Perú: Pedro Castillo lidera las encuestas y pone nervioso al establishment peruano de cara al balotaje
Por Juan Cruz Guido
Cuando se perfilaban las elecciones presidenciales de Perú, el 11 de abril, pocos analistas posicionaban al sindicalista docente (magisterio) Pedro Castillo como candidato a ingresar el balotaje con Keiko Fujimori, hija del ex presidente preso por crímenes de lesa humanidad, a quien sí posicionaban como posible candidata.
Finalmente la elección confirmó el ingreso de Fujimori, pero soprendió que Castillo fuera su contrincante. El dirigente de 51 años fue el ganador de la primera vuelta con 18,9% de los votos. Pedro Castillo es uno de los referentes de Perú Libre, un partido de izquierda más duro que el progresismo de Nuevo Perú, de Veronika Mendoza, que era la supuesta candidata de los analistas a enfrentar a Keiko Fujimori en el balotaje.
Para puntualizar la dureza en el discurso de Castillo basta destacar su lema de campaña de cara a esa primera vuelta: "Esta es una competencia entre los ricos y los pobres, la lucha entre el patrón y el peón, entre el amo y el esclavo".
Obviamente esto generó la furia del establishment peruano, que comenzó a menospreciar a Castillo y su posible triunfo frente a Fujimori, asegurando que "de ganar, tendría un gobierno débil". En gran medida, este postulado era cierto teniendo en cuenta lo dividido que estuvo el voto en las primarias y el poco conocimiento del sindicalista en el país.
Pero, al contrario de estas especulaciones, Castillo comenzó a potenciar su campaña con promesas que auguran un cambio radical en la política y la sociedad peruana, como la nacionalización de los recursos naturales (la producción de gas, por ejemplo). Estas medidas generaron que hace unos días el propio ex presidente de Bolivia, Evo Morales, saludara la candidatura de Pedro Castillo, brindándole su apoyo. "Tiene un programa similar al nuestro: revolución democrática y cultural pacífica, defendiendo recursos naturales e impulsando una Asamblea Constituyente, en beneficio del pueblo para que haya justicia social", destacó el dirigente boliviano.
Esto, a su vez, potenció la ira de los actores económicos del país, que durante años conservaron su cuota de poder, a costa de los poderes políticos subordinados. De hecho, la capital peruana fue la cuna del polémico "Grupo de Lima".
Personajes de la derecha peruana, como el escritor Mario Vargas Llosa, aseguraron que el triunfo de Castillo "sería una verdadera catástrofe" y que Perú se convertiría en Venezuela. Lema que tomó también la candidata Keiko Fujimori. Ante el apoyo del ex presidente boliviano, Fujimori afirmó: “Evo Morales, nosotros los peruanos no vamos aceptar su ideología; al socialismo del siglo XXI le decimos ‘fuera’, al comunismo le decimos ‘fuera’, le decimos ‘fuera’ a Maduro, le decimos ‘fuera’ a Lula”.
De todas maneras, estas campañas parecen no hacer mella en el pueblo peruano. Las encuestas comienzan a mostrar que el crecimiento de Castillo es sostenido y, en algunos casos, muy cerca al 50% de los votos, lo que implicaría un triunfo histórico.
La sociedad peruana comienza a ver una perspectiva luego de una extendida crisis política (que incluye un ex presidente preso en EEUU, Alejandro Toledo, renuncias y varios golpes palaciegos), profundizada por la pandemia de coronavirus que hizo estragos en Perú.
Es allí donde reside el quiebre que podría implicar el triunfo de Castillo, que generaría un vuelco radical en la política económica peruana y un giro total en la geopolítica, en particular con respecto a nuestro continente.