Disclaimer: la advertencia que detona la narrativa
Disclaimer es una miniserie que conjuga a Cate Blanchett, Sacha Baron Cohen y Kevin Kline en un mismo escenario bajo la dirección del cineasta Alfonso Cuarón para la plataforma Apple TV+. Un largometraje espaciado en siete capítulos que es, a la vez, una novedad y una incógnita capaz de acalambrarse en nuestros consumos. Quizás, de lo mejor que nos dejó el año anterior en materia de producciones seriales.
El 2024 fue muchas cosas pero, sin dudas, fue el año en el que Cuarón desafío, nuevamente, a las plataformas de streaming. Desafió su tempo y narrativa, salteándose las exigencias del on demand que aparecen como un mantra. Disclaimer es una obra que se toma su propia temporalidad y nosotros, los espectadores, le concedemos esa licencia.
El error involuntario de Apple TV+ fue traducirla al español como “Desprecio”, generando una predisposición inequívoca. Su título debería resignificarse como advertencia, aviso, exención de responsabilidad, en ese orden. De todas formas, la miniserie se recupera rápidamente de ese primer obstáculo y nos confunde. Ese clima de caos ordenado es el gancho para quedarnos y esperar a que el relato madure.
Un relato sin tiempo, o con un tiempo que, en los primeros capítulos, parece indescifrable. Una narración en pasado que colisiona constantemente con el presente. Aquella advertencia que, al principio, no vemos: “Cuidado con la narrativa y la forma. Su poder puede acercarnos a la verdad, pero también puede ser un arma con un gran poder para manipular”. Es la génesis de un mecanismo narrativo y una duda que se acrecenta: ¿Qué es real y qué no?
A lo largo de la narración nos encontramos sumergidos en un clímax apenas incómodo que nunca termina por asfixiarnos. Primera, segunda y tercera persona, las y los narradores se alternan, nos distancian de los hechos para después someternos a la acción presente del relato. Una línea temporal desordenada que divide la historia. Un pasado acalorado y luminoso, que evoca la estética de una película europea clásica. En ese tiempo narrativo Jonathan (Louis Partridge) se encuentra con Catherine (Leila George) y su hijo en la costa italiana.
En paralelo, el presente se desarrolla veinte años después en Londres, donde los narradores se turnan peleando por la hegemonía del relato. Bajo una luz pálida, apenas gris, nos topamos con una Catherine (Cate Blanchett) consagrada como periodista y documentalista galardonada, que vive junto a su esposo Robert (Sacha Baron Cohen) y debe enfrentar un vínculo difícil con Nicholas (Kodi Smit-McPhee), el hijo de ambos. A su vez, también se apersona Stephen (Kevin Kline), viudo y padre de Jonathan, quien -en ese momento nos enteramos- está muerto.
Stephen, cuya existencia parece haberse atascado años antes, encuentra un viejo manuscrito de su esposa Nancy (Lesley Manville) que decide publicar con un seudónimo bajo el título “Un perfecto desconocido”. A su vez, se lo envía a Catherine y a quienes la conocen, creyendo que con ese artefacto puede vengar sus pérdidas. A medida que la narración presente se desarrolla aparecen intervalos de un pasado apenas menos lejano, cuya protagonista es Nancy y su duelo ante la muerte de su hijo.
Sabemos que Jonathan murió, también sabemos que Catherine intenta distanciarse lo máximo posible de ese pasado que acecha. En el medio, aparecen temas tan actuales como la cancelación y el abuso. Un final que atraviesa por lo sincero y lo brutal, donde nada sobra. Pero, sobre todo, una invitación a preguntarnos: ¿Por qué decidimos creer? ¿Y qué somos capaces de hacer para seguir haciéndolo?