"Mainumbí", donde la cosmovisión rima para los más pequeños
Por Norman Petrich
Por decisión del entrevistado el artículo contiene lenguaje inclusivo.
Desde que Marcelo Quispe hizo públicos sus primeros trabajos (Patrias y tristezas; El despertar del yaguareté) quedó claro que su poesía venía a aportar una mirada diferente, donde los mitos originarios se entrecruzan con el salvajismo de una sociedad con una mirada unívoca sobre eso que llamamos cultura. De ascendientes guaraníes e incas, hijo de zafrero que lo llevó de pequeño desde su San Pedro de Jujuy al gran Buenos Aires, carga sobre sus espaldas todo este trasvasamiento para dejarnos textos donde la cosmovisión convive con la militancia, tanto de las comunidades originarias del norte como de los barrios humildes porteños.
“La referencia al indigenismo no debe ser entendida, en principio, como una tematización específica de la tradición ‘india’ o como mero muestreo de la cultura originaria, de su insistencia desgarrada, sino como una aproximación a esa otra mirada, que, o bien, se da por sucumbida por la transculturación impuesta desde la colonización hasta nuestros días, o bien en el mejor de los casos, se da por sincretizada con la cultura europea de manera irreversible. En la poesía de Marcelo Quispe hay una insistencia de esa otra mirada, negada, relegada obturada por el europeo, que podríamos llamar de metafísica americana”, afirma Roberto García, en el prólogo de Yacireí, libro del jujeño editado por Pesada Herencia en 2018.
Su decisión de trasladarse a Rosario y una serie de hechos fortuitos lo llevan a cruzarse con la Editorial Último Recurso, una organización autogestiva que basa su actividad en los principios de socialización del conocimiento y democratización de la información. Juntos encaran un nuevo desafío que es trasladar esa mirada poética a los más chicos. Así nace Mainumbí y la cajita luna, libro que apareció sobre finales del 2020 y en estos días tuvo su reimpresión. Supervisado por Nora Schujman e ilustrado por el propio autor, es el primero de los cuatro que formarán la colección “Jallalla”. Tal como explica Quispe, mainumbí o mainumby es una palabra guaraní que significa colibrí. Para los guaraníes es un pájaro que acompaña a las almas al otro mundo. Pero no es el único animal que aparece. Yacarés, carpinchos, mariposas, yaguaretés y varios más conforman los amigos del Litoral. “Los personajes-animales en la literatura son recurrentes y tienen una presencia relevante tanto en la cultura occidental como en la de los pueblos originarios de América. Aún en cosmovisiones tan divergentes, este universo pone en escena diversas formas de relación entre los seres y suele disparar interrogantes sobre lo humanos”, asegura Schujman en el prólogo del libro.
Fractura, el suplemento literario de la APU, conversó con este docente y titiritero sobre su devenir poético y esta nueva experiencia en la escritura.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo nace la idea de saltar en tu escritura hacia una poesía para las infancias?
Marcelo Quispe: Mis pasos hacia la “poesía para las infancias” surgen de mi práctica docente y de mi permanente búsqueda de cómo acercar la poesía a les niñes. En el 2019 me dieron, a mi pesar, primer grado. “¿Y ahora qué hago?”, me dije a mí mismo porque alfabetizar es un enorme desafío siempre y sobre todo con personitas tan chiquitas. Quise trabajar con la poesía y a partir de ello me puse a escribir para ese grupo de niñes y así fue naciendo el libro Mainumbí y la cajita luna. Ahora que voy descubriendo ese mundo maravilloso no quiero dejarlo.
APU: Ya en tus libros anteriores para adultos, algunos animales que comparten Mainumbí estaban presentes. E inclusive, los versos de ambos estilos tienen una continuidad ¿Forman parte de tu cosmovisión?
M.Q.: Mi identidad es originaria, mis raíces están en esta hermosa tierra, y la oralidad ha sido y sigue siendo fundamental para mantener viva nuestras culturas. En mi poesía es importante la oralidad, la musicalidad de las palabras al viento. Tengo en mi memoria muchos relatos de mis mayores, muchos de ellos analfabetos, pero que sabían contar historias… Mis libros de poesía podrían inscribirse en la corriente “indigenista” aún sin abandonar otras búsquedas poéticas.
APU: ¿Cuánto tiene que ver la poesía oral en este libro y si ayudó en algo tu experiencia como titiritero?
M.Q.: En mi búsqueda también permanente de la identidad, llegaron a mi vida los títeres, mis primeras funciones fueron con un grupo que se llamada “Lienan” palabra mapuche que significa “resplandor del sol”, así la poesía y los títeres, los títeres y la poesía siempre estuvieron entretejidos en mi camino. Íbamos de casa en casa al pie de la cordillera haciendo pequeñas funciones para las familias mapuches que nos recibían con los brazos abiertos.
APU: Tu libro está lejos de ser un poemario que intentan construir moral. "El Martín Pescador no quiere pescar", "Clementina la nutria se va a vivir sola porque no quiere bañarse todos los días" ¿Hay un cuestionamiento a ciertos estilos, llamemoslé didácticos?
M.Q.: En mis libros, aún en Mainumbí y la cajita luna, la cosmovisión originaria está presente, y los animales son parte de esa cosmovisión y están presentes para poner palabras a éste mundo. Claramente es un libro que no trata de construir “moralidad”, no es nuestro objetivo, y lo digo en plural porque éste libro fue un trabajo que lo realicé con otres que aportaron a dar nacimiento al poemario. ¿Cómo pensar la poesía para las infancias? Es un interrogante que todo el tiempo está presente en mi escritura, sin embargo la escucha atenta y desprejuiciada hacia nuestras infancias tan diversas debe ser una constante del trabajo cotidiano. Repensar y recordar mi propia infancia también es un ejercicio que me permite abordar la escritura de otra manera. Puedo escribir de distintos temas, aún temas tristes, trágicos… con la mayor responsabilidad sin caer en una poética moralizante o en una poética que deja “consejos” para vivir.
APU: En el libro hay un acompañamiento, lleno de datos y propuestas, donde las voces quechuas, guaraníes que nos hace preguntar “de qué hablamos cuando hablamos de lo nuestro”. ¿Qué tiene para decirle a esa frase, Mainumbí y la cajita luna?
Nuestra identidad como pueblo está permanentemente en construcción, nuestra identidad se inscribe en constante debates de ideas entre diversos sectores que pugnan por la hegemonía cultural. Por lo tanto es importante aportar desde la diversidad dando lugar a las culturas que han sido olvidadas o escondidas, deberíamos respetar la pluriculturalidad de las regiones, no hablar de “lo nacional” sino lo “plurinacional”.
La poesía puede aportar su palabra de rebeldía.