“Poco ortodoxa”: la transformación en la búsqueda de libertad
Por Silvina Gianibelli
Como toda huida, despierta una ruta hacia la esperanza. Cuando el camino se ve cercado por la presión, la libertad es la respuesta.
Una joven, Etsy, interpretada por Shira Haas, decide abandonar la vida observante dentro del seno de una familia judía.
Su marido, impulsado por el deseo de recuperarla, emprende un viaje hacia ella con la ayuda de su primo. Un perfecto par opuesto va hacia su rescate: la sumisión y la vanidad son los valores narrativos que persiguen a esta adolescente que ha planeado su viaje por determinación de su propia voluntad y con el apoyo de su profesora de piano. Allí se establece un golpe de escena porque Etsy está siendo obligada a ser madre, este mandato social la quiebra en su interior, pero le ayuda a reforzar su necesidad dramática: la maternidad será deseada o no lo será. Es ahí donde la historia da un vuelco hacia el feminismo. Sabemos que es una historia autoreferencial de la magnífica directora Débora Feldman. No es un dato menor, tiene el impacto emocional necesario para amar al personaje.
La música como tema eje del film atraviesa la historia desde una perspectiva fundamental: el arte transforma a las personas en su anhelo de libertad. Por eso son conceptos inescindibles.
Ahora bien, hablemos de la forma de vivir el arte. Si bien el personaje se encuentra en un conflicto dramático, auténtico y puro (dejar la vida religiosa observante y abrazar el camino hacia su propia volundad) la música comienza a ser un objetivo verdadero dramática que se resuelve con sensibilidad e integridad. El transcurso narratológico de este personaje tan sublime va creando estaciones en pequeños actos de desprendimiento de la tradición. Pero, a la vez, a través de ella se redime, puede hallar su propia religiosidad en lo profundo de la interpretación musical.
Y quizá éste sea el punto más neurálgico de la serie: ¿se deja de ser judía?
No, jamás, el judaísmo interviene en una forma de asumir la vida, y sobre todo el valor de lo verdadero. Es el fuego sagrado que transforma su manera de ser pero no su esencia, Etsy sigue siendo judía aún al momento de haber resignado los valores del mundo observante.
Porque hay una instancia más que la vuelve profunda: la libertad es el camino hacia su madre, de la búsqueda de su identidad también feminista. Allí, en la madre, se determina un nuevo valor de la ley del vientre: la madre resuelve la ejecución del deseo. Es notorio que la misma resolución haya sido también la excusa propicia para generar el conflicto.
Y ahí es donde el judaísmo no puede desmembrarse, sino que opera con mayor fuerza dramática: la Torá está en cada calle.
Ya no vestida de recato bajo la mirada del temor a Dios sino emancipada hacia su propio camino, las alas del corazón abrazan un nuevo sentimiento: el despojo espiritual para abandonarse en un salmo.
¿Qué ha sido entonces hasta aquí el camino?
Un nuevo cambio de religiosidad, esta vez perspectiva y no dogmática. Ya no doctrinaria. Sin embargo hay cosas que no cambiarán, pero eso es cuando ya el espectador queda en silencio asumiendo la vida del personaje.
Del que ya no sabremos. Pero nos preguntaremos sin respuesta. Como preguntarse si estaremos en el libro de la vida: ¡¿quién sabe?!