Charly García: más vivo que nunca
Por Dani Mundo
Desde hace algún tiempo Charly García viene recibiendo un tipo de reconocimiento que supera la mera retahíla de anécdotas desopilantes o el comentario a sus letras fabulosas, para ahondar en sus aportes musicales y su influencia cultural determinante sobre muchas generaciones de argentinos y argentinas. Entre estos trabajos de reconocimiento se suma ahora el "Seminario García 70 años" que coordinarán el antropólogo Pablo Semán y Martín Liut, músico y doctor en Ciencias Sociales, en el IDAES (Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales), desde el 20 de abril. AGENCIA PACO URONDO charló con ellos acerca de este curso.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Es Charly el artista más grande de la Argentina?
Martín Liut: El de la grandeza artística es uno de los asuntos que vamos a discutir, precisamente, gracias a la importancia innegable que tiene Charly. Provisoriamente podríamos decir hoy que la dimensión artística se va desarrollando a partir de la correlación de fuerzas entre los actores e instituciones que son capaces de construir un “canon”: los propios músicos, los públicos, el estado, los premios, las compañías discográficas, la crítica los medios de comunicación, etc,
Pablo Semán: Continúo lo que dice Martín; la hipótesis del curso es que la actividad de García desplazó y recompuso fronteras en la cultura y en la música. Esa pregunta plantea una discusión que nosotros también queremos afrontar: no se trata de desmitificar al genio por una interpretación histórico social pero tampoco se trata de entender esa presencia por fuera de la historia. ¿Entonces? Lo que hay que pensar es en la música como algo que es un sistema de mediaciones que va desde “los públicos” hasta las máquinas, los sistemas de comercialización y toda la capacidad de ingeniería sonora, social, literaria que puede tener Charly García pensado justamente como un mediador más, pero como uno muy particular y relevante históricamente. Este es un desafío interesantísimo para nosotros: hacer una consideración histórica que dialogue con el encanto, no que lo disuelva en razones histórico sociales. Y que no sea, a pesar de eso, una postura mimética, acomodada a las interpretaciones habituales. Y volviendo a lo específico de la pregunta por este rodeo para mí necesario: es indudablemente de los más grandes de la Argentina, más allá del rock, además, porque es importante para muchísimos argentinos de muy diversas formas. Es un espejo crítico de todos nosotros y nuestra tarea es disponer, desplegar, mostrar ese juego de reconocimientos desplazados que viven en el vínculo con García. Casi diría en el vínculo García. No hay que panteonizar a García sino que hay que contar cómo el tipo se hizo y nos hizo mejores rompiendo cartografías.
APU: Ustedes van a dar un seminario en el IDAES sobre Charly, ¿cómo surgió la idea? ¿Por qué lo hacen?
P.S.: García inventó mucho del lenguaje en que muchos de nosotros vivimos. Está presente todo el tiempo y siempre nos gusta trabajar sobre esos supuestos existenciales. El disparador fue la cuarentena, viendo mucho material televisivo archivado con respuestas de García a periodistas. Conversábamos entre los dos sobre la base de una idea: García oral es tan complejo como músico, cancionista, intérprete, productor. Y dijimos ¡qué bueno sería poder exponer toda esta complejidad que cuando se condensa en música, en actuación, nos conmueve! Pero además está en el encuentro con Martín en una avenida de doble mano donde hay que buscar un cruce: para que la mirada histórico social no sea sorda y para que la mirada musicológica no piense solamente en la abstracción de las partituras; la música es un arco de cosas, viene condensada cuando la seleccionamos para escuchar, pero hay que abrirla y registrar todo lo que condensa.
M.L.: Creo que nos permite poner en un espacio en común algo que venimos discutiendo y haciendo respecto de lo que se pueden denominar “Estudios sobre música” desde hace unos cuantos años. Yo me formé como músico en tiempos en que todavía era hegemónico el paradigma de un arte autónomo. En lo que va de este siglo realicé un camino para reencontrarme con lo social, de hecho, mi doctorado es en Ciencias Sociales. Por su parte Pablo viene insistiendo en que es necesario sobrepasar el “sociologismo sordo”, que no se preocupa de lo que pasa con la música cuando está sonando. Sin desconocer entonces nuestros saberes específicos, queremos compartir, a partir del estudio de una artista de la dimensión que tiene García, las posibilidades de un abordaje heurístico.
