José Cornejo: "Kirchner demostró que en una democracia muy condicionada, se podía hacer política a favor del pueblo"
El 27 de octubre se cumple el décimo segundo aniversario de fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner. El mandatario murió a los sesenta años de edad en su casa en la ciudad de El Calafate, provincia de Santa Cruz, tras sufrir un paro cardiorrespiratorio no traumático. Su cuerpo ya había dado señales de alerta, e incluso había sido internado de urgencia un mes antes, cuando fue sometido a una angioplastía para reparar una arteria coronaria obstruida.
El dirigente marcó a una generación y expresó un cambio de época en cuanto al logro de sentidas reivindicaciones democráticas y políticas, de acceso a los sectores populares a un proyecto de gobierno que resultaría trascendente y marcaría un punto de inflexion en el modo de construir subjetividad y sentido. Desde el inicio de su gestión como presidente, Néstor Kirchner expresó una sustancial diferencia de gestión con los anteriores mandatarios. Colocando como eje estratégico de su plan de gobierno las políticas de inclusión y una mirada disruptiva en cuanto al manejo de la geopolítica.
José Cornejo, director de la AGENCIA PACO URONDO se refirió al nuevo aniversario del fallecimiento del líder peronista expresando la importancia del legado dejado por el mismo y su vigencia signada por un presente de debates de paradigmas.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál es el principal legado dejado por Néstor Kirchner?
José Cornejo: El principal logro de Néstor Kirchner es haber demostrado que se podía hacer política de otra manera, en el marco de una democracia que había quedado muy condicionada por el retiro de los militares y las distintas experiencias de frustración que habia vivido el pueblo argentino, con el alfonsinismo, el menemismo y el estallido de De La Rúa. Demostró que en ese marco se podía sentar las bases de un modelo político, económico y social que incluyera a la mayoría de los argentinos. Un sistema de creciente inclusión. En ese contexto, vino a hacer una revolución democrática, una transformación profunda.
APU: ¿Qué diferencias políticas y económicas encuentra entre el contexto protagonizado por Néstor Kirchner y el actual?
JC: En el plano político de aquella época, había un conjunto de dirigentes que llegaron al poder sobre los hombros de una sociedad movilizada, en lucha contra todo lo que significara el neoliberalismo. De esa manera, llegaba Néstor Kirchner al poder. En el aquel contexto, Evo Morales llegaba al gobierno después de las guerras del gas y del agua, las dos décadas del PT brasilero para llegar al poder... Por otro lado el proceso complejo del chavismo, en el cual tuvo un rol protagónico la fracción nacionalista del gobierno.
Entonces esos líderes llegaban muy acompañados y con un discurso muy radicalizado y con un nivel de conciencia muy alto en la sociedad de los daños provocados por el modelo neoliberal que el imperialismo le había impuesto a nuestras tierras.
Hoy, en contraste, pareciera que el progresismo vuelve a recuperar posiciones después de un interregno de gobiernos neoliberales. Sin embargo, lo hace desde un lugar más táctico y con mayor debilidad y tibieza a la hora de intervenir en las estructuras económicas. Si bien en el mapa político vemos similar situación en cuanto a posiciones actuales, el nivel de aquella época en cuanto a la actual nos encontramos en una situación de mayor vulnerabilidad.
APU: ¿En qué sentido?
JC: En el plano económico lo que sucedió también en el caso de Argentina, pero es una variable global, los productos de las comodities no arrancaron fuertemente en 2003 sino que llegarían a su pico en 2008. Quiere decir que Néstor debió maniobrar con aquella política económica heredada de los 90 con precios internacionales de nuestros productos todavía relativamente bajos o no tan altos como serian después.
Hoy los comodities vuelan pero los gobiernos populares de América Latina tienen mucha debilidad para poder compartir parte de esos excedentes que se llevan los propietarios de los recursos naturales. Presentan grandes dificultades para repartir esos excedentes con su pueblo. Lo cual explica ese ciclo de debilidad. Al no poder repartir recursos, los apoyan menos y los sectores dominantes se llevan el mayor porcentaje de las ganancias. En la etapa protagonizada por Néstor Kirchner y esos gobiernos populares contemporáneos a su gestión, el reparto de las riquezas se daba a favor de los sectores populares de manera mayúscula. Por otro lado las crisis políticas se expresaban con un apoyo popular en favor de los proyectos progresistas. En nuestro país lo vivimos con la Ley 125 de retenciones a los sectores agrarios.
APU: ¿Es posible desde el campo nacional y popular reconstruir el programa de gobierno utilizado en la gestión de Néstor Kirchner?
JC: El Frente de Todos está integrado por miembros de aquel gobierno que encabezó Néstor Kirchner. Sin embargo, la coyuntura cambió notablemente y por otro lado también es cierto que tuvo tiempo para reconstruir una fuerza política, un arco de sostén amplio porque los medios de comunicación que representan los intereses de Estados Unidos no lo habían identificado como un enemigo pleno, la situación era confusa y ellos mismos también atravesaban sus propias crisis, la misma burguesía argentina. En cambio, en la actualidad, la única que representa de manera más fiel es Cristina Fernández; sin embargo, el establishment ya sabe que ella es una enemiga debido a que ataca sus intereses. Estos sectores están dispuestos a promover cualquier tipo de ofensa con tal de debilitarla. Por lo tanto la construcción de conformar un bloque que lleve adelante el programa de Néstor hoy se ve mucho más obstaculizado para llevarlo a cabo.
APU: ¿Cuáles son los desafíos para los militantes kirchneristas de cara al 2023?
JC: Los militantes cumplimos el rol de convencer a la sociedad de la necesidad de nuestro proyecto. El rol de la militancia en esta etapa es doble. Por un lado, sostener al Frente de Todos porque una derrota pude ser catastrófica para las condiciones de vida de nuestro pueblo pero a su vez con respecto a la dirigencia del gobierno del siempre dubitativo Alberto Fernández. En ese sentido, hay que tratar de señalar los aspectos críticos, a mejorar, pero sin erosionarlo. Que nuestro gobierno sea menos peor para los intereses del pueblo argentino. Nuestra militancia debe tener una mirada crítica de todas las cuestiones que están muy estancadas pero a su vez debe ser constructiva debido a que no se debe perder el gobierno ni caminar por la cornisa.