Doctor Strange in the multiverse of madness: Marvel explora nuevos terrenos
Por Agustín Mina
Doctor Strange in the multiverse of madness es la segunda película del personaje que debutó en 2016. En esta ocasión, y de la mano de Sam Raimi, la historia del hechicero gira alrededor del multiverso. Después de que el concepto se abordara inicialmente en Loki y Spiderman no way home a modo de preámbulo, la película de Strange era el lugar designado para desarrollarlo por completo.
La aparición de una joven perseguida por sus poderes para viajar entre los universos será el puntapié inicial de la acción. América Chávez (Xochitl Gomez) posee una habilidad que no sabe controlar y, para ayudarla, el buen Doctor— interpretado por Benedict Cumberbatch— no tiene mejor idea que acudir a Wanda (Elizabeth Olsen). Traumatizada por los eventos de Avengers endgame, de los que vimos las primeras secuelas en su serie Wandavision, la película retoma al personaje tras su escape de Westview en el final de temporada.
La que empezó como un personaje menor en Avengers age of ultron y deslumbró a los fanáticos en Wandavision se sube a su mejor escenario hasta ahora en Multiverse of madness. En el film podemos ver a Wanda desplegar todo su poder y tensar el concepto de villana: lo que hace lo hace para reencontrarse con sus hijos.
Doctor Strange in the multiverse of madness patea el tablero de lo que se espera en una película de Marvel que, a casi quince años del comienzo del MCU, se vuelve una fórmula conocida. No se trata de ninguna revolución, pero sí tiene tintes más oscuros, incluso elementos de terror y una violencia que podría haber aprovechado una calificación R, para mayores de 18 años. Wanda persigue a los protagonistas por el multiverso asesinando a cualquiera que se cruza en su camino, en ocasiones de formas muy gráficas.
El contrapunto Wanda/Strange es lo mejor de la película. En principio, por las interpretaciones brillantes de Cumberbatch como Strange y Olsen como Wanda/Scarlet Witch, pero principalmente por la tensión conceptual que representa. Strange es conocido por quebrar— o doblar— las reglas para conseguir sus objetivos. No es el mago modelo de la orden, y sin embargo, fue elegido como hechicero supremo y es considerado un héroe por todos. Cuando Wanda rompe las reglas para asegurarse una vida feliz después de tanto sufrimiento, es marcada como una bruja y perseguida. A su vez, un Strange que cree tener la altura moral para condenarla es enfrentado una y otra vez con los crímenes y las decisiones de sus alter egos en los distintos universos. A donde sea que vayan descubren que el Stephen de su tiempo fue el responsable de alguna catástrofe por tratar de resolver los problemas a su modo o, incluso, por usar la magia para fines personales.
Ahí aparece otra de las grandes tensiones del film, de la mano del concepto del multiverso: ¿Sería válido juzgar a una persona por las acciones de sus contrapartes en otros universos? ¿Que Strange— o cualquier persona— tome una decisión o cometa un crimen en un universo es razón suficiente para desconfiar de todos? En uno de sus diálogos, una desconfiada América Chávez declara que “este Strange es distinto al resto”. Sin embargo, ¿es eso posible? El multiverso plantea muchos interrogantes y también le da a Marvel un sin fin de posibilidades a la hora de contar historias, como ya vimos en algunos de sus últimos cameos.
La escena postcréditos de la película deja la puerta abierta hacia la próxima aventura del hechicero, prometiendo que uno de los universos más interesantes y mejor realizados de Marvel volverá a la pantalla grande: el de la magia.