APU: No es una novedad decir que Charly es como un pararrayos, una antena que le hace sufrir en su vida los acontecimientos que afectan a la sociedad, no sé, desde Sui Generis hasta El Aguante, sus estados emocionales están muy conectados con la vida social. Ustedes como sociólogos, ¿cómo analizan esto?
M.L. y P.S.: ¡A dúo! Charly García inventó lenguajes que permitieron que muchos nos reconozcamos y nos nombremos. El desafío de un curso como este es no ceder a la tentación de regodearnos en el lenguaje, sino darle una inscripción histórica, y no por ello dejar de sentir que su poiesis nos sigue tocando.
APU:¿Pueden decir qué etapa les gusta más de Charly, o el amor es tan incondicional que no puede discriminar?
M.L.: Se podría pensar de otro modo; la obra de García es tan extensa, ocupa ya tantos años de la historia argentina reciente que es probable que así como hay muchísimos fans incondicionales de la totalidad de su producción, también hay unos tantos otros que recalan en momentos más específicos y acotados. Esto se debe a diversos factores, uno importante es el propio momento de entrada a su música, el otro es respecto de algunos cortes estilísticos que Charly produjo a lo largo de su producción, los que no siempre fueron acompañados por sus fans. Por dar un ejemplo, aquellos que en un sentido más amplio son fans de rock progresivo es probable que se queden con La Máquina de hacer pájaros y Serú Giran, pero no continúen con su etapa solista. En mi caso empecé a escucharlo en 1981, es decir, cuando Serú estaba por cerrar su ciclo. Diría entonces que a García lo escucho desde ahí, tanto hacia atrás como hacia adelante.
P.S.: Secundo lo que dice Martín desde una especificidad: acompañé con diferentes placeres casi todos los períodos de García. Cada uno tiene su particularidad musical, histórica, su encanto específico. En un cierto momento entendí que si algo no me gustaba en el momento ya me iba a gustar: y que uno puede seguir a García confiado de que en algún momento te va a caer la ficha y vas entender y asumir el gusto profundo de eso que en un inicio parecía “poco”. La metáfora de Charly pararrayos es buena pero es cómoda. El problema es que todos creemos que somos los únicos que la sabemos. Hay algo a conversar ahí sobre esa intimidad absoluta y generalizada con que García nos interpela, y nos llama eficazmente. Y más allá del gusto personal y de esa metáfora, o, con todo eso, lo cierto es que García es una forma de codificar las épocas que cuanto más lo escuchás, más impresiona. Borges decía que el mito es la última verdad de la historia y lo demás es periodismo, mitos como la versión más compleja, sedimentada y verosímil al mismo tiempo. Siento que García hace eso con las épocas, las pone mejor que nadie en la historia larga de todos nosotros en varios registros sensoriales. Entonces creo que sería bello dar cuenta de esos ejercicios de García, más que de quedarme con alguno.
APU: ¿Llegó la hora de que el rock abandone el margen donde la academia hipócritamente lo tiene acorralado? Quiero decir: ¿es Charly un artista que merece o exige una interpretación intelectual, que no se quede solo en la anécdota (que tiene millones, además)?
M.L.: El futuro llegó hace rato. Ok no hace tanto, pero diría que en lo que va de este siglo el rock dejó de ser un asunto de estudio marginal en el sistema científico nacional y latinoamericano. Se puede constatar en los libros que ya están publicados algunos de los cuales son productos de tesis doctorales que abordan aspectos diferentes de García (sus letras, sus músicas, su relación con la política, etc).
P.S.: Charly como fenómeno lo exige. Porque la historia de las ideas y los sonidos debe ser, para nosotros, la de las ideas y sonidos eficaces en la historia. Y eso lo reconocés por sus frutos, no por la decisión que tome a priori una institución de encasillar y decir esto es clásico, esto es influyente. El caso de García es particular porque estamos en un momento en que el rock como objeto de estudio ya no es marginal y García tiene todos los reconocimientos. Pero nosotros no queremos parasitar a la sombra de lo obvio. Ni tampoco jugar a la tontera parricida de apostar contra el reconocimiento. Nos interesa más bien desplegar todo lo que hay en esos reconocimientos para que se pueda observar cuánta historia y cuánta emoción hay ahí. Hay algo de la consideración que pretendemos hacer que no critica ni contraría aproximaciones previas y trata de integrarlas porque las percibe como parte de una complejidad: por eso leímos y proponemos leer al mismo tiempo musicólogos, hermeneutas sociales de todo tipo, compañeros de música de García, especialistas en moda, gente de la industria cultural.
