¿Por qué me mataron?: entre la justicia y la venganza por mano propia
Por Diego Moneta
Hace algunos años, las plataformas de la industria del entretenimiento detectaron que el género true crime (crímenes verdaderos) era un éxito en las audiencias. Por eso han ido sumando regularmente distintas opciones. En Netflix, la más reciente es ¿Por qué me mataron?, un documental de hora y media que repasa el asesinato de la joven Crystal Theobald y cómo la voluntad de sus familiares osciló entre la justicia y la venganza por mano propia.
Estrenada el 14 de abril, y con algunos aspectos similares a producciones como No te metas con los gatos y Desaparición en el Hotel Cecil, esta historia es narrada desde la mayor cantidad de puntos de vista posibles. Hay un gran caudal de información a partir de los testimonios de la familia de la víctima, de los policías del caso y de pandilleros involucrados, lo que se suma a material de archivo, grabaciones de declaraciones, cámaras de seguridad y representaciones a pequeña escala de lo sucedido.
¿Por qué me mataron? sigue el asesinato de Crystal, de 24 años, mientras se encontraba dentro de su auto en Arlanza, un vecindario de California, en el año 2006. Los tiradores eran de una de las pandillas del barrio, conocida como 5150. Belinda Lane, madre de la joven, que también sufrió el ataque de disparos, decide utilizar la red social MySpace para hallar a los culpables. Aquí destaca, en un aspecto particularmente cuestionable, la participación de Jamie McIntyre, su sobrina de 14, quien al principio es la que interactúa a través de un perfil falso y luego asumiendo ser Crystal, aunque con otro nombre. Dicha actividad, que realiza sin descanso hasta que Belinda asume el control de las cuentas, le dificulta a la niña procesar la pérdida. Su testimonio es, tal vez, el más potente.
La producción estuvo a cargo de Lucy Walker, Julian Cautherley y del también director Fredrick Munk. Se trabajan secuencias con fechas y horas para reconstruir los hechos, y con recursos que funcionan muy bien, como el uso de maquetas y miniaturas, acompañadas por un guión equilibrado. Lo estético complementa lo narrativo. La pregunta que queda en todo momento para ser respondida por varias de las personas entrevistadas es: ¿Qué haría usted en esa situación?
Desde la primera escena comienza una exploración del duelo y la necesidad de justicia de una familia, que tampoco está formada por intachables, por lo que el relato escapa a ese fácil maniqueísmo. El historial de pobreza, adicciones y delitos probablemente hubiera generado que archivaran el caso si no fuera por la voluntad de la madre. La desconfianza hacia las fuerzas de seguridad, la confusión de los acusados, el vínculo de uno de los hermanos de Crystal a otra pandilla. Poco a poco nos enteramos que las dos facciones se adjudicaban ataques, la una a la otra, lo que desembocó en los disparos de ese momento.
La actividad en MySpace permitió recolectar mucha información relevante, que llevó al interrogatorio de William Sotelo, conductor del auto, y a la búsqueda de Julio Heredia, el hombre que disparó. Sin embargo, al mismo tiempo, el plan de venganza elaborado por la madre provocó la fuga de Sotelo y puso en riesgo la investigación. Casi diez años después, Lane recibió por Facebook una pista que decía que se encontraba en México, lo que permitió su arresto y extradición. Heredia ya había sido setenciado a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional, luego de que la familia pidiera desestimar la pena de muerte, y otros diez individuos relacionados al tiroteo también fueron juzgados.
El documental deja en claro que las personas involucradas o atrapadas en el crimen son parte de un círculo vicioso de violencia. En especial, el retrato de una de las zonas más empobrecidas, marcada por pandillas, drogas y exclusión. ¿Por qué me mataron? es una historia muy personal, con varios factores en juego, que se centra en las explicaciones que dan los protagonistas, sin tensiones ni excesos innecesarios. Es el planteo de la línea entre la justicia y la venganza, pero esta vez con una conclusión, en lugar de la apuesta a la especulación, por parte de la madre de la joven asesinada.