Loki: la madurez de una franquicia
Por Francisco Pedroza
El 9 de junio la plataforma Disney + lanzó una de las series más esperadas por los fanáticos de la franquicia en los últimos tiempos. Uno de los personajes más carismáticos del universo cinematográfico de Marvel, que llegó a la pantalla chica y, por primera vez en su historia, como protagonista. Estamos hablando de Loki, dios mitológico nórdico y antihéroe de cómics, películas y ahora también series. Esta semana salió el sexto y último capítulo de su primera entrega, con una segunda ya confirmada.
El tráiler, salido en diciembre del año pasado, nos mostraba eventos ocurridos durante Avengers: Endgame, donde a Loki, después de desaparecer, le perdemos el rastro por completo. Supimos entonces que la serie iba a tratar de lo ocurrido posteriormente a aquella situación. Lo que se develó también, más allá un gran elenco con Owen Wilson como sorpresa principal, fue la narrativa que íbamos a ver, los mundos con los que nos íbamos a encontrar y, sobre todo, lo que iba a ser protagonista de esta temporada inicial.
Estamos hablando de un componente que nunca habíamos visto en el universo cinematográfico y el causante de la mayor expectativa entre los televidentes: La TVA, o traducido al español, AVT (Autoridad de Variación Temporal). Una agencia que se encarga de mantener el flujo de tiempo a rajatabla para que no se genere un caos temporal. Desde entonces, la curiosidad por lo que ocurriría en la serie explotó. Las múltiples preguntas a partir de ese pantallazo de sólo tres minutos hicieron que las expectativas vuelen y que la espera. Una tira que, si bien prometía mucho, al igual que toda producción audiovisual, podía terminar decepcionando.
A pesar de mantener las marcas distinguidas del universo Marvel, la producción nos lleva por lugares más abstractos y nos propone, a lo largo de sus capítulos, preguntas mucho más profundas de lo que venían presentando en anteriores películas y series. Como ya se mencionó, el gran protagonista es el tiempo y, al incorporar una agencia que debe controlarlo, trae infinidad de posibilidades a nivel narrativo, desde visitar eventos apocalípticos de la historia hasta plantear que todo ya está pautado, por lo que cualquier ruptura podría provocar un cataclismo multiversal.
Antes de su estreno, la directora Kate Herron ya había mencionado las influencias que había tratado de incorporar en Loki: hablamos, ni más ni menos, que de dos gigantes audiovisuales de distintas épocas como Mad Men y Blade Runner pero que se fusionan a la perfección en esta nueva producción de Marvel. Los momentos en los que notamos a cada franquicia se evidencia bastante a través de la estética y los diálogos entre personajes.
De hecho, por momentos logran hacernos olvidar que estamos viendo una serie del mismo mundo de los superhéroes. Lejos de quedarse en la zona de confort y lo que ya es conocido, la apuesta es ir por más. Sin perder al público joven pero cautivando, al mismo tiempo, televidentes más exigentes que no se conforman únicamente con escenas de acción bien coordinadas, sino que buscan profundidad en la narración de una historia y que se ven atraídos por simples conversaciones musicalizadas de manera correcta.
Loki es una serie que se la “jugó” en muchos aspectos. De igual manera, mantuvo sus raíces, fiel a los cómics, y con sorpresas en cada uno de sus episodios. Una tira sensible y divertida, pero a la vez profunda y filosófica. Una producción que quiso más y salió ganando.