Con esta luna: una novela de Marcelo Guerrieri
Por Boris Katunaric
No me había tocado la oportunidad de leer alguna novela de Marcelo Guerrieri, creo que son esas cosas que se nos escapan a menudo, por negligencia propia o algo de eso en que los libros llegan en momentos caprichosos. En fin.
Con esta luna es un retrato arltiano y místico de la ciudad de buenos aires, o de ciertos lugares y personas específicos de ésta. Llena de absurdo y de misterio, de personajes singulares que bordean lo ridículo y lo culto o se amalgaman en proporciones más o menos discretas de estos extremos.
La escena que detona esta novela es literalmente el momento de la votación por la 125 en el que Julio Cleto Cobos, presidente de la cámara de senadores, de voz titubeante y nerviosa, expresa su famoso “mi voto no es positivo” que lleva a la derrota el proyecto de ley impulsado por el propio poder ejecutivo al que pertenecía y debía representar. El lugar en que se da este acontecimiento es en el bar Córdoba donde un grupo de taxistas llamados “los vizcacha” festejan el resultado de la votación mientras nuestros personajes principales salen al cruce de estos.
Moreira, el Gato y Andonegui son los tres personajes principales, cada uno con sus características y sus historias particulares, que pueblan el bar Córdoba. Los vizcacha festejan mientras que los tres personajes se van a la plaza en busca de las historias de el Jorobado, otro de los taxistas, como anestecia a aquella pálida, y no lo encuentran. El Joribado desaparece y este es el núcleo de un conflicto desopilante que recorre caminos diversos e increíblemente entretenidos, con mucho humor y acidez. Esta desaparición también nos lleva a encontrar a “Los cinéfilos”, otro grupo de taxistas más propensos a ver Filmoteca en la TV pública que a festejar traiciones, son los que ayudarán, junto a trompita (personaje que se merece una reseña o, mejor, una novela aparte) al trío a resolver el misterio de la desaparición del Jorobado.
Como no hay mucho que agregar a lo ya dicho para no spoilear al público lector me detendré en mencionar la apropiación que hace Guerrieri de los distintos mitos urbanos ubicándolos específicamente en la Ciudad de Buenos Aires. Los centraliza en un espacio hostil para los que pensamos desde el campo nacional y popular y su “mística”, (palabra entrecomillada deliberadamente) para ensanchar, una vez más, la tan mentada grieta. Además de que nos recuerda que el acto de leer no es solo una cosa sesuda e intelectualoide, sino que advierte en la risa una posibilidad más de discusión política.