La isla negra: una oportunidad desperdiciada
Por Francisco Pedroza
El último tiempo lo dejó en claro: las producciones alemanas llegaron a Netflix para quedarse. El éxito rotundo de Dark, entre 2017 y 2020, le dio paso a un diverso abanico de opciones que mantienen su estética particular y representativa, tales como la película Cielo rojo sangre o la serie Bárbaros. Ahora llegó el turno de La isla negra, un thriller de suspenso donde la intriga dura hasta casi sus últimos minutos.
La película comienza en una de las playas de la isla, donde una mujer es atacada por un gran perro negro. A partir de los movimientos bruscos de cámara y la música de persecución, el film ya nos mete en clima. Al mismo tiempo, como espectadores notamos un elemento fundamental de la trama: toda la secuencia es observada por una persona misteriosa. Esos dos minutos alcanzan para conocer la estética y la propuesta del largometraje.
Durante su primera parte, La isla negra resuelve rápido algunos misterios en paralelo al incremento del suspenso, dejando en claro que elemento va a reinar en la narración, aunque no llega nunca a ser una película de terror. La apuesta queda trunca. Ya sin tanta tensión, y volviéndose predecible por momentos, apenas sostiene cierta expectativa de la audiencia por ver cómo se desenvuelve la historia. A ello habría que sumar que, en determinada instancia, nos transportan un año hacia adelante para plantear, por motivos que hasta cierto punto resultan muy desconcertantes, una relación en secreto bastante predecible.
La isla negra combina momentos de tensión y aceleración de su ritmo con información que provoca el aumento del misterio y, por lo tanto, la curiosidad de la audiencia. Si bien lo intenta, nunca consigue sorprender más allá de un par de giros argumentales. Una historia, en esencia interesante, es llevada a cabo de una forma lenta y predecible. Aún así, su estética, fotografía y las locaciones donde se desarrolla le dan otro valor. Aunque no será su mayor exponente, la película mantiene rasgos del cine alemán. De esta manera, se vuelve una oportunidad desperdiciada, un film que estaba para más.