Concejal macrista trató de “negra de mierda” a fiscal electoral del FpV
Por Diego Kenis
La Alianza Cambiemos continúa con su semanal demostración de una uniforme conducta partidaria autoritaria y discriminatoria, cuya máxima expresión quizá haya sido el militante montaje fotográfico de disvaliosa comparación entre tres mujeres morochas orgullosas de sus pancitas de embarazadas y una familia aria que seguramente no cobra planes sociales pero envía a sus hijos a colegios privados financiados por el Estado, compra en doce cuotas sin interés sus artículos de jardinería o planea el próximo exilio político forzado de quince días en Venecia.
La última noticia en tal sentido llega desde Pigüé, en el distrito de Saavedra, uno de los pocos reductos de la Sexta Sección Electoral del sudoeste bonaerense donde el Frente para la Victoria (FpV) retuvo la comuna y resultó infructuosa la campaña de martilleos diarios de La Nueva Provincia, que en 1976 encabezó las operaciones psicológicas del terrorismo de Estado y cuarenta años después apuntala la candidatura de Mauricio Macri junto a jerarcas de la Base Naval de Puerto Belgrano.
La impotencia por lo que se vislumbraba una derrota amarilla en el plano municipal motivó la cólera del dirigente de la Cámara de Comercio e Industria local y electo concejal del PRO Luis Sevenie (foto), que en medio de una discusión por la anulación o recurso de un voto trató de “negra de mierda” a la militante del FpV Silvia Tacoronte, que oficiaba como fiscal partidaria en la mesa.
La discriminatoria agresión requirió la intervención del presidente de esa mesa, Marcelo Tigri, y motivó el repudio del reelecto intendente municipal del FpV Hugo Corvatta, que rechazó el “lamentable hecho” y exigió las “públicas disculpas del señor Sevenie, retractándose de su vergonzoso comportamiento”.
Las disculpas públicas nunca llegaron, y a cambio Sevenie negó el episodio a pesar de los testigos del hecho. Pero fuentes bien informadas confiaron que su segunda en la lista, Pamela Hernández, fue quien debió acercarse al local partidario kirchnerista a pedir perdón en nombre de la agrupación por el comportamiento.
El incidente se suma a otros que el PRO y Cambiemos han protagonizado a lo largo y lo ancho de toda la provincia que gobernarán desde el 10 de diciembre, como un anticipo de reedición del eslogan con que una Alianza similar prometía que no habría vencedores ni vencidos.
En Bahía Blanca, virtual cabecera de la Sexta, su candidata testimonial a concejal, futura secretaria de Gobierno municipal y beneficiaria del PROCREAR Laura Biondini dijo en un debate electoral que las criaturas de diez años esperaban a tener doce para embarazarse y cobrar asignaciones y planes. El sesudo diagnóstico sobre el embarazo adolescente generó tal repudio que María Eugenia Vidal debió poner en funcionamiento sus comprensivos ojos y su inocente sonrisa para decir que ese pensamiento no la representa. Desde el próximo diciembre, la órbita municipal reunirá a los dos jefes de Biondini: el actual juez de Faltas y ex agente de Inteligencia de la dictadura Ricardo Germani, en cuyo Juzgado trabaja como abogada, y el intendente electo Héctor Gay, durante treinta años el principal editorialista radial de Vicente Massot.
Doscientos kilómetros al norte, en Coronel Suárez, el candidato a concejal Raúl Caccavo dedicó un ofensivo baile al referente vecinalista del kirchnerismo Ricardo Móccero, días antes de las elecciones. En Olavarría, la caravana PROselitista fue encabezada por un folclórico Falcon verde, todo un símbolo de la democracia y los derechos humanos en la ciudad cementera que durante años ocultó al nieto de Estela de Carlotto. En el mismo Pigüé, los pases de factura entre el PRO y el radicalismo orgánico postrado a sus pies derivaron en un cruce de comunicados en que los candidatos macristas dijeron que eran los mejor preparados no para derrotar sino para “derrocar” al oficialismo. La victoria en las esferas superiores los envalentonó en lo local y esta semana Sevenie generó otra réplica oficial al insinuar, vía Facebook y en tono sarcástico, que la gestión del reelecto intendente kirchnerista Hugo Corvatta fracasaría al no contar ya con “amigos” en el gobierno provincial y eventualmente en el nacional.
Que semejantes antecedentes obtengan el domingo 22 aval de la voluntad popular puede representar el hecho más grave de la Historia política argentina, porque nunca algo así ha ocurrido. Hasta el momento, la derecha ha necesitado de media docena de golpes militares y varios intentos, un genocidio, décadas de fraude electoral, ruptura de plataformas, proscripciones o disfraces progresistas para acceder al mando. Si en dos domingos Mauricio Macri derrota a Daniel Scioli, será la primera vez que se hará con el poder del Estado sin necesidad de recurrir a ninguna de esas viejas estrategias.