La huelga
Columnas de humo (que antes fueron nimbos de niebla que rodearon las parrillas que asan un centenar de chorizos) se yerguen sobre el cielo, envolviendo un viejo molino que está cruzado por dos banderas de la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea (Atilra), enlazadas en las viejas aspas oxidadas de la máquina rural.
Un drone zumba, inquieto y persistente, mientras registra, en ocasiones en vuelo rasante, la experiencia de la huelga que hoy tiene en vilo a más de 40 familias bonaerenses y ya lleva 50 días ininterrumpidos.
El extraño desarrollo desigual y combinado argentino, a medio camino entre la industrialización y la antiquísima explotación de la tierra, se sintetiza en Moctezuma, un pequeño pueblo de 400 habitantes, que forma parte de la localidad de Carlos Casares. Trescientos kilómetros lo separan del centro porteño.
El poblado toma su nombre del gobernante del imperio de mexica, Moctezuma Xocoyotzin, el primer dirigente mesoamericano en hacer contacto con un conquistador europeo: el genocida Hernán Cortés. Un hecho capital para la historia colonial americana, que inspiró al músico canadiense Neil Young a componer el disco “Zuma” (las referencias a la colonización europea se hacen obvias en la magnífica pieza final del LP, “Cortez The Killer”).
El mediodía transcurre en el marco de una sosegada paz. De pronto, todos los presentes baten palmas al unísono. Las cámaras del Canal 5 de Trenque Lauquen enfocan al total de los trabajadores despedidos que, luego de brindar testimonio, se prestan a revindicar su lucha en silencio, con ojos llenos de desesperación, pero no sin expectativas.
Narrativas de odio y pasaje al acto: microrrelato salvaje
Dos días antes, Alejandra Bada, titular de Lácteos Vidal y compañera en una organización anti sindicatos de la abogada multi-ideológica Florencia Arietto, aparece en la puerta de la planta. Desde el interior, frente al alambre tejido, emula al personaje de Jack Nicholson en El resplandor, de Stanley Kubrick. Su río de ira brota de lo más profundo de su convicción, pero no se muestra potencialmente inimputable, sino simplemente violenta: impune.
Con el filo de la hoja metálica de una cuchilla para despostar vacas, donde se refleja su mueca de placer irónico, desgarra todas las banderas del sindicato, al tiempo que grita desencajada.
Está fuera de sí. Como si un éxtasis sobrenatural la invadiera y se apoderara rápidamente de ella. Como si se olvidara que al menos diez personas la están filmando y que a sólo unos metros hay un móvil policial que permanece indiferente ante la escena.
Termina el trabajo y se va, una vez más, caminando, sola y armada, hacia su oficina.
Convivir con la presión
La calle principal, que desemboca en la entrada de la fábrica, está allanada para el ingreso y egreso de camiones. La realidad echa por tierra los planteos de la asociación empresarial anti bloqueos (donde militan activamente Arietto y Bada) conocida por su nombre: Movimiento Empresarial Anti Bloqueos. Un espacio cercano a la ex ministra de seguridad macrista, Patricia Bullrich, cuya cara visible es la ex kirchnerista Arietto, hoy devenida en furibunda perseguidora de dirigentes sindicales.
El olor a mierda que brota de los desechos industriales de la fábrica subrayará toda la jornada.
En el predio trasero del Museo Local de Moctezuma hay un tendal amarillo largo y varias carpas tipo iglú, mezcladas entre autos Chevrolet, Ford, Chery y un micro de larga distancia. Adentro hay un freezer, varias heladeras plásticas de campaña, packs de Coca-Cola, Sprite y Fanta. Algunas latas de cerveza Schneider y Brahma y mesas donde se juega al truco, mientras otros intercambian ideas sobre política y fútbol.
El sol irradia todo su poder sobre los cuerpos que, ya cansados, resisten el peso del calor del mediodía. Una tv que, por conexión satelital, transmite imágenes de las cadenas de noticias nacionales, sintoniza un canal de deportes.
