Los irregulares: llega la fantasía al universo de Sherlock Holmes y el Dr. Watson
Por Diego Moneta
La lejanía de una obra ha demostrado no ser un impedimento para que sea recuperada por el cine, la televisión o las plataformas de contenido audiovisual. Podemos nombrar al Conde Drácula de Bram Stoker, a Arsene Lupin de Maurice Leblanc o al padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, pero sin dudas el caso más notorio son Las aventuras de Sherlock Holmes, de Arthur Conan Doyle, que datan de 1887. El detective londinense ya tuvo distintas adaptaciones, tanto en la pantalla grande como en la chica.
En este caso, Netflix estrenó el 26 de marzo la serie Los irregulares, creada por Tom Bidwell y desarrollada por Drama Republic. Bidwell ya había trabajado en Watership Down para la plataforma de streaming. La producción está basada en “Los irregulares de Baker Street”, un grupo de personajes creados por el mismo Arthur Conan Doyle en su novela Estudio en Escarlata. El grupo ya ha protagonizado otras series de la BBC e incluso una saga propia de libros, escrita por Tracy Mack y su esposo Michael Citrin, conocida como Sherlock Holmes y los irregulares de Baker Street. Cabe recordar que Netflix también estrenó hace unos meses Enola Holmes, otra historia dentro del universo Sherlock.
Si bien nos sitúa en Londres, durante la era victoriana, Los irregulares se toma algunas licencias con respecto a la obra original. Los protagonistas que viven en la calle ya no son niños, sino adolescentes, y no ayudan al famoso detective, sino al Doctor John Watson (Royce Pierreson), su ayudante. El grupo acapara toda la atención, a modo de reivindicación, dejando durante buena parte de sus ocho episodios a Sherlock Holmes (Henry Lloyd-Hughes) en un segundo plano. Su líder es Bea (Thaddea Graham), que está acompañada por su hermana menor, Jessie (Darci Shaw), Spike (McKell David), Billy (Jojo Macari) y el príncipe Leopold (Harrison Osterfield), quien para su cumpleaños logra salir de su encierro en Buckingham para recorrer la ciudad, mientras trata de ocultar su estatus.
Para despegarse de lo tradicional, Bidwell le imprime a la narración una gran cuota de fantasía. De esta manera, nos encontraremos con bebés nacidos el mismo día que desaparecen, dientes arrancados durante la noche y partes del cuerpo robadas. En paralelo, Jessie es víctima de extrañas pesadillas. La trama de fondo que funciona como hilo conductor es un problema mayor: un poco al estilo Stranger Things, alguien dejó abierto un portal hacia el otro mundo y eso está causando los eventos sobrenaturales que se investigan. Más que una historia de detectives, estamos ante una ambientación estilo Los Expedientes X, con personajes más jóvenes e intensos, que nunca terminan de cerrar del todo.
Con el correr de los capítulos, Jessie irá descubriendo más sobre la capacidad sobrenatural que posee e iremos conociendo la personalidad y el drama particular de cada joven, en especial por medio de flashbacks. Tanto en su arco narrativo como en su actuación, el grupo de adolescentes resulta lo mejor de Los irregulares. Es cierto que no van a faltar recursos arquetípicos, como un triángulo amoroso, pero estos otorgan el aire del que la serie carece en otros aspectos narrativos.
A nivel general, la conexión con el clásico mundo detectivesco parece perderse, más allá de una similar ambientación y la aparición de conocidos como Lestrade (Aidan McArdle) y Mycroft (Jonjo O'Neill). Si generalmente el orden de los factores no altera el producto, en este caso sí: la idea de la trama llegó primero y luego la forzaron para que encaje con el universo de Sherlock Holmes. En el afán de salvar cierta expectativa de visualización, termina siendo un peso muerto en el vacío que nos lleva a pensar si no hubiera funcionado mejor prescindiendo del vínculo con Sherlock.
Al final, el aspecto que da un paso al frente es un buen procedimental. La premisa permite la intriga paranormal, con el misterioso Hombre de Lino (Clarke Peters) y los enigmas criminales de cada capítulo, que generan la tensión y el interés que la fallida conexión es incapaz de lograr. Sin embargo, el choque de Los irregulares con el carácter lógico y racional del clásico Sherlock Holmes no consigue el atractivo suficiente como para extender las aventuras de los jóvenes. Por eso, a pesar de una muy buena recepción de la primera entrega, Netflix decidió cancelarla, en un fenómeno cada vez más repetitivo dentro de su catálogo.