Andrés Echevarría: “La poesía es el centro de todo lo que hago”
Andrés Echevarría nació en 1964, en Melo, Cerro Largo, Uruguay. Es poeta, dramaturgo e investigador literario. Entre otras distinciones, obtuvo el Premio Onetti (Municipal), el Segundo Premio del Ministerio de Educación y Cultura (Premio Nacional), así como las declaraciones de Hijo Adoptivo y Huésped Ilustre de Santiago de Chuco (Perú). Sus poemas y ensayos figuran en diversas antologías y revistas literarias de su país y del extranjero. Realizó la curaduría para la exposición “Juana, escándalo en la luz”, del CCE en 2009, presidió el comité organizador del Congreso Internacional Vallejo Siempre 2016 en Montevideo e inauguró el congreso “Un mundo ancho pero ajeno: cincuenta años de la desaparición de Ciro Alegría”, realizado en Lima, en 2017.
Algunos de sus títulos publicados: Lamer la luz de un jardín (poesía, 2022), El animal inútil (poesía, 2020), Hotel de solitarios vodeviles (poesía, 2017), Teatro y poesía (2016), Anatomía de lo aparente (poesía, 2015), La sombra quieta de la letra F (poesía, 2012), Origami (poesía, 2012), La plaza del Ángelus (poesía, 2011), La sombra de las horas (poesía, 2009), Señales elementales (poesía, 2006), Los heraldos negros de César Vallejo (2016, edición y prólogo), Cartas de César Vallejo a Pablo Abril de Vivero (2013, edición y prólogo), Obra Final de Juana de Ibarbourou (2012), Jules Laforgue, Los Lamentos (2010, edición bilingüe y prologada) y Juana, escándalo en la luz (2009, libro-catálogo de la exposición homónima).
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál fue el primer libro que leíste completo y sin obligación de hacerlo?
Andrés Echevarría: Mi madre era maestra y toda su vida leyó mucho, por lo cual en mi casa siempre los libros estaban presentes, leí desde muy niño y resulta difícil recordar cuál fue el primero. De todas formas, hubo una novela que me impactó mucho en mi infancia y la conservé toda la vida: El rastro del halcón, de Sinclair Lewis.
APU: ¿Los libros se leen hasta el final o se abandonan? (Si abandonaste alguno, ¿cuál fue y cuál es la anécdota que valga la pena?)
A.E.: Si no nos gusta y no es material de estudio, tenemos todo el derecho a cerrarlo y no continuar con la lectura. Con respecto a los que nos atrapan, recuerdo, por no poder dejar de leer una novela, faltar a una entrevista laboral y perder una oportunidad importante de trabajo.
APU: Los libros, ¿se compran, se regalan, se prestan, se pierden, se devuelven, se venden, se roban?
A.E.: Menos perder y robar, con el resto estoy de acuerdo.
APU: ¿Cuáles son tus libros preferidos de la literatura argentina?
A.E.: Son tantos los autores y títulos vinculados a diversas etapas de mi vida, a distintos momentos emocionales, que sería injusto señalar solo algunos. Para simplificar, podría decir “todo Borges”, pero de inmediato me vienen otros nombres fundamentales, para mí.
APU: ¿Cuáles son tus libros preferidos de la literatura universal?
A.E.: Podría responder de la misma forma que la pregunta anterior. Para señalar algunos que me impactaron de forma especial, diría toda la poesía de César Vallejo, Jules Laforgue, la obra histórica-crítica de Hippolyte Taine, todo Fiódor Dostoievski; y al comenzar a repasar, de nuevo comienza una cadena interminable de nombres y títulos donde siempre estaría dejando afuera libros que estuvieron entre mis preferidos, alguna vez.
APU: ¿Hay algún personaje de la literatura con el que te sentís identificado?
A.E.: Me he sentido identificado incontables veces con personajes de la literatura; con algunos autores y géneros, es parte esencial del sumergirse en las historias.
APU: Así de arrebato, ¿qué final te viene a la memoria?
A.E.: El final de Justine, de Sade, con ese rayo que anuncia un futuro inevitable y terrible.
APU: ¿Cuándo comenzó tu gusto por la escritura?
A.E.: Recuerdo haber comenzado a intentar poemas casi al mismo tiempo que aprendí a escribir. Un poco después, pero también en etapa escolar, escribí varios relatos. El que alguna maestra de esa etapa inicial haya leído poemas de Juana de Ibarbourou (originaria de Melo, Cerro Largo, al igual que yo), resultó esencial para que intentara hacer lo mismo, y también que mi madre fuera muy lectora de novelas y cuentos.
APU: ¿Tenés alguna rutina al escribir?
A.E.: No, ninguna. En alguna etapa de mi vida intenté tener una rutina, pero nunca lo pude sostener en el tiempo.
APU: ¿Tenés objetos fetiches que te sean vitales al momento de escribir?
A.E.: No tengo objetos fetiches, pero sí mantengo una misma tipografía en el procesador de textos, uso libretas que mantienen un mismo formato durante un tiempo y uso para llevar mis apuntes siempre una carpeta negra.
APU: ¿Lenguaje inclusivo en la escritura, sí o no?
