Repensar un museo con una perspectiva afrodescendiente
Por Gabriela Canteros | Ilustración: Gabriela Canteros
Por decisión de la autora el artículo contiene lenguaje inclusivo.
Visitamos imaginariamente una serie de obras de la colección del Museo de Bellas Artes para repensarlas desde el presente, nos adentramos a las historias del pasado que sobreviven a través de la comunidad afrodescendiente.
A partir de tres conceptos que nos invitan a reflexionar: afroargentinos, afroadescendientes y afroargentino del tronco colonial.
Partiendo de testimonios de la organización Misibamba, Reconociendo el Tambor Abuelo y la AGENCIA PACO URONDO recibimos una nueva mirada, que nos permite ver las obras que se refieren al colectivo afro desde otro lugar.
Obras ya vistas como las de Pedro Figari, ya no son las mismas ante los ojos de una mirada más consciente. Inclusive las obras de la Guerra del Paraguay del artista Cándido López se configuran bajo la óptica de una nueva mirada.
Representaciones, textos, imágenes son secundados por estructuras de poder y conocimiento como es el caso de los Museos Nacionales y en particular el Museo de Bellas Artes. Han sido, y en alguna medida siguen siendo, espacios de representación de los poderes y la perspectiva eurocentrista, con la lógica de la generación del 80 de la cual surgieron.
Un espacio consagrado a los conceptos de belleza y estereotipos para fortalecer el proceso de blanqueamiento del Estado nacional argentino.
Es en ese recurso de crear un guión nacionalista donde se olvidaron, negaron y rechazaron conscientemente por los fundadores y reproductores el sometimiento, la existencia, la supervivencia y actual recuperación de las comunidades afrodescendientes argentinas del tronco colonial. Los hijos, hijas, e hijes de personas esclavizadas, que fueron sometidas a violaciones dando origen a infancias que llamaron criollas o neocriollas a las cuales les negaron su historia, su origen y cultura.
¿Qué pasa en las obras de Figari?
Se recupera a las comunidades afrodescendientes desde una mirada poética que él no señala exótica sino humanista donde intenta plásticamente integrar culturas a una construcción de lo rioplatense, que algunos estudiosos llamarán el mito del origen rioplatense, reconociendo esa raíz afrodescendiente sin terminar de incluirla a los discursos de la época, pero con el interés puesto en ello.
¿Qué pasa en las obras de Cándido López?
Donde crudamente son obligadas a ir al frente de batalla infantes de la comunidad afrodescendientes, sin oportunidad, ni elección, con grilletes en las piernas. Son usados como fuerza de choque y como escudo en la guerra vergonzosa entre hermanos y pares. Testigo gráfico de la guerra, mediante una pintura analítico/descriptiva y detallista.
Ahora otras obras cobran diferentes ópticas, no son solo la estética representación del pasado sino la problemática inclusión que debemos abordar desde el presente.
Necesariamente un nuevo guión debe ser un trabajo colectivo e inclusivo, para abordar la erradicación de la violencia y la negación de las comunidades afrodescendientes en Argentina.
El Estado debe tomar la causa y encaminarla respetuosamente para no caer en la lógica de reproducción de la opresión y negación identitaria, reinvisibilizando los sujetos actuales y supervivientes de la comunidad en cuestión.
Otras obras que se pueden abordar en la misma lógica crítica son aquellas que representan el arte colonial, donde el rol de los afrodescendientes en la revolución de mayo es representado sin protagonismos, ni heroicidad, sino mediante estereotipos de personajes serviles y dóciles ante el poder y la lógica colonial.
Preguntarnos y reelaborar discursos en base a nuevos conocimientos es una acción militante obligatoria para promover y producir conocimientos socialmente significativos y transformadores.