Apuntes en torno al Pueblo (a partir de la intervención de Cristina)
Por Darío Capelli
Simplemente le creo. No digo que no esté en campaña pero su discurso sobrepasa en mucho el collar de guiños hacia otros sectores, dentro y fuera del peronismo, para un armado electoral que derrote al macrismo en 2019. Para qué negar que las roscas son necesarias para construir mayorías circunstanciales pero esta mujer está más allá de mezquindad semejante. ¿Por qué no pensar lo político como una superación del binarismo izquierda-derecha? Lo primero que nos viene al recuerdo es, desde ya, La Comunidad Organizada pero bien podemos repasar velozmente otras tradiciones.
Aunque se haya autocriticado e incluso vuelto un ultraizquierdista refutado con severidad por el mismo Lenin, el marxista húngaro György Lukács pensaba que uno de los mayores méritos de su Teoría de la Novela era que fusionaba una “ética de izquierda” con una “epistemología de derecha”. Incluso fue necesario elucidar esa permeabilidad mutua en “la visión de mundo” que propone el libro pues de lo contrario no hubiera emergido autocrítica alguna.
¿No fue Glauber Rocha -más que un director de cine: un gran intelectual de cuyo compromiso no se puede dudar- quien en Estética del Sueño proclamó a Borges como un escritor revolucionario mayor porque su literatura instrumentaba por derecha sentimientos de izquierda?
Pensar más allá del binarismo izquierda-derecha no es obviar las distinciones de fondo sino pensar qué de los otros hay en nosotros y qué de nosotros, en ellos. Y nadie por eso tiene que dejar de ser quien es ¿Por qué le aceptaríamos a Virno las ambivalencias de la multitud sin chistar y le impugnamos a Cristina las complejidades del pueblo? El pueblo kirchnerista se parece bastante a la multitud spinoziana pues definitivamente no es un Uno ni la Voluntad General, en tanto que no es el miedo lo fundante ni es tampoco una lúcida unión de intereses derivada de la oposición común a un tercero. Mas tampoco es el persistente tumulto de los muchos, pura pluralidad. No.
En efecto, no hay pueblo kirchnerista (y aquí es en donde menos se distingue de los pensamientos más clásicos) sin estado. En su tan comentado discurso, Cristina habló de la igualdad como construcción, pero así como parece habernos dado a entender que en el estado se produce, también puede interpretarse que, en todo caso, en el estado se confirma; de la igualdad hablamos: en un modelo neoliberal bajo la forma del individualismo y la meritocracia; en uno nacional-popular bajo la de la justicia social y la soberanía.