El fundador de Vox Dei en medio de los bombardeos de 1955
Willy Quiroga es miembro fundador de Vox Dei y el único integrante que estuvo en todas las formaciones de la banda. Ciudadano ilustre de Quilmes, este año celebra medio siglo de “La Biblia”, álbum mítico del rock nacional. Estará el 25 de marzo en el Teatro Astros.
Lo conocí a Willy teloneando con la segunda formación de Perdón Amadeus al mítico Vox Dei en un teatro del Conurbano profundo. Una noche en que la lluvia parecía haberse ensañado con cualquier expectativa de sold out (no hay más localidades). Tiempo luego, nuestros destinos volvieron a cruzarse en los pasillos de MuchMusic. Él era VJ (Video Jockey o presentador de videos).
Una de las últimas charlas fue en torno al 16 de junio de 1955, cuando su rutina de adolescente lo llevó a encontrarse en medio de los bombardeos a Plaza de Mayo, siendo protagonista de aquella masacre. A continuación, un fragmento de una entrevista referida al tema en septiembre de 2020 transmitido por Radio Madres AM530.
Narra Willy Quiroga:
Tenía 15, iba a laburar en el Tranvía 10, porque vivía en Barracas. Justo cuando llega a Yrigoyen y Piedras, a media cuadra de Avenida de Mayo se corta la electricidad. Todo el mundo se bajó, y sentíamos el despelote. Y como éramos pibes, con mi compañero que trabajaba por ahí cerca nos fuimos a Plaza de Mayo. Me paré al lado de una ametralladora Tritubo española – suiza. Pasaban los aviones y “tututututu” le mandaba el tipo. Por ahí se da vuelta, nos ve y nos dice “que hacen acá pendejos de mierda, ¡váyanse, esto no es una película!”
¡Ahí nos dimos cuenta! En la pera tengo una marca porque hubo una especie de parate. Me dice mi amigo: “Vamos a ver al helicóptero que le trajo la noticia a Perón”, que estaba estacionado frente al Ministerio del Ejército (Defensa) en Paseo Colón. Ahí vimos los trolebuses, todos con los cables encima, gente por todos lados tirada. Y justo cuando estamos cruzando Colón vienen los aviones otra vez.
Yo estuve en la Escuela de aviación y sé lo que es una trazadora. Hoy el avión apunta automáticamente pero en aquella época para poder ver, cada cuatro o cinco balas había una que tenía fósforo. Cuando salía, se iluminaba y el tipo veía donde estaba apuntando. Sentí “tututututu”, miro para atrás y veo una cosa de fuego que pegó a dos o tres centímetros de mi pierna. Había un auto a dos metros. Me tiro de cabeza abajo y “pum”, me pegué con la pera. Me lastimé porque estaba lleno de vidrios rotos.