Atentado contra CFK: todos los caminos conducen a Patricia Bullrich
Datos que podían aportar pruebas en el intento de asesinato contra Cristina Fernández de Krichner fueron borrados en las oficinas de Patricia Bullrich. Así lo reveló el diario Página/12 en su edición del domingo. No es la primera vez que la referente del PRO queda pegada a una causa que investiga el uso de un arma de fuego.
En este caso, los datos fueron eliminados del celular de Ivana Bohdziewicz, secretaria de Gerardo Milman, diputado de Juntos por el Cambio.
Milman, mano derecha de Bullrich, quedó involucrado por un testigo clave en la causa que investiga el intento de asesinato contra la vicepresidenta. Esa persona dijo que escuchó decir a Milman en el bar Casablanca: “Cuando la maten, yo voy a estar camino a la costa”. Unos días antes, Milman había presentado un extraño proyecto donde hablaba de un “falso ataque contra Cristina”. Ese día en el bar, el diputado estaba junto a sus dos secretarias, Bohdziewicz y Carolina Gómez Mónaco. Cuando fueron citadas a declarar, ambas negaron haber estado en ese bar hasta que les mostraron imágenes de unas cámaras de seguridad que las habían registrado llegando hasta el lugar.
Lo que se reveló ahora es que Bohdziewicz pidió dar un testimonio por tercera vez en la causa y ahí afirmó que su teléfono no fue borrado por su propia cuenta, sino que fueron cuatro horas de trabajo de un perito en las oficinas de Bullrich. El objetivo: eliminar cualquier rastro de información del teléfono. ¿Por qué a la candidata le interesa que esos datos no se conozcan?
Armas para Bullrich
El nombre de Bullrich vuelve a aparecer en una causa judicial sin que ninguno de los grandes medios se impresione al respecto. Su figura política creció a pasos agigantados en los últimos años. Bullrich, que venía de ser ministra de Trabajo y de Seguridad Social en el gobierno de Fernando De la Rúa, luego del estallido se refugió en una banca en el Congreso hasta la llegada del macrismo al poder. El rol central que ocupó por esos años sumó adeptos y militantes a su campaña. Internamente.
Lo curioso es que la extensa cobertura mediática con la que cuenta Bullrich se reduce cuando queda involucrada en un escándalo. En 2015, mientras se investigaban las causas de la muerte del fiscal Alberto Nisman, sobrevoló una pregunta: ¿por qué había tantas comunicaciones de Nisman con Laura Alonso y Bullrich? Antes de su muerte, el fiscal eliminó mensajes que había intercambiado con la ex ministra de Seguridad del macrismo. También intercambiaron llamadas telefónicas horas antes de la tragedia.
Durante los años de Bullrich como ministra de Seguridad se aceitaron más que nunca los vínculos con Estados Unidos e Israel. Trabajos conjuntos junto a la DEA y el FBI, fiestas en la embajada norteamericana. Y además se sumaron dos muertes más al currículum de la ministra: Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. Para justificar los operativos de represión que terminaron con esas vidas, el gobierno nacional se empeñó en agitar el fantasma de supuestos grupos armados mapuches. Santiago murió ahogado escapando de un operativo de Gendarmería y Nahuel recibió un tiro en la espalda de parte de un efectivo del grupo Albatros de Prefectura Naval.
En el caso de las relaciones con otros países, para Bullrich fue crucial haber conocido en sus épocas de militante de izquierda a Mario Montoto, el presidente de la Cámara de Comercio Argentino Israelí que edita la revista DEF y que se dedica al negocio bélico. Montoto fue el nexo que unió muchas de las compras de equipamiento de vigilancia y armamento que el ministerio de Seguridad adquirió en Israel. En 2021, Mauricio Macri y Bullrich recibieron imputaciones en una causa que investigaba el tráfico de armas a Bolivia. El objetivo era equipar a las fuerzas que sostenían el golpe de Estado en ese país. En Bolivia la investigación avanzó pero en Argentina el nombre de Bullrich tuvo más peso y desde sectores del kirchnerismo denunciaron que la causa fue cajoneada.
Hace unos días la Inspección General de Justicia (IGJ) resolvió intervenir judicialmente la fundación que preside Bullrich. Esto por considerar que se realizaron movimientos irregulares y que la fundación era en realidad una pantalla para reunir fondos de parte de empresarios para su campaña presidencial.
Bullrich se mueve con las formas de quién ostenta una cuota de poder abultada, lo que se dice cotizar alto. Su equipo de trabajo filtra pedidos de entrevistas y manejan su campaña con la lógica estridente de quién propone balas antes que consenso. Quizás sea mucho más gráfico tener en cuenta un cambio de los últimos años en relación a su figura y la manera en la que gambetea causas judiciales. Quienes antes se comunicaban con Elisa Carrió para filtrar datos sensibles y movilizar operaciones, ahora lo hacen con Bullrich. Y como decía Alfredo Yabrán: el poder es tener impunidad.
El nombre de Bullrich vuelve a aparecer en una causa judicial sin que ninguno de los grandes medios se impresione al respecto.