Panorama de la violencia del modelo neoliberal
Por Maria Fernanda de la Quintana*
La vorágine de violencia Institucional no para. Primero, los docentes de CTERA fueron brutalmente atacados a palazos y corridos con gas pimienta frente al Congreso cuando intentaban instalar una “Escuela itinerante” como forma alternativa a la huelga y la movilización. Luego, la violenta represión en Lanús, cuando un grupo de efectivos de la policía bonaerense reprimió un comedor del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), durante la misma una mujer embarazada que fue baleada perdió a su primer bebé.
Ejemplos de los más obvios de una realidad perversa que parece imponerse como dinámica adaptada. Solo en el mes de junio hubo 2403 despidos en Argentina. Desde el gobierno se trata de instalar que “toda protesta está fuera de la ley”. El correlato ideológico se corresponde con esta cosmovisión de mundo en la cual la protesta social es un mal a erradicar.
De esta forma, se avanza con el plan de ajuste. La inflación sigue creciendo, al igual que los despidos. En este contexto la quita de pensiones por discapacidad, es expresión de la barbarie del ajuste en marcha. El gobierno busca desregular las relaciones laborales, dañando los convenios colectivos, el salario, y las condiciones de seguridad de los trabajadores sumado a que se busca también coartar el ejercicio del derecho a huelga.
El modelo neoliberal instituido en la profundización de la desigualdad y la exclusión social, la precarización, y la desintegración, es sostenido desde un discurso y una práctica política por parte del orden social dominante como de inevitabilidad, sellando una fuerte tendencia hacia la “naturalización” de las pérdidas de las protecciones y de la permanente desigualdad.
Adicionalmente se han introducido prácticas expulsatorias de carácter geográfico y de represión física sobre las personas que resisten. Los actores dominantes plantean nuevos objetivos de sometimiento y desmantelamiento de políticas públicas, esto reclama, irremediablemente, dar respuestas y superar la encerrona neoliberal.
La intención de quitar las pensiones por discapacidad, más la quita de derechos a los jubilados y la presunta “falta de eficacia” de la gestión pública respecto a resolver problemas, no constituye en absoluto una “falta de eficacia”, sino por el contrario, es una muestra de excelencia la eficacia en un programa de transferencia de recursos desde las mayorías pauperizadas a las minorías oligárquicas.
*Periodista. Licenciada en Ciencias y Humanidades.
Especializada en “Formulación, diseño y evaluación de impacto en Políticas Sociales”. UBA.-