APU: En la línea de la pregunta anterior, pensaba tanto en el libro de Roque Di Pietro como en el podcast de Sebastian Furman, “La canción sin fin”. Se me ocurrieron estos dos, hay más, pero es como que estos trabajos empiezan a darle a Charly una fisonomía muy elaborada, ya no es alguien que solo hace rock o escribió canciones geniales, es alguien que tiene una obra en el sentido denso del término, que formó a varias generaciones de argentinos, ¿no?
M.L.: Los trabajos que mencionás tienen el mérito de estar basados en un intenso y meticuloso trabajo con diversas fuentes primarias que dan cuenta de la trama compleja de mediaciones que hacen a que la música de Garcia sea lo que es. Estamos hablando de su vida, sus intereses, sus fascinaciones, sus amores, sus fobias, sus adicciones, siempre en diálogo permanente con los otros, sus compañeros de conciertos, en el estudio de grabación, en el ensayo y en su vida cotidiana. Tan importante como todo lo anterior el entramado incluye la historia de sus instrumentos, desde el piano a la guitarra, de los sintetizadores a las máquinas de ritmo y el uso que hace de la tecnología de grabación y performance a lo largo de su carrera, que empieza en tiempos analógicos, pasa a la era digital con el CD y continúa en estos tiempos del streaming. Todo esto que enumeramos, que hace que la música sea en sí misma una “sociología”, como dice Hennion, en García es producto de un entramado complejo, denso, que parece haber articulado particularmente de un modo potente y duradero con una parte importante de nuestra sociedad.
P.S.: Está bien que eso suceda. Debería suceder con muchísima producción musical. Hay muchas más cosas que tienen dignidad y existen que las que se suele acoger en ámbitos analíticos que a veces creen que solo hay que analizar lo bueno, lo que gusta, lo que ya estaba en la agenda, lo que se cree que influye. El caso de García es interesantísimo porque nos interesa hacer crecer ese caso en una agenda en que ya está instalado pero no en la lógica de la panteonización de ningún tipo. No se trata de una cuestión de merecimientos o jerarquías que además las hay, partimos de afirmar que es decisivo en la cultura argentina contemporánea y a partir de ahí se trata de cómo leer, cómo escuchar, de dialogar sobre ese lugar.
APU: Desde hace un tiempo hay unanimidad en festejar a Charly y consagrarlo como lo que es, un genio (para mí es como uno de los últimos artistas en el sentido renacentista del término, un artista orgánico y electrónico). Pero siempre hay como una sospecha que lo enturbia. Creo que siempre estuvo un paso por delante de la sociedad, sus cambios anticiparon los cambios sociales, desde La máquina de hacer pájaros hasta Say No More, pasando obviamente por Clics modernos, o incluso en Charly & Charly (que tocó en el Salón Blanco, durante el menemismo). Say No More, de hecho, es una de las mejores interpretaciones de ese momento histórico tan controvertido. ¿Comparten esta sensación? ¿Les parece que, más allá de los festejos, siempre pesa sobre él esta sospecha? ¿Por qué sería?
M.L.: Mauricio Kagel, compositor argentino de vanguardia que pasó gran parte de su vida creativa en Alemania decía que los artistas son como las veletas: aunque no pueden cambiar el mundo son los que muchas veces anticipan los cambios de los vientos. El caso de García es particularmente notable en ese sentido y en un arco que abarca varias décadas de nuestra historia reciente. Esta es una cualidad notable porque se encuentran inscriptas en canciones que han tenido y tienen una circulación y un uso social masivo que es innegable.
En cuanto a la idea de genio creemos que va a ser sumamente interesante someter el asunto a discusión con quienes participen del seminario. Sobre el tema hay muchos trabajos medulares (pensemos en lo que escribió Norbert Elias sobre Mozart, y las discusiones disímiles respecto de Beethoven, incluyendo aquella tan notable de Susan Mc Clary desde una perspectiva de género), pero no la ha habido sobre un músico argentino. Parafraseando a la portada de La grasa de las capitales debatiremos: ¿Charly García es un genio o qué?
P.S.: Hay algo a desplegar para entender en esa capacidad de condensación y anticipación que mencionás y que referíamos antes. García es también un conector global que entiende, elabora y supera el karma de vivir al sur. Y en eso hay algo de traer luz que es efectivo.
**
Los interesados en el "Seminario García 70 años" podrán informarse e inscribirse hasta el 25 de marzo en dgaidaes@unsam.edu.ar. El curso será quincenal, de abril a noviembre, los días martes.