Alicia Salinas: “En la vida y en la poesía me obsesiona la transformación, el cambio, la mutación”
La escritora, comunicadora social, periodista y docente Alicia Salinas conversó con Fractura, el suplemento literario de AGENCIA PACO URONDO, sobre Luz de giro (Baltasara Editora, 2023), su quinto poemario de una obra ya consolidada, que se presentará oficialmente en la Feria del Libro de Rosario este jueves 10 de agosto, en el Centro Cultural Fontanarrosa.
Agencia Paco Urondo: El nombre Luz de giro tiene muchos significados dentro de lo que viene siendo tu obra, pero uno de los versos dice “necesitamos que algo se tuerza” ¿Es el título un anuncio de que vamos a virar, de que hay un cambio?
Alicia Salinas: Venía de Teoría de la niebla, mi libro anterior, en el cual sentí la voz poética muy introspectiva. Empecé a escribirlo allí donde se había despejado la niebla, en una apertura hacia los otros. Eso me llevaba más a conversar. Una conversación, por más que haya disenso, implica la presencia de otros, otres. Ahí ya había un giro: comprometerse con las palabras en relación a esos otros, que de alguna manera tiene que ver con mi oficio de comunicadora. No creo que en el libro tenga tanto la voluntad de comunicar un mensaje, trabajar con lo denotativo, sino que me voy cada vez más hacia las connotaciones, atendiendo mucho a cómo la musicalidad de las palabras y su combinación también pueden significar.
APU: Es que, leyéndolo, sentí fue que ese “necesitamos que algo se tuerza” también estaba dirigido a la voz poética, más allá de que pude encontrar esos registros que trazan una línea a través de tu obra.
A.S.: Creo que siempre estoy con mis obsesiones. Ese registro intimista, en algunos momentos, está. Una de las cosas que me obsesiona, en la vida y en la poesía, es la transformación, el cambio, la mutación. A veces, ese viaje hacia el interior se tiene que dar, no puedo buscar las respuestas a mis propios cambios en los otros.
APU: Me llama la atención de que este generar cambios está implicado en el libro, pero muchas veces parte de imágenes que marcan lo contrario, quizás lo que hay que cambiar.
A.S.: Creo que la mayoría de los poemas tienen una figura de movimiento. Me pasó algo mágico y casual, de lo que me di cuenta después: el primer poema se llama “Emancipación” y la última palabra del libro es emancipa. Cerró una circularidad, siempre hay algo de eso en mis libros, no sé por qué. Fueron cuatro años difíciles, en lo personal y en lo social, y de repente, poder producir obra como mujer trabajadora, en una ciudad que es el interior del interior, en un punto me parecía raro, me surgió la pregunta de si quise escribir el libro o el libro se escribió. En definitiva sí, lo quise escribir, pero se fue armando, constituyendo, de un modo que no podría terminar de explicar. Es más, estoy esperando que llegue a otras personas para completarlo. La mayoría de las veces, son los otros los que me dicen cosas sobre mi propia poesía.
APU: Dividiste el libro en dos secciones: Actos del habla y Conversaciones; a simple vista pareciera que van hacia lo mismo, pero vos destacás fuertemente sus diferencias.
A.S.: Hablábamos, antes, de giros, y me acuerdo que las “Conversaciones” empezaron en 2019, mientras Teoría de la niebla estaba cerrado y empezaba a presentarse. O sea, que Luz de giro se escribe entre fines de 2019 y la primera mitad del 2020. Me di cuenta de que estaba queriendo conversar en el medio del encierro. De todas maneras, necesitó madurar, ajustarse. La sección de “Conversaciones” se me presentó con más claridad: la necesidad de establecer un marco en la conversación, con turnos, idas y vueltas, no un monólogo, una imposición. Siento que no sólo cuesta ponerse de acuerdo, sino también estar en desacuerdo, poder sostener una posición, con argumentos, y no pelearse. No tener una susceptibilidad o un enojo, a partir de ella. Busqué la etimología de esta palabra y me quedé maravillada por lo que significa. Tiene que ver con dar una vuelta, con girar. Estaba, intuitivamente, buscando este giro. Aparecía, también, la posibilidad de hacer cosas con palabras, de que a partir de sus combinaciones podamos generar nuevas realidades. Pensaba “no nos callamos más”. Y si no nos callamos más, qué decimos. Son actos que van dirigidos a algo, en especial.
