Eric: la originalidad del sin género
Eric, la nueva miniserie de Netflix, se salta de la norma. No es un policial, tampoco una comedia, ni un drama, pero se sirve de todos esos géneros para edificar una narrativa original donde la violencia, los prejuicios, la inseguridad y la discriminación atraviesan por completo sus seis episodios.
Benedict Cumberbatch se pone en la piel de Vincent. Esposo, padre de Edgar y uno de los creadores del exitoso programa Good Day Sunshine -una especie de Plaza Sésamo-. A ese escenario infantil que inunda la pantalla los primeros minutos donde hay marionetas y canciones, rápidamente se le contrapone un ambiente exacerbado por la violencia. Las reuniones de trabajo, el vínculo con su esposa Cassie y sus padres, y hasta la relación con su hijo Edgar se ciñen rápidamente a un estado de permanente enojo. En ese clima disfuncional recibimos la primera pista: una imagen de un niño desaparecido en un cartón de leche que, apenas, se deja ver sobre la mesada de la cocina.
Edgar (Ivan Howe) vive inmerso en esos contrastes. De vez en cuando, lo acompaña a Vicente al estudio de grabación del programa del momento, corren carreras que nunca le permiten ganar y escucha a sus padres discutir sin parar una vez que entra a su casa. Mientras tanto, dibuja y crea un personaje, un monstruo llamado Eric. Abby Morgan, creadora y productora de la serie, nos sumerge en una breve pausa: Edgar desaparece. Frente a ese hecho se nos van a plantear muchos interrogantes: ¿Se fue o se lo llevaron? ¿Está vivo o muerto? ¿Quién fue?
En ese momento, entran en escena otras historias que van a terminar de asentar la atmósfera sobre la que se va a desarrollar la historia. Un detective que intenta mantener escondida su sexualidad de la Policía de Nueva York, una madre que lucha para que la desaparición de su hijo no sea olvidada en una época signada por el racismo, un candidato a alcalde y las personas en situación de calle como un problema urgente del que sólo se desprenden “soluciones represivas”, una forma de hacer a lo Giuliani.
Frente a esa crisis que desata la desaparición de Edgar y su búsqueda, Vincent comenzará a ver a Eric, el personaje creado por su hijo, y se convencerá de que deberá recrearlo y llevarlo a la pantalla. Un Cumberbatch que repite la maestría de actuaciones, como las que tuvo en Sherlock y Patrick Melrose, donde el hartazgo, la empatía y la emoción confluyen. Sin dudas, en una época signada por el boom de los policiales y true crimes en plataformas, Eric es un respiro. Una de esas series que aparece cada tanto para demostrarnos que frente a la sobredemanda aún hay espacio para la originalidad.