Natalia Moret: “La literatura representa de alguna manera la verdad, las preguntas, el dolor y la historia de quien la creó”
AGENCIA PACO URONDO dialogó con la escritora y guionista Natalia Moret que se refirió a su nueva novela El año en que debía morir, publicada por Ediciones B. Además escribió El celo (2007), Sólo cuento (2011) y la novela Un publicista en apuro (2012).
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo surgió la novela y por qué?
Natalia Moret: La novela surgió en el 2020, cuando tuve que hacerme una biopsia, ese estudio me lo hice a la misma edad que mi mamá hace 22 años cuando murió de cáncer. Para mí esa edad de 42 años había sido como un umbral, tenía miedo de no superarlo. Cuando esa coincidencia ocurre estaba corrigiendo otra novela, me puse a escribir sobre esto que me estaba pasando no pensándolo como un material literario sino más bien un material más privado, después por suerte el estudio salió bien, pero cuando empecé a escribir eso me trajo nuevamente el tema de mi madre y por distintos motivos que se cuenta en la novela había algo relacionado con el duelo que estaba irresuelto. Sentí que se había abierto en esa primera escritura más íntima, entonces volví a ese material sintiendo que estaba tal vez en algún lugar el germen de una novela, empecé a trabajarla y fui encontrando el camino y la trama que quería darle.
APU: ¿Se escribe mejor estando aislada de lo urbano, de la Ciudad?
N.M.: No sé si se escribe mejor, eso parece una ley para todos, sé de colegas que por ejemplo escriben mucho mejor en bares rodeados de gente y con un montón de ruidos de ambiente y como con toda esa contaminación sonora, visual. En mi caso escribo mejor estando aislada, casi hasta encerrada en mi cuarto propio y realmente también cuando puedo focalizarme en un solo proyecto. Cuando estoy trabajando en un material propio necesito estar lo más aislada posible, porque cuanto más me concentro mejor escribo y además todo lo que empieza a ocurrir a mi alrededor y las lecturas, todo de alguna manera siempre termina como entrando en lo que estoy escribiendo y es algo que me pasa solo cuando logro estar realmente focalizada, también es una forma de estar aislada.
APU: La protagonista aparece atrapada en el pasado pero también tiene miedo al futuro…
N.M.: La protagonista está atrapada en una escena, ella dice en un instante, haciendo referencia al cuento de Borges “Biografía de Tadeo Isidoro Cruz”, como ese instante en el que uno descubre quién es, está atrapada en un momento y a partir de eso la lectura que hace es como consecuencia de ese acto que define quién es, ya fue escrito de alguna manera, su futuro de la forma que ella teme que ocurra tiene que ver con esta predicción y el umbral. El estudio que aparece en el momento señalado como si viniera a confirmar lo peor, entonces por eso es lo que ella tiene que destrabar, reescribir, cambiar ese pasado para poder justamente modificar el futuro.
“Me parece que es imposible pensar una literatura separada de la propia historia, como en el cuento de Borges 'Emma Zunz', ella se arma una historia para justificar un acto y después ella cuenta esta historia según se la armó”.
APU: ¿Qué aspectos encontrás en común con tu primera novela Un publicista en apuros y con El año en que debía morir?
N.M.: Lo primero que puedo encontrar en común es que en ambos casos empecé con un plan, a mí me gusta escribir con una idea aproximada hacia donde voy y un final tentativo, durante la escritura descubrí que el final iba a ser otro, en ese nuevo final se resignificó todo el trabajo hacia atrás. En el caso de la primera novela me pasó cuando a los pocos capítulos asesiné a unos de los personajes principales, en ese acto inesperado encontré el rumbo de la historia. La narradora de En el año que debía morir indaga en su pasado, en esa búsqueda trabajaba con recuerdos que para los fines de la novela los borré para que ella lo recuperase, pero con ese mismo procedimiento lo que me ocurrió es que recordé cosas que había olvidado y una de las cosas que recordé es la que tiene que ver con el final de la novela, eso hizo que el plan que tenía se resignificara y descubriera en la propia escritura la dirección del libro, es muy satisfactorio porque en ambos casos sentía que había algo genuino que estaba apareciendo y me dejé llevar.