APU: Los nombres de los poemas de la primera sección son, justamente, acciones, algunas que parecen contradictorias, como nombrarse y callarse.
A.S.: Para escucharme tengo que callar. Esas palabras, de dónde vienen. A veces, cuando dejamos de escuchar ¿qué voz aparece? ¿Qué útero? Porque, también, hay una voz ancestral y está en cada uno de nosotros. Al acallar los ruidos, inclusive de la época, puede surgir algo genuino que, ni siquiera, es propio. Por eso, no solamente aparece mi voz sino la de mi familia, la de los ancestros o hago que aparezcan, revivo, reconstruyo; y aparecen las voces de los animales.
APU: Pensé en Tierra, cuando veía la naturaleza metida en Luz de giro.
A.S.: Siempre se me presenta lo natural, lo salvaje, pero no sé si cualquiera de nosotros puede vivir en el medio del humedal, sin la civilización. Desmontar eso, también. Lo natural, muchas veces, aparece como paraíso perdido. Escribo para los otros, no para mí. Vuelvo a algo que ya dije, a riesgo de quedar como loca o medium: debo admitir que hay algo del orden de lo que hago que se me escapa de las manos. Por más acto del habla, no lo puedo definir con palabras de este mundo, como diría Alejandra Pizarnik. Emerge algo que está como en un fondo, la poesía permite que lo haga. Por eso la necesitamos, aún. Al libro lo siento como algo que quiero dar, entregar.
APU: Y ver qué le pasa al otro, que lo termine de completar, como decías.
A.S.: Además porque, quienes escribimos, antes y durante fuimos/somos lectores. Puede suceder que, algún día, se cierre el grifo de la poesía. Pero seguiremos siendo lectores. La poesía de otros, me ha producido efectos. Perdurables y memorables. Y la posibilidad de establecer relaciones entre autores, épocas. En algunos puntos, me permitió crecer y transitar la vida. Poder entregar un poema al mundo me lo tomo con mucha responsabilidad y alegría. Ahora es el momento de darlo.
APU: Se cumplen 20 años de tu primer libro, La sumergida; cuando mirás hacia atrás, hacia ese libro, hacia esa Alicia ¿qué ves?
A.S.: Fue un libro que salió en el 2003, donde la voz poética es encarnada por una militante detenida desaparecida, que habla desde el fondo del Río de la Plata porque fue arrojada en un vuelo de la muerte. En ese momento, trabajaba para el diario El Ciudadano haciendo tribunales y, además, había sido el 2001, me shockeó mucho que el país se derrumbara. A pesar de que hacía mucho que estaba escribiendo poesía, no había publicado. Se presentó la oportunidad a través de un proyecto colectivo de la revista y editorial Los Lanzallamas, de Rosario. Cuando miro para atrás, siento que tenía que ver con un montón de cosas que quería decir, que me atravesaban, me atravesaba mucho lo social. La poesía siempre trabaja sobre esas cosas no dichas, negadas, que se quieren tapar. Fui hacia eso, tal vez, necesitando enmascararme un poco. Ya, en el próximo libro, no busqué una voz desde la cual hablar. Como sea, hablé.
APU: Gallina ciega, que no deja de compartir simbología, porque va desde el juego infantil hacia la imagen del detenido/desaparecido que está tabicado.
