Los riesgos del periodismo

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Los riesgos del periodismo

17 Noviembre 2012

Video: las agresiones durante el cacerolazo opositor / La posición de FOPEA sobre el 8N

Cynthia García: "Es irracional que alguien piense que cubrir una protesta es provocar"

Agresiones a periodistas: 130 casos en 2012 / Sudamérica: las graves situaciones de Chile, Brasil, Paraguay y Colombia

Andrés D´Alessandro (FOPEA): "Para los periodistas, lo más perjudicial es la presión de las propias empresas"

Colectivo de Prensa: "La precarización se ve en gráfica, con la figura del colaborador"

 

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Por Juan Ciucci I Los trabajadores de prensa enfrentan diversas vicisitudes. Coberturas donde arriesgan su integridad física, imposiciones patronales que pisotean sus derechos, una profesión caracterizada por la flexibilidad laboral, entre otras problemáticas. En este dossier analizamos la actualidad de quienes ponen el cuerpo por el “cuarto poder”.  

Enmarcado en los conflictos abiertos en la disputa por el poder en la Argentina, los medios hegemónicos han logrado limitar la discusión en torno a la “libertad de prensa”. El papel de los medios en las sociedades democráticas y los negocios de las empresas dueñas de esos medios, sólo pudieron instalarse en la discusión pública a partir del proceso de sanción de la Ley de Medios Audiovisuales.

Sin embargo, el lugar que ocupan los trabajadores de prensa, y los riesgos que acarrea su profesión, son generalmente poco visibilizados. Teniendo en cuenta su poder para instaurar discursos, las empresas mediáticas intentan confundir estos márgenes y colocar en la espalda de los trabajadores la defensa de sus intereses empresariales.

Algunos “periodistas profesionales”, como gustan llamarse, llevan adelante ese trabajo por convicción o conveniencia. Sin embargo, son muchos los que sufren la presión patronal para erigir discursos con los cuales no se sienten identificados. La cláusula de conciencia que propone FOPEA es un intento de respuesta a ello, y permite entender la gravedad de este problema, por parte de una asociación que lejos está de poder ser considerada oficialista.  

Sin embargo, el sentido común consolidado asocia las presiones a la prensa con el poder político y la “pauta oficial”. Más allá de la validez de ese reclamo, aún resta avanzar en la reflexión sobre el papel que las empresas ejercen en esas presiones que sufren los trabajadores de prensa y la posibilidad que esto abre para que ellos puedan visualizarse como tales. En entrevista con AGENCIA PACO URONDO, Andrés D´Alessandro, director ejecutivo de FOPEA, reconoció que en una “una encuesta en todo el país (…) más de la mitad de los periodistas decían que lo más perjudicial para el desarrollo profesional era la propia presión de las empresas periodísticas en las que trabajaban”.

Las presiones redundan también en la precarización laboral, por la que un trabajador que cumple similares tareas que sus compañeros, cobra sin embargo muchísimo menos y queda exento de beneficios tales como la Obra Social o los aportes jubilatorios. La tercerización, ocultada detrás del eufemismo de “colaborador”, permite a las empresas ampliar su margen de ganancia a la vez que amedrenta a quienes trabajan bajo relación de dependencia. Las empresas periodísticas se encuentran entre las actividades que más hostigan la actividad sindical, y logran con ello una mayor explotación laboral. Esta semana, los trabajadores del diario Clarín lograron conformar su comisión interna, después de 12 años. De cualquier modo, la problemática atraviesa a todas las empresas, más allá de sus posicionamientos ideológicos.

El dossier dedicará una atención especial a los graves ataques sufridos por trabajadores de prensa durante la marcha del 8N y los discursos que intentaron justificar esas agresiones. Que la reflexión sea importante para, sin desconocer la amplitud de la marcha y sus demandas, remarcar la naturalización de la violencia contra la “prensa oficial”. El pasado 8 de noviembre fueron agredidos colegas de cinco medios, dos casos (C5N y Duro de Domar) muy graves. No son habituales esas situaciones en marchas con otras banderas políticas.

Que el dossier sea un aporte desde el periodismo – militante, en este caso – para reflexionar sobre las deudas pendientes de una profesión que más allá de las grandes plumas de los principales medios, presenta problemáticas que necesitan ser iluminadas por la discusión pública.