Máximo al PJ bonaerense: la renovación generacional da un salto institucional, por Rodrigo Lugones
Por Rodrigo Lugones
La posible llegada de Máximo Kirchner, referente principal de La Cámpora, al partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires implica que la renovación generacional que hoy se da en la política argentina da un salto hacia la institucionalización.
El neoliberalismo, vigente entre la dictadura genocida y la crisis de 2001, incluyó el "que se vayan todos", a partir de un desprestigio absoluto de la política y de los políticos. Las explicaciones de ese fenómeno son muchas pero el resultado es muy obvio: la idea de que no tiene sentido participar en política (el ocaso de la "militancia", como horizonte de posibilidad) como herramienta de transformación de la realidad. La contracara casi necesaria del individualismo vigente en la época.
La salida de la crisis y la emergencia del kirchnerismo vino de la mano de una revitalización de la política, y de una renovación gradual de la "clase política". Esa renovación generacional se vio con claridad a partir del segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner. La agrupación "La Cámpora" fue el espacio de mayor despliegue territorial (no fue el único, emergieron agrupaciones juveniles en todos los ámbitos) y también funcionó como un símbolo del "empoderamiento" de los y las jóvenes, que en muchos casos se relacionaron con la política, la gestión estatal y el peronismo por primera vez.
Esa renovación generacional ya tiene más de una década de trayectoria y puede mostrar evidentes "logros" políticos y de gestión. Vale señalar algunos nombres propios para entender de qué hablamos: Axel Kicillof, Andrés Larroque, Santiago Fidanza, Walter Correa, Laura Alonso, Lucía Portos, Vanesa Siley, entre tantos otros/as. Se trata de una generación, además, que tiene en claro que participación política tiene que ser sinónimo de proyecto transformador.
Ahora, esa renovación pretende dar un salto institucional notable, como puede ser la llegada de Máximo (y otros dirigentes sub 45) a las estructuras partidarias del peronismo bonaerense. Más allá de "la crisis de los partidos políticos", el PJ sigue siendo una institución con mucho despliegue territorial (¿en qué ciudad no hay una sede o un local partidario?), además de su valor simbólico, como formación del mayor movimiento político popular de América Latina.
Esa llegada, además, puede retroalimentar al PJBA y darle una nueva impronta y otra dinámica en lo que hace a su vínculo con la sociedad. En el último tiempo, el PJBA pareció ocuparse casi íntegramente de la búsqueda del reemplazo del liderazgo indiscutido que Cristina Fernández de Kirchner tiene en el peronismo (sobre todo de la provincia de Buenos Aires). Ese intento (fallido) alejó a la estructura partidaria todavía más de los sectores a los que debería contener y representar. Recuperar ese diálogo entre pueblo peronista y partido justicialista es otra de las tareas que las nuevas generaciones militantes deben llevar adelante.