Juan Cinza: “Me interesa ese rescate que hace el lunfardo del soneto”

Juan Cinza nació en la Ciudad de Buenos Aires en 1984, es guitarrista, cantor y poeta. En 2013 publica su primer disco, Corta la bocha - Tango Villero, en donde relaciona letras de cumbia villera con el tango. De ahí nacen Los gedes del tango, quienes participan en Pasión de sábado en el 2014, con Ariel, el Traidor. En 2019 editan su primer EP, Tango Villero. En 2017 se incorpora al Sindicato de Borrachos del Abasto con quienes publica Fiesta Sindical. Actualmente habita la noche porteña junto a su compañero Gino Arazi (Dúo CinzArazi)

Con la primera edición agotada, Juan quiere reeditar Alma Mula: versos lunfas y reos, el libro que publicó la editorial Milena Cacerola en el 2021. Con prólogo de Mariano Dubin, citas de Dante Linyera, Carlos de la Púa, Julián Centeya, arte de tapa de Luciano Dimilta y cierre de Afra Cagnoto, encontramos un contundente poemario del que no se sale ileso. En cinco estaciones reas se desarrollan escenas, retrospecciones, anécdotas del ahora (y también del mañana que nos trae “Gardelator”) de una actualidad cruda, jocosa y urgente, que merece ser reflejada y tratada por la poesía.

Cinza se enrosca en los dolores de la marginalidad: “es que la patria es un barrio/ con su barro y con su flor/ y por eso canto yo/ que quisiera ser su bardo”. Con alma militante y guacha, tenaz en la maniobra del lunfardo, hilvana siglos que comparten pasiones y miserias: “Traeme el alba gauchito, metele/ que llevo a cuestas fantasmas del hambre/ y un bondi de recuerdos mala leche”. La constelación integra el tango con sus vicios y sus tugurios, el peronismo y su lectura de la plasticidad postmoderna, la cruz que clava a un alma paria la injusticia neoliberal.

Las páginas de Alma Mula están impregnadas de voces melodiosas y ocurrentes, melodías barderas que gambetean entre tristezas y berretines de madrugada. Agencia Paco Urondo conversó con Juan Cinza acerca de la obra, sus formas, inspiraciones, el tango y el proyecto de reedición del libro.

Agencia Paco Urondo: Alma Mula es un libro con una estructura muy sólida, que va desarrollando su temática desde el afuera social para, inevitablemente, terminar en el amor y sus absurdos ¿Cómo surge esto en la gestación del libro?

Juan Cinza: El libro se editó en la cuarentena, cuando vivía en un departamento y estaba un poco trepando por las paredes. Hacía rato que venía juntando sonetos, décimas, versos libres, siempre con las referencias poéticas, estéticas, que van desde los poetas “lunfas” a los Pibes Chorros, de Carlos de La Púa a Pablito Lescano, de Dante Linyera a Enrique Syms.

Empecé a revolver toda esa mugre y en realidad, la hazaña fue ordenarla y darle un sentido, que tenga cierta narrativa, La encontré en el trayecto del barrio a la ciudad, de “éste” barrio y de “ésta” ciudad, de una villa de hoy, a una metrópoli como es la Ciudad de Buenos Aires. Entonces, tenés esos primeros sonetos que tienen que ver con lo barrial, las milongas con la joda, el conventillo, y después están los versos libres, más románticos. El libro no tiene razón de ser, es hijo del encierro, del aburrimiento, pero también es el resultado de años de escribir y de hacer una síntesis de todo ese tiempo que estuve escribiendo. Unos cuatro años, por lo menos.

APU: Alma Mula trabaja comprometidamente con formas y estructuras fijas que implican una musicalidad y una estética desafiante para expresar las vivencias actuales, sin embargo lograste aunar esos ritmos poéticos a un lunfardo novedoso.

J.C.: Lo que fui buscando es incorporar la métrica a la escritura, me enrosqué mucho con el soneto, la décima, las rimas, con que eso funcione.  A veces sale y otras veces no, eso también se ve en el libro. A veces la música se rompe para que funcione la estructura, y para mí es importante que funcione la estructura, como es la del soneto, la de la milonga, porque es la posibilidad de que eso pueda ser cantado. Uno de los motivos que a mí me pareció piola para publicar es que el libro pueda tirarse en una guitarreada. Agarrás unas décimas, agarrás un soneto, y sacás un tema de la galera, enseguida. Y eso me pareció una idea que había que llevar adelante. Que sea un libro que pueda ser guitarreado, que pueda ser compartido en el fogón, entre amigos, en noches largas.

APU: ¿Por qué el tango y el lunfardo?

J.C.: Siempre digo que nosotros, al menos los pibes de mi generación, encontramos en el tango cierta rebeldía perdida, o que perdió el rock, de alguna forma. Empecé a escuchar música en los 90 y escuchábamos Viejas Locas, La Renga… Todo eso, por lo menos para mí, en mi vida se agotó y encontré en el tango ese “hecho maldito”, esa mugre, esa bronca que el rock no me estaba dando. Me interesó y me interesa justificar esa vigencia del tango, demostrar que el tango no está en el museo ni en películas viejas, ni tiene que ser en blanco y negro, ni ser un show for export sino que está vigente en nuestras vivencias, en nuestros barrios, en el Riachuelo, en nuestros barrios humildes también, en sus noches, que son bravas.

Me interesaba poder plasmar eso tanto en verso como musicalmente, y este libro, Alma Mula, también es un esfuerzo en ése sentido porque está escrito con formatos ya antiguos. “¿Por qué vas escribir un soneto que es un formato que viene de Italia, del año del orto, del mil ochocientos? Dejate de joder”. Y bueno, porque es un formato que te permite cantarlo, que te permite milonguearlo, y me interesa ese rescate que hace el lunfardo del soneto. Y que con ese formato hablemos de lo que pasa hoy en los barrios populares.

APU: La primera edición se agotó ¿Tendremos la oportunidad de celebrar la reedición de Alma Mula: versos lunfas y turros?

J.C.: Lo publiqué hace dos años. Superó mis expectativas. Lo había pensado más para mí y mis amigos más íntimos, superó ese círculo. Me interesa el recorrido que tiene porque a mí me identifica, es un trayecto prototípico del tango, que es del barrio a la ciudad, del barrio a la bohemia; eso me encanta. Las devoluciones que tuve fueron muy interesantes y despiadadas, también. Me di cuenta que el libro es despiadado, hay una defensa de la poesía desde su lugar más crudo y rudimentario, que es bastante punk. En ese sentido se condice con lo que hacemos con CinzArazi, que es punk criollo.

Lo que me pasó es que yo lo publiqué en marzo de 2021, hubo un rebrote de Covid y no lo presenté nunca más. Dije: lo presento a fin de año. A fin de año me quedé sin libros, los vendí todos y me quedé con ganas de presentarlo. También es verdad que yo no sabía mucho cómo hacerlo. No quiero un panel, con dos amigos, recareta… que el lunfardo, que no sé qué. Tendría que hacer una gran joda, obviamente. Por eso tengo la idea de juntar la moneda, porque está muy caro publicar, y reeditarlo ampliándolo un poco; tengo algunos textos más que amplían el concepto de Alma Mula.

La barra rante espera ansiosa la noche de farra que Cinza convoque a brindar por la segunda edición.

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