A.E.: Quien quiera usarlo tiene toda la libertad de hacerlo y quien no quiera usarlo tiene toda la libertad de no hacerlo. En el campo de la creación, que es el que me ocupa, todas las coordenadas de la comunicación (vocablos, sintaxis, musicalidad, símbolo, metáfora, etc.) deben ser coherentes para potenciar lo que se quiere expresar, de ahí en más está en manos de quien escribe conseguir este resultado con la intervención del lenguaje que le resulte más efectiva.
APU: ¿Cuál es tu opinión sobre las presentaciones de libros y los ciclos de lecturas?
A.E.: La comunicación directa de los autores con un público, en muchos casos, es importante; por supuesto que considerando en la generalización propuestas de buen nivel literario.
APU: ¿Cómo se lleva tu literatura con el insomnio, con las noches, con los vicios?
A.E.: Soy insomne, me cuesta mucho dormir y la literatura siempre está rondando en la noche como un vicio interminable.
APU: ¿A quién relees periódicamente?
A.E.: A César Vallejo.
“Creo que la poesía da respuestas emocionales y afectivas, llevando el lenguaje a otro nivel. El diálogo que se crea en ese lugar al que nos lleva no tiene que ver con lo superficial, está mucho más allá de las lógicas del sistema”.
APU: ¿Qué tres autores argentinxs reeditarías?
A.E.: Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni, Julio Cortázar.
APU: ¿Qué opinas de la literatura argentina de la última década?
A.E.: Argentina ha mantenido siempre una excelencia literaria, de la que asoman en las últimas décadas nombres de poetas como Olga Orozco, Susana Thénon, Aldo Oliva, y más acá los de Hugo Mujica o Diana Bellessi, entre muchos, tan destacados como estos. De igual manera se puede señalar numerosos narradores de primer nivel.
APU: A calzón quitado, ¿lees a tus contemporáneos o solo lees las contratapas?
A.E.: Leo contemporáneos en la medida que me gusten sus obras; siempre la elección va de acuerdo a lo bueno o malo que se perciba en lo leído, más allá de épocas.
APU: ¿Qué estás leyendo actualmente?
A.E.: Estoy revisando y releyendo diversas etapas en las obras de Bertolt Brecht y Felisberto Hernández.
APU: ¿La escritura puede aprenderse en un taller?
A.E.: Un taller puede ayudar a encaminar y potenciar las posibilidades expresivas.
APU: En Señales elementales (Artefacto, 2006) la poesía se apoya en la reflexión y la idea ¿Cómo definirías hoy ese poemario, luego de más de quince años de su edición?
A.E.: He mantenido con los años algunas características, como la diversidad de estrofas o el alternar versos con prosa poética, así como también una voz introspectiva que fija su atención en circunstancias y objetos cotidianos. Cada libro tiene su propia historia y personalidad, más allá de que se conserve una voz y temática reconocible. De Señales elementales sigo leyendo en público algunos de sus poemas.
APU: Además de poesía en verso y prosa, también incursionaste en la dramaturgia. Cuando la luna vuelve a casa (Premio Onetti, 2011) es una obra que incluye parlamentos en verso, que no solo fue editada, sino que fue puesta en escena. Se trata de teatro poético ¿es cierto? ¿Qué implica una obra de teatro poético y cuánto de teatro creés que hay en la poesía en general?
A.E.: La poesía es el centro de todo lo que hago, mis ensayos y artículos han sido, en su mayoría, sobre poetas. En mi dramaturgia es predominante. La poesía está en todo lo que me interesa, por lo cual invertiría en la respuesta el concepto expresando que debe haber mucha poesía —la mayor cantidad posible— en el teatro que busco y disfruto.
APU: Anatomía de lo aparente (Antítesis, 2015) podría ser un camino hacia la profundidad de las cosas. ¿Es posible una poesía que se sostenga en la superficie de todo?
A.E.: Creo que la poesía da respuestas emocionales y afectivas, llevando el lenguaje a otro nivel. El diálogo que se crea en ese lugar al que nos lleva no tiene que ver con lo superficial, está mucho más allá de las lógicas del sistema.
APU: Recientemente editaste Lamer la luz de un jardín (Versolari, 2022), una edición de 87 poemas que transita diversas formas de escritura clásica, incluso su musicalidad, también el verso libre y, además, explora una poética sustentada en tankas individuales (formato breve tradicional japonés de 5 versos) y composiciones de tankas “enganchados”. ¿Cuál es el hilo que teje tanta diversidad?
A.E.: Las dos propuestas temáticas de Lamer la luz de un jardín son las posibilidades metafóricas de los jardines y la presencia de algunas ciudades que me impactaron, por distintas causas, cuando las visité. El amor asoma y desaparece entre estas dos propuestas; estructuralmente mantuve la diversidad de anteriores trabajos, esta vez usando el tanka como estrofa predominante.
APU: ¿Qué es lo próximo de Andrés Echevarría que se viene para disfrute de los lectores?
A.E.: Tengo algunos proyectos rondando, pero nada en concreto, más allá de que la poesía seguirá señalándome la senda.