San Isidro: negacionismo y vandalización de la memoria
Por Diego Moneta / Fotos: Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte
La mañana del lunes 15 de marzo la Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte denunciaba un acto de vandalización que intenta “tapar el sol con la mano”. Alguien había tapado con revoque una placa, colocada hace nueve años, que homenajea a los desaparecidos de San Isidro en la Plaza de la Memoria, ubicada en Unidad Nacional y Saavedra. Durante la misma semana, taparon el mural en La Boca que señalizaba el lugar donde un móvil de la Policía Metropolitana atropelló a Nehuen Rodríguez. “El año pasado, también cerca de esta fecha, me desaparecieron el chapón” comenta Roxana Cainzos, madre del joven asesinado, demostrando un patrón en el accionar.
En el citado comunicado, el organismo de derechos humanos menciona que comprobaron otros actos de vandalismo a locales y sitios donde se reivindica y respeta a las víctimas del terrorismo de Estado. Entre los casos más recientes, destacan las pintadas sobre la Ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), reclamando por la situación en Formosa. Los hechos fueron repudiados por diversas agrupaciones y movimientos que integran el Frente De Todos que, a su vez, exigieron al Intendente Gustavo Posse que restituya la placa de la Plaza de la Memoria, proteja y mantenga el espacio y denuncie e investigue lo sucedido, de acuerdo al cumplimiento de las normativas vigentes. Fue restaurada, en parte, pero perdió bastante la calidad del escrito inicial.
¿Falta de compromiso o largo historial municipal?
La exigencia al intendente se enmarca en un historial que demuestra la falta de compromiso que tuvo y tiene para con la Memoria, la Verdad y la Justicia. Posse concibe muros que separan a pobres y ricos pero desacuerda con murales que repudien el terrorismo de Estado. En el primer caso, en abril de 2005 comenzó a levantar una estructura para separar dos barrios, La Horqueta y Villa Jardín, bajo el argumento de “evitar los robos” en el primero. Pese a las críticas y a que un fallo judicial impidió que se continúe la obra, que quedó a medio hacer, Gustavo defendió su postura sin sonrojarse.
El segundo caso señala el negacionismo de la dinastía Posse en San Isidro (Melchor, el padre, estuvo dos décadas en el poder, y en 2023 el hijo llegará a 24 años seguidos en el cargo). Durante años alumnos de la Escuela de Enseñanza Medio Nº 6 esperaron que el municipio levante una pared para señalizar de manera artística un centro clandestino de detención (CCD). El Servicio de Inteligencia Naval (SIN), ubicado en Thames y la Colectora Panamericana, es uno de los cuatro que funcionó en la localidad a partir del golpe de 1976. La “Casa del SIN”, como se conoce al lugar, fue demolida antes de finalizar la dictadura, con el claro objetivo de borrar evidencias.
En democracia, el predio fue cedido a la Municipalidad, que lo utilizó como campo de deportes hasta que en 2009 lo vendió a una empresa privada, violando lo dispuesto por la Ley provincial 13.584 que establece la preservación de los lugares que funcionaron como CCD. A pesar de la resistencia de organismos de derechos humanos, que lograron la intervención de la Justicia, la medida cautelar fue levantada en 2011, permitiendo la construcción de un edificio de oficinas.
Finalmente, en abril de 2015 fue señalizado con la participación de distintos organismos de derechos humanos y funcionarios nacionales y provinciales. Quien no estuvo presente fue el intendente Posse, que había sido invitado y que siempre puso en duda la existencia del SIN, en donde se torturaba a personas detenidas. Es más, aún faltan señalizar los otros tres lugares: el Centro de Operaciones Tácticas I Martínez, la Comisaría N° 4 y el Batallón de Arsenales 601, que se encuentran en similares condiciones a las del SIN.
El negacionismo no termina allí. Ese mismo abril Gustavo Posse debió reemplazar los nombres de las calles Pedro Aramburu y Eduardo Lonardi. No por voluntad propia sino por una demanda impulsada por Teresa García, por aquel entonces diputada nacional y hoy ministra de Gobierno bonaerense. Pese a ordenanzas, amparos constitucionales y reiterados pedidos de vecinos y partidos políticos, el intendente hizo caso omiso durante más de diez años. Luego de que prosperara su pedido, García señaló: “Su padre fue quien le dijo a las Madres ‘las locas de Plaza de Mayo’ cuando comenzaron a dar las vueltas de los jueves. Es evidente que sigue los mismos pasos”.