Otra cosa es la tendencia detectivesca, investigadora, los dos protagonistas trabajan alrededor de un gran olvido, hay un agujero negro que funciona como metáfora del sentido. En el caso de Javier (protagonista) de Un publicista en apuro hay una noche que está borrada por consumo de todo tipo de sustancias con un hecho traumático, y el solo tiene fragmentos de imágenes, en esa noche la pregunta es si él asesinó o no a una mujer importante en su vida. En El año que debía morir hay también un olvido a partir de un trauma que se desata por la muerte de la madre de la protagonista, la narradora cree que tiene que recobrar lo que se esconde en ese agujero en su memoria, de alguna manera también necesita responder a la pregunta de si la asesinó o no.
APU: ¿Se puede hacer literatura separada de la propia historia?
N.M.: Creo que no, en mi primera novela el protagonista es un hombre y transcurre con una serie de acontecimientos que no tienen nada que ver con mi vida, al terminar de escribirla encontré el núcleo del conflicto, la pregunta alrededor de la responsabilidad sobre la muerte de alguien muy cercano y querido por el protagonista, que es la misma pregunta que yo no sabía. Entonces uno cree que puede escapar o intenta cómo escribir de otras cosas de otra manera, hablar de otros temas y cuando uno es honesto con lo que escribe de alguna manera siempre termina hablando de lo que más le preocupa, de las preguntas que uno se hace y no se responde.
Me parece que es imposible pensar una literatura separada de la propia historia, como en el cuento de Borges “Emma Zunz”, ella se arma una historia para justificar un acto y después ella cuenta esta historia según se la armó, el narrador dice que la historia fue creída porque salvo algunos nombre propios e incidentes, es decir salvo todos los hechos, esencialmente era cierto. Para mí eso pasa en la literatura, cuando ocurre siempre es esencialmente cierta en el sentido que representa de alguna manera la verdad, las preguntas, las obsesiones, el dolor y la historia de quien la creó.
“La literatura siempre expresa otra cosa, la literatura como imitación de la vida porque la vida siempre expresa otra cosa”.
APU: ¿Hay algún método para escribir? ¿Qué consejo podés dar a partir de tu experiencia?
N.M.: Hay muchos métodos para escribir y cada uno buscara los propios o uno puede ir probando distintos métodos. Para mí lo que me funciona mejor es intentar, tardo más tiempo pensando que escribiendo, tal vez pienso, le doy muchas vueltas a una idea, tomo notas como de estructura, armo, hasta incluso a veces uso Excel. Me gusta mucho sentir que puedo controlar el esqueleto, es fundamental en mi historia porque esa contención me da tranquilidad, cuando tengo eso siento que trabajo mejor con esos límites , trabajo mucho pensando eso y después una vez que siento que lo tengo atado empiezo a escribir.
Una vez que empiezo a escribir lo que más me funciona es no tener ningún otro proyecto de escritura en paralelo y escribir muchas horas por día, soy bastante obsesiva con la corrección y la reescritura, pero trato en ese primer momento no detenerme tanto a corregir porque al principio las primeras páginas siempre salen mal y después a medida que van pasando los días, las horas, uno va entrando más en ese mundo, lo que siento es que escribo con más fluidez. Entonces siempre en un momento me pregunto esto: ¿lo que estoy haciendo me está saliendo más fácil o lo estoy escribiendo mucho peor? Y generalmente la respuesta es que sale más fácil porque va apareciendo el tono, la voz de los personajes, la historia, entonces uno va consiguiendo más seguridad en ese mundo. Mi consejo es no ponerse demasiado autocrítico y puntilloso en la primera versión e intentar avanzar mucho y confiar en que ese camino va a aparecer.
APU: ¿Qué expresa la literatura?
N.M.: La literatura siempre expresa otra cosa, la literatura como imitación de la vida porque la vida siempre expresa otra cosa. Nosotros podemos vivir en automático, de casa al trabajo y del trabajo a casa, llegar a la noche cansado, cocinar, comer y tener 80 años así. Pero de pronto podemos corrernos de ese lugar más automático e intentar ver qué se esconde detrás de lo que hacemos todos los días. Tendemos a asumir que las cosas son así como se ven pero hay momentos en que se revelan de otras maneras y nos muestran como un costado inesperado, ahí es cuando siente que el mundo muestra su verdad, que siempre está de alguna manera escondida. Los hechos están a la vista, la verdad subyace, así creo que es en la vida y así creo que es en la literatura, porque la literatura intenta imitar a la vida, crear esa sensación de vida. Creo que la buena literatura siempre expresa otra cosa.