A.S.: Es polisémica. Siendo un juego infantil, nos remite a las tinieblas, a alguien que es sometido a la oscuridad y busca desde ella. Así que primero estuve hundida, después anduve a los tumbos, luego llegó Tierra y, por lo menos, me paré. Firme. En todo eso, se iba como ablandando la voz, esa voluntad de bajar línea, conciente o no. En Teoría de la niebla, si bien estoy como en un estado gaseoso, no dejo de tener esta cosa de intelectualidad, porque es teoría. Y en este nuevo libro, aparece la luz, es el primero un poco más luminoso, si bien no es una comedia. No trata un tema en especial, pero habla sobre muchos. No tiene una voluntad definitiva de decir, pero dice. También es el primero donde, desde la foto de portada, sonrío. Me permití eso. Escucho poetas que utilizan el humor o la ironía, a mí no se me da, en la poesía soy grave. Pero aún en la gravedad, busqué encontrar algunos registros de ternura, de esperanza, de suavidad.
"Aún en la gravedad, busqué encontrar algunos registros de ternura, de esperanza, de suavidad".
APU: Siento que ese registro de lo social, en Luz de giro está, pero cobijado por la dulzura y preguntándose hacia dónde puede ir.
A. S.: Y decidir. Muchos me preguntan por qué el ciervo (aparece en la tapa y en el último poema). Porque tiene que tomar una decisión, si salta o permanece quieto. Las decisiones que tomamos en la vida no vienen de afuera, las tenemos que tomar nosotros. Y tienen consecuencias. Repito, no quiero dar un mensaje en especial. Me interesa más el tema de trabajar las imágenes, su sonoridad, atiendo mucho a eso cuando escribo un poema. A cómo se van encaminando y combinando las palabras, generando nuevos sentidos. Ojalá me pueda seguir ocupando de ello. Para decir lo que quiero, tengo mi oficio de periodista.
APU: Que, a su vez, te permite quitarle peso de omnipresencia a la voz poética.
A.S.: También descubrí que, cuando escribo notas, me empieza a agarrar esta manía de ver cómo combinan las palabras, aunque no sean notas de cultura. Me fui acercando mucho a las palabras.
APU: Escribís desde una ciudad que forma parte de lo que suelen llamar Interior, pero que tiene su propia potencia: con mucha calidad en escritores, muy buenas editoriales que le dan espacio a lo que se escribe en Rosario ¿Ya no se mira tanto a Buenos Aires, a ver si legitima o no?
A.S.: Le estoy muy agradecida a Baltasara porque tanto Luz de giro como Teoría de la niebla fueron seleccionados por convocatorias periódicas que hace la editorial, por géneros, y eso permitió su publicación. Por primera vez, firmé contrato, pasamos de un manuscrito a un proyecto editorial. Hay más amigos, más compañeros que ayudan en la difusión. Es lo que intentamos dentro del mainstream de la cultura, que no está atendiendo a lo poético. Me encanta publicar en esta editorial que es independiente, que apuesta a los autores, que fue comandada por mucho tiempo por Liliana Ruiz. Nunca publiqué en ediciones estatales, salvo en antologías organizadas. Tierra lo publicó una editorial independiente, La mariposa y la iguana, que es gestionada por mujeres y con temas de mujeres y diversidad. Creo que es posible hacer poesía desde Rosario, lo hacemos. Necesitamos revitalizar, aún más, el campo.
Pertenezco a una agrupación que se llama La Palabra Colectiva, de escritorxs, editorxs y correctorxs de acá, que está abierta a las mujeres y las diversidades para poder pensar desde los feminismos cuáles son las dificultades que tenemos. La necesidad de reponernos a esas adversidades como conjunto. Y la necesidad de reponernos a no tener una centralidad como ciudad. Necesitamos que haya políticas públicas de apertura para que los materiales circulen. Difusión, generación de espacio en los barrios, de promoción de la lectura, de formación de lectores. Que cuando haya ferias o eventos de magnitud, se le dé lugar a los rosarinos, no solamente a los que triunfan en Buenos Aires, sino a los que producen obra en la ciudad, que son muchos.
*Por decisión de la entrevistada, este artículo contiene lenguaje inclusivo.