¿Un nuevo Plan Conintes 60 años después?
Por Sebastian Enricci
Es sabido que recordar los acontecimientos del pasado permiten interpretar el presente para luego proyectar el futuro. Pero también para evitar los errores cometidos y de los que toda sociedad debería aprender.
La implementación de políticas que redistribuyen la riqueza de una nación siempre hacia los sectores más concentrados del capital en desmedro de los más necesitados no es algo nuevo en la política mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI) creado en el año 1945, tras la Segunda Guerra Mundial, fue pionero en “aconsejar” a los gobiernos de los Estados llamados tercermundistas para aplicar nuevos conceptos económico-monetarios como una vía alternativa a la senda del desarrollo.
En 1958 el presidente Arturo Frondizi accedió al sillón de Rivadavia con el peronismo proscripto e implementó una novedosa teoría económica el “Desarrollismo” que encarnaba Rogelio Julio Frigerio por entonces, Secretario de Relaciones Económico-Sociales. Esta idea economicista estudió los problemas estructurales de la economía y buscaba soluciones cambiando la estructura productiva agrominera con inversión productiva, industrias básicas de integración que por presiones rápidamente tuvo que abandonar por los grandes intereses privados a los que afectaba.
Es en ese momento histórico en el que Fondo Monetario Internacional desembarca fuertemente en la República Argentina y la condicionó a aplicar medidas de políticas monetarias que buscaran: eliminar la inflación súbitamente, reducir el número de empleados públicos, aumentar fuertemente las tarifas públicas de transporte, aumentar sustancialmente las tarifas eléctricas y de gas, eliminar los controles directos de precios a todos los productos salvo a 10 artículos de consumo básicos y mantener los salarios nominales fijos.
Es inquietante, y a la vez esperado, que en un mismo lapso de tiempo de gestión gubernamental (poco mas de dos años) los gobiernos de Frondizzi y Mauricio Macri no sólo tengan en común una mirada “Desarrollista“, y al mismo tiempo iguales acuerdos con el FMI, sino que también semejantes resultados negativos. Es además paradójico que ambos presidentes esperasen fuertes influjos de capitales e inversiones extranjeras que distaron y distan de estar a la altura de lo prometido y que como consecuencia endeudaron fuertemente al país y degradaron la red de contención social que todo Estado debe proveer y sostener.
El Plan Conintes. Represión y cárcel.
Arturo Frondizzi forzado por el descontento generalizado, y como consecuencia de su política económica, firmó el decreto secreto 9880/1958 denominado Plan Conintes (Conmoción Interna del Estado). Éste recurrió al uso de las Fuerzas Armadas y de seguridad para reprimir huelgas y protestas sindicales, movilizaciones estudiantiles y de la ciudadanía en general y lógicamente a la resistencia peronista que, con Juan Domingo Perón en el exilio, encabezaba John William Cooke.
Mediante éste decreto se encarceló a dirigentes gremiales y a políticos opositores que quedaron presos bajo la jurisdicción de tribunales militares y se intervinieron infinidad de sindicatos. Conclusión: Pérdida de derechos civiles consagrados en la Constitución Nacional.
60 años después, Mauricio Macri con su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, irreductiblemente nos remiten al pasado por el uso y despliegue desmedido y brutal de las fuerzas de seguridad con el mismo objetivo: acallar al pueblo mediante la represión. Si bien no tienen el mismo tenor que Conintes, los motivos para implementar protocolos de seguridad son los mismos que tuvo Frondizzi.
Desde que comenzó la presidencia de Macri ya se intervienieron seis sindicatos y se encarcelaron a ex-funcionarios mediante la mal llamada doctrina Irurzun que desconoce, de manera arbitraria y peligrosa, fundamentos básicos del Estado de Derecho. Las Fuerzas de Seguridad, hoy apoyadas en las nuevas tecnologías, desarrollaron un accionar represivo que llegó a magnitudes escalofriantes en diciembre de 2017, en la plaza de los Dos Congresos, tras la promulgación de una ley que limitó el poder adquisitivo de los jubilados. Cabe aclarar que de lograr la flexibilización laboral y que de seguir con grandes ajustes estructurales en el Estado (sobre todo en áreas tan sensibles como la educación y la salud pública) tendremos como conclusión más pérdida de los derechos conquistados durante los últimos 80 años.
Frente al análisis de los hechos atravesados por la la sociedad argentina y comparados con nuestra historia reciente, la frase de Karl Marx "la historia se repite primero como tragedia y después como farsa", tiene más vigor que nunca. No podemos evitar recordar los nefastos acontecimientos que expulsaron al presidente Fernando De La Rúa de la Casa Rosada en diciembre de 2001. Bajo su mandato se aplicaron las mismas recetas del FMI que hundió a la Argentina en su peor crisis económico-financiera y social de la historia nacional y que terminó, estado de sitio mediante, con una represión que arrojó el luctuoso saldo de 36 muertes en todo el país.
Aquellas manifestaciones obreras y las marchas de protesta reprimidas con fiereza se vieron reflejadas, al igual que hoy, en cantos populares y que llegaron a hacerse poesía con el tiempo. La más recordada es “La marcha de la bronca” de Miguel Cantilo y Jorge Durietz e interpretada por el dúo Pedro y Pablo. Hoy los cánticos que afloran en la garganta de millones de ciudadanos, en todos los ámbitos (estadios de fútbol, teatros, subtes, colectivos, bares) denotan mucha bronca y descontento social y le envían un mensaje claro al gobierno: recordarle que sus medidas económicas empobrecen, coartan libertades y conculcan derechos que el pueblo todo supo conquitar.