Es periodista y poeta. Se dedica a la divulgación de poesía. Coordina talleres y clínicas literarias. Publicó los poemarios Mudas (Pánico el Pánico, 2013), Celo (Pánico el Pánico, 2014), Resto (Modesto Rimba, 2016), Filos. Poemas sobre violencias contra las mujeres (Pánico el Pánico, 2017, 2019), Las adaptaciones (Buena Vista, 2019), Diario poético en tiempos macristas (Vacartonera, 2018, Lamás Medula, 2019). Coescribió Literatura & Psicoanálisis: El signo de lo irrepetible (Letra Viva, 2013). Tradujo Los Beatles y Lacan: Un réquiem para la Edad Moderna (Galerna, 2013) y Antes de decirnos adiós (Galerna, 2014). Seleccionó, tradujo y prologó poemas de June Jordan publicados como Cosas que hacemos en la oscuridad (Bajo la Luna, 2019)