Equinox: los altibajos de un posible reemplazo para Dark
Por Diego Moneta
El 30 de diciembre se estrenó en Netflix la serie danesa Equinox, con el objetivo explícito de llenar el vacío que había dejado, tras su final, la exitosa Dark. Más allá de elementos en común, terminan distanciándose en sus senderos y no está claro que la serie pueda llegar a buen puerto al final, aunque esta sea sólo su primera temporada. La serie está basada en el podcast de ficción Equinox 1985, muy aclamado en iTunes Dinamarca y llevado a cabo por Tea Lindeburg, quien también se hace cargo de la dirección de los seis episodios de la tira.
Equinox es una apuesta al misterio sobrenatural y al suspenso. El punto de partida es un evento bastante estándar en el género: una desaparición inexplicable. En 1999 desaparece un grupo de 21 jóvenes mientras celebraban su graduación en un micro escolar. Sólo quedan el chofer, que pierde la razón, y tres estudiantes, pero las investigaciones no llevan a ningún lado. Dos décadas después, Astrid (Danica Curcic), la hermana menor de Ida (Karoline Hamm), una de las desaparecidas, recibe en la emisora nocturna en la que trabaja el llamado de Jakob (August Carter), uno de los sobrevivientes, y decide realizar su propia investigación.
A partir de entonces, la narración avanzará entre flashbacks constantes y descubrimientos de la periodista en el presente, que desenterrarán más de una situación conflictiva alrededor del hecho. Equinox es un entramado de hallazgos y recuerdos, muchas veces con vínculos mitológicos. Para bien o para mal, durante la mayor parte del tiempo el espectador sabe más que los personajes, dejando la sensación de que él es quien genera la continuidad de la trama.
La serie presenta los elementos característicos del thriller nórdico, como los paisajes oscuros, la atmósfera asfixiante, la tensión de los protagonistas y más de un enigma a resolver, combinados con un interesante trasfondo de rituales paganos. Para que la creación logre su efecto, es indudable el aporte de un gran elenco, como la madre (Hanne Hedelund) y el padre (Lars Brygmann) de Astrid, Amelia (Fanny Leander) y Falke (Ask Emil Mossberg Truelsen), también sobrevivientes.
Sin embargo, abusa de esa atmósfera creada en la sobre-utilización de personajes “locos”, enfermos, hippies o derivados, lo que genera que simplemente haya que esperar a que aparezca el siguiente “iluminado” que nos dirá para dónde avanzará la trama. Prescindir un poco de ellos le hubiera otorgado otro ritmo a la narración. A su vez, el reposo sobre el diálogo, ya sea en una llamada telefónica, en un cassette o en grabaciones, evidencia el basamento original (un podcast) de Equinox.
Pero, después de todo: ¿en qué se parece a Dark? ¿Puede convertirse en un hit y cerrar de manera planificada su argumento tal como la exitosa producción alemana? Entre las similitudes nos encontramos con quién protagoniza la búsqueda (en este caso, una mujer), frases (“va a suceder otra vez”) y la organización en torno a desapariciones. Por otro lado, el despliegue de cada trama, un escenario más rural y la inclusión del paganismo, le permiten diferenciarse.
El resultado que arroja Equinox es un cóctel de elementos muy variados que por momentos le perjudica, pero que genera un indudable interés en la audiencia. Su problema llega al final cuando debe resolver los misterios planteados en un determinado entorno que muchas veces no terminan de cerrarse (y, en parte, tiene sentido por la apuesta a una segunda temporada). Más allá de tambalear en el intento de afirmarse, es una serie con potencial para convertirse en éxito para Netflix si logra ordenar su narración apenas un poco.