Música, reproducciones y plataformas: el fenómeno Bizarrap
Hace más de dos décadas, con seguridad, en una fiesta en la que predominaban estudiantes de música por la condición del festejante, alguien me preguntó qué música me gustaba, y entre mis preferencias enumeradas apareció el tango. Recuerdo que seguidamente esa persona me dijo “si te gusta el tango, entonces te gusta el jazz”. No, el jazz no me gustaba en esa época, y sigue sin gustarme ahora. Recuerdo que se pasó un buen rato predicando las “bondades” del jazz para que este indotado musical que era y que soy sea menos “analfabeto”.
Esto que es mera anécdota personal, también implicó cierta concepción didáctico-política. Mis preferencias, en este caso musicales, no necesariamente deben complacer ni satisfacer los gustos de terceras personas, siempre que no vulneren sensibilidades y transiten por tenebrosos senderos de lo inhumano. Es un acto electivo individual (y puede objetarse este individualismo, sin dudas, pero debatiéndolo desde cierto ángulo de las capacidades de cada quien de darse en sí y para sí en comunidad). Y, por otro lado, me quedó el sabor de ese tamiz culturaloso en que todo es reductible a una extranjerización noreurocéntrica- Léase de procedencia estadounidense y/o europea-. “Si te gusta el tango, entonces te gusta el jazz”, no se le ocurrió decir “si te gusta el tango, entonces te gusta la habanera”, o el bolero, o el danzón, madre y hermanastros de esta música rioplatense.
Este personalismo individualista de los párrafos precedentes es para hablar de los logros de Gonzalo J. Conde, argentino de 24 años, compositor, productor y DJ que es furor en este último tiempo a nivel global y que desde el miércoles ha sido motivo de comentario constante a partir de generar una “music session” con Shakira Mebarak Ripoll, cantante colombiana de 45 años, conocida mundialmente por su nombre.
Al momento, a poco más de un día de la publicación, la BZRP Music Session #53 lleva más de 67 millones de visitas, más de 5.7 millones de “me gusta” y más de 340 comentarios (según la métrica de YouTube), y ha generado, por supuesto, todo tipo de reacciones. Y aquí vale que cada quien pueda decidir por sus preferencias, como antes sostuve. No es el caso de debatir sobre gustos y preferencias culturales/musicales, sino aproximarnos a un fenómeno que declara hacer las producciones desde BZRP Studio (Ramos Mejía, Buenos Aires, Argentina). Ese mismo lugar en el que se canta “Abrieron la boca, pero no nos pesó la derrota, ah-ah / Y aunque les molesta, ahora la Scaloneta levantó otra copa, ah-ah / Y ahora se nota, la gente en la calle está loca, ah-ah / Ya estaba escrito, era pa' Sudamérica y no para Europa, ah-ah”. Es de Latinoamérica, Sudamérica, de Argentina, y no de Europa.
Según El Confidencial en el “apartado de vídeos musicales [de YouTube], el número uno se lo lleva Quevedo con su BZRP Music Session”. Lanzada el 6 de julio de 2022, al día de hoy tiene más de 419 millones de visitas, y figura dentro del histórico como uno de los 40 videos musicales más populares de la plataforma. Además, esta canción se transformó en N° 1 por más de 40 días en Spotify Global, siendo la primera vez que un argentino ocupaba ese lugar en dicha plataforma.
Los números de Bizarrap (BZRP) en las plataformas dan cuenta de la magnitud de su alcance, y de cómo ha permeado un mercado que parece sólo accesible a eso que está en el otro lado del hemisferio (en Spotify Global hoy aparece, además de primero, ganándole a Bad Bunny, David Guetta, Taylor Swift o Selena Gómez). En YouTube, con Quevedo supera los 419 millones de visitas, con Nathy Peluso los 351 millones, con L-Gante más de 305 millones, con Trueno más de 233 millones, con Snow Tha Product más de 208 millones, con Alemán más de 206 millones, con Nicki Nicole más de 195 millones, con Dani más de 182 millones, con Thiago PZK más de 169 millones, con Villano Antillano más de 165 millones, con Eladio Carrión más 161 millones y con Zaramay más de 151 millones de visitas, entre otras varias que superan los 100 millones (según el orden de la propia página de BZRP).
Dani, con BZRP, se defiende “Si los likes son los tickets que cortan / Entonces ustedes tocarían en estadio' repleto' / Pero no es cierto / Esto es music, no entretenimiento”, y sacude “La ventaja fue clave, pero no la vieron / Ya no estoy para sumar amigos nuevos / Ahora multiplico ceros / Y me los gasto en un vuelo”. Aquí pone en tensión cómo pueden mutar los fenómenos de masa, sin que ello signifique se anulen los uno a los otros. La complementariedad es notoria, dado que, como escribieron en el diario español El País el 2 de septiembre de 2022, “El músico argentino cierra tres meses de gira por España con un estimulante espectáculo donde lo que suele molestar en los directos aquí se enaltece”.
Dos décadas. Se advierte que “escuchar a BZRP no cambia la fecha de nacimiento. El DNI es letal”. O como ese amigo que me dice “quiero tener el orgullo de La Loba, me miro al espejo y ni a Twingo doy, si llego a monopatín es mucho”, y me aclara, por lo pisoteado que viene. La dinámica temporal de nuestra existencia no puede ser detenida por un fenómeno de época, ello no quiere decir que estemos indemnes frente a las nuevas lógicas que nos circundan, tanto para transformarnos como para transformarlas.
BZRP se trata de “un fenómeno” que trasciende las fronteras, y cuyo efecto es el de posicionarse dentro de una industria altamente competitiva, de innovación y variación permanente, que exige recambios, y que, por estar ubicado en estas latitudes, merece resaltarse. Es notorio cómo ha dado en los resortes sensibles de un mercado que lo registra en su centralidad.