Medios masivos vs movimientos sociales: la disputa por la agenda
Por Vanina Baraldini
(Esta nota fue publicada con lenguaje inclusivo por decisión de la autora)
Los estudios sobre el comportamiento de los medios de comunicación para influir en la agenda pública han abierto numerosos debates acerca del tratamiento que dan a los sucesos difundibles y así construir la conocida agenda mediática. Agenda a la que muchos actores desean acceder para incidir en la agenda pública, es decir aquellas prioridades sociales, políticas y económicas en un determinado momento y lugar histórico. Sin embargo, el poder de influencia de las herramientas digitales de comunicación ha quedado expuesto en los últimos tiempos para el desarrollo de determinados acontecimientos sociales de los que aún son incipientes los debates.
A fines de la década del 80 el teórico colombiano Jesús Barbero va a dar fuerza a los estudios de la recepción para analizar cómo los diferentes públicos recepcionan lo que los medios de comunicación brindan como contenidos. El libro de su autoría “De los medios a las mediaciones” (1987) propone un estudio que cuestiona esa asimilación pasiva de las masas de lo que los medios masivos producen. Esta teoría de la recepción ubica al receptor como sujetx con las posibilidades de resinificar, de replicar, de resistir, de crear, de subvertir porque propone un mapa nocturno para explorar la dominación, las mediaciones y lxs sujetxs desde las brechas, el consumo y el placer.
La autora argentina Natalia Aruguete en su libro el “Poder de la Agenda” (2016) plantea que “las agendas de los movimientos sociales y de los medios son distintas y, a veces, contradictorias” al analizar cómo se da el proceso de ingreso de los actores sociales, especialmente de los movimientos sociales que buscan visibilizar problemáticas o, demandas propias de sus colectivos. Los movimientos sociales pueden iniciar acciones de reivindicación que conciernen al conjunto de la sociedad, o a grandes sectores sociales, no siempre se trata de colectivos sobre temas que atañen a las llamadas minorías en la escena pública, por diversos factores están subalternizados, invisibilizados, desbordan otras estructuras de representación política, etc. La autora plantea que existe una tensión entre medios y movimientos sociales que puede acentuarse en la medida que afecten en forma directa los intereses económicos de los medios de comunicación y de las corporaciones que los aglutinan en un escenario de convergencia y concentración mediática en América Latina.
Los medios de comunicación hegemónicos a los que se refiere Aruguete pueden sostener una postura de blindaje con estas protestas sociales o darles lugar en la agenda mediática bajo el tratamiento propio del medio -sesgo informativo- que va a depender del lugar corporativo y del tamaño su influencia a la vez en otros medios de comunicación, una suerte de ramificación y réplica. De esta manera se logra un efecto, narra la autora, de “homogenización y estandarización” de las noticias. La selección de los eventos a trasmitir pueden desplazarse (casi siempre lo hacen) a las formas del mismo – no al contenido- como también a las “consecuencias” de estas manifestaciones, por ejemplo los problemas para transitar y desplazarse.
El tratamiento que los medios pueden brindar a una noticia puede ser tan incisivo que logran anular o socavar, menciona Aruguete, hasta lograr condicionar e influir negativamente en la propia agenda de los movimientos y de sus dirigentes sociales. Argumento que revela la necesidad de creación entonces de la “agenda Building” se denomina así a una agenda más democrática construida por la diversidad de actores sociales.
En una entrevista de la agencia de noticias ANred a unx de lxs jóvenes promotores del software libre y creadores de la aplicación “Otras campanas: la App para seguir medios alternativos” presenta como esta herramienta busca facilitar la accesibilidad a las noticias que cubren los medios de comunicación alternativos. El veto en diciembre de 2015 de la ley de servicios de comunicación audiovisual promulgada en octubre de 2009 dejó nuevamente sin regulación, y por ende sin democratización el acceso a los servicios de comunicación en cuanto derecho social y ciudadano. Este escenario motivó a generar un proyecto que reuniera los más de 300 medios de comunicación alternativos para “proveer a la sociedad de un atajo hacia la información no hegemónica” (ANred). La persona vocera de “Otras campanas” plantea como desafíos aumentar la difusión de este instrumento, para que más personas conozcan e interactúen, y por otro lado, problematiza las dificultades para superar cierta “fragmentación de la pluralidad” para lograr incidir con una agenda propia. Describe los sucesos que despertaron mayor interacción y seguimiento de la App cuando los medios hegemónicos recortaron los acontecimientos de tal manera que el público demandó más información a los medios que integran otras campanas. En términos de Jesús Barbero los receptores de forma activa se apropiaron de la herramienta ejerciendo un uso social diferente de la comunicación.
*Comunicadora Social y Estudiante de la Carrera de Edición.