El mandatario también es esquivo a las fechas. En un comunicado referente al Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia en 2014 pidió que los chicos recordaran “a qué les gustaba jugar”. De esa manera se entiende la presencia y el accionar de fuerzas policiales cuando se realizan actos conmemorativos. En 2015, tras la señalización de la Plaza de la Memoria, acordada por una ordenanza a fines de los 90 y postergada por más de quince años, más de una decena de patrulleros del Programa de Cuidados Comunitarios intentaron impedir la colocación de una placa y agredieron a los presentes. La situación se repitió al mes siguiente exactamente igual.
De esa misma manera también se pueden entender muchas otras situaciones que ocurrieron en el municipio: la policía irrumpió con armas largas en el Colegio Nacional para evitar la realización de una vigilia a favor de la legalizacion del aborto en 20128; la suspension de charlas entre integrantes de Madres de Plaza de Mayo y estudiantes; la violencia institucional diaria contra los vecinos del barrio La Cava; el abuso de las fuerzas policiales durante la pandemia; el desalojo de una empresa recuperada. Por último, vale recordar que, en uno de sus vaivenes políticos, Gustavo Posse presentó una serie de candidatos a concejales que su distrito le aportaba al Frente Renovador. Uno de ellos fue Juan Carlos Rebollo, denunciado por delitos de lesa humanidad.
Otros partidos, mismo negacionismo
Una de las grandes incógnitas es quién asumirá cuando termine la dinastía Posse al mando del municipio. Más allá de los espacios que integran el Frente De Todos, algún que otro partido que haya alcanzado bancas en el Concejo Deliberante, como Libres Del Sur, y si entendemos a Gustavo como parte de la Unión Cívica Radical, nos quedan dos grandes componentes: el Pro y el partido vecinalista ConVocación.
Con respecto al primero, su posición en relación a la última dictadura militar ya es conocida, en especial a partir de declaraciones del expresidente Mauricio Macri. A nivel municipal, en 2018 un secretario de la vicepresidenta del Concejo de San Isidro aprovechó el 24 de marzo para insistir con la “teoría de los dos demonios”. Francesco Pagano, que acompañaba a Rosalía Fusello, que a su vez respondía al intendente, habló en esa oportunidad de muertes “en manos” de la “subversión terrorista”.
En la misma línea nos encontramos a Segundo Carafí, quien hasta 2019 integraba la juventud macrista y formaba parte del Comité Directo de ConVocación. Hoy es parte del armado de Juan José Gomez Centurión y en 2018 despidió al genocida Luciano Benjamín Menéndez como un “ejemplo de patriotismo”. El año previo, siendo asesor del Ministerio de Desarrollo Urbano porteño, comenzó a recolectar adhesiones solicitando a la por entonces gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal que derogue la ley que incorpora el término “dictadura cívico-militar” y el número 30 mil junto a la palabra desaparecidos en actos oficiales. Después del rechazo al beneficio del 2x1 que la Corte Suprema le había otorgado a un represor, Vidal había promulgado, con reticencias, la norma conocida como “anti-negacionista”. En esas jornadas, Safarí marchó junto a Cecilia Pando y trató de “terroristas” a los trabajadores del Ministerio de Justicia que protestaron contra la presencia de la defensora de genocidas. El joven macrista tuvo que renunciar a su cargo.
Convocación y el Pro tienen la misma impronta sanisidrense, pero los primeros ponen su límite en el apoyo a Gustavo Posse, más allá de haber acompañado varias votaciones y trabajar con el interbloque Unión-Pro hasta 2011. A nivel ideológico están atravesados por propuestas económicas ya conocidas por el país. De hecho, sus primeros concejales ingresaron en 2003 en alianza con Recrear, el espacio referenciado en Ricardo López Murphy, quien fuera ministro de Economía de Fernando De la Rúa.
El partido vecinalista, que nació tras la primera asunción de Gustavo Posse como intendente y hoy es la segunda fuerza municipal, tiene entre sus fundadores a Luis Riva, quien fuera durante el gobierno de Macri interventor de la Dirección de Fabricaciones Militares. Riva, entre otras cosas, cerró la fábrica de explosivos ubicada desde octubre de 1946 en el distrito bonaerense de Azul y dejó a 220 trabajadores en la calle. Para completar el círculo, su principal figura en la actualidad, Marcos Hilding Ohlsson, se sumó a nivel personal al armado que intentan alcanzar las distintas agrupaciones liberales alrededor de José Luis Espert y Javier Milei.