ESPN en vivo sostiene un título en un videograph que resulta llamativo: "Tenemos que convivir con la presión", se lee. No sé si alude a la actualidad de Talleres de Córdoba, o a la situación que sufren los trabajadores de Lácteos Vidal.
Una chata rural de transporte para ocho caballos con ruedas de hierro muertas sirve de apoyo para quienes acampan. Un grupo de dirigentes gremiales carga repiques, redoblantes, bombos con platillos y zurdos; materiales de percusión que llevan grabados los isologotipos de la organización sindical. Se disponen a usarlos.
En simultáneo, un trabajador de unos 35 años tiene en su poder los más de 30 telegramas, ordenados alfabéticamente. Se mete en medio de un círculo humano y consulta por un nombre, alguien mueve la cabeza en un ademán de indiferente aceptación e inmediatamente el treintañero le entrega la nota.
Mientras llegaba al lugar, la empresa emitió los telegramas donde ratifica el despido de todos los trabajadores que llevan adelante la huelga. Desoyendo tanto a la justicia como a los Ministerios de Trabajo Nacional y Provincial que se expidieron en favor del derecho a ser recategorizados de los trabajadores de la firma de la que es propietaria Bada.
Unirse desde abajo, organizarse combatiendo
El acompañamiento de las diferentes seccionales de Atilra es amplio: Canals, Empalme Lobos, Mendoza, General Rodríguez, Junín, Chivilcoy, Pozo del Molle, Santa Fe, Cañuelas, Bahía Blanca, San Luis, entre varias, dicen presente a través de sus secretarios generales y sus máximas autoridades orgánicas.
“Es una respuesta solidaria que nace de una lectura política del conflicto, desde luego. No surge sólo a partir de la visibilización que los medios hegemónicos de comunicación nacionales vienen llevando adelante, relatando el conflicto desde la perspectiva del sector empresarial. También debe pensarse a partir de un tweet del ex presidente de la nación, Mauricio Macri, en el cual condenó la huelga y defendió a la familia dueña de la fábrica.”, plantea un dirigente de la UOCRA miembro de la regional de CGT de Trenque Lauquen.
La solidaridad local es asombrosa, lo que estimula los lazos de hermandad entre los huelguistas. Los vecinos y vecinas conviven alegremente con la acción gremial. Prestan sus baños, ayudan a calentar agua o simplemente pasan a saludar.
El acampe se renueva intermitentemente. Los turnos se rotan para evitar el desgaste de los acampantes. De esta manera se garantiza la permanencia por una amplitud de tiempo mayor.
“No hay aquí divisiones de cúpulas. La unidad y la solidaridad son el fruto de identificar una causa particular como el síntoma de una situación general que, circunstancialmente, le toca atravesar a una organización. Situación que mañana puede tocarle a cualquier otra. Lo particular de las miradas de conjunto es que suelen pararse por encima del interés individual, poniendo por delante el interés colectivo. Sobre esa misma base se construyó la unidad de las regionales de la CGT, así como la unidad de las diferentes centrales del movimiento obrero argentino, en el periodo de resistencia al neoliberalismo desde el 2016 hasta el 2019”, suelta, por su parte, un dirigente proveniente del SMATA de Junín.
Asamblea
“Lácteos Vidal tiene una ganancia de 33 millones de pesos diarios. El total de la suma de lo que representan las recategorizaciones (razón inicial del conflicto) no supera los 500 mil pesos en total. Se desprende que la razón de la resistencia empresarial para ajustarse a lo que marca el convenio colectivo de los trabajadores de la industria láctea no es económica, sino estrictamente política”, argumenta Heber Ríos, secretario general de la seccional General Rodríguez de Atilra y también miembro del consejo directivo nacional del sindicato en calidad de secretario de organización.
Ríos tiene una remera negra con el rostro del combatiente cubano argentino Ernesto Guevara, pintada a mano por el artista gesellino Damián Chamena. Está embutido en unos jeans Levi´s Skinny Feat grises y usa unas zapatillas Salomon con Gore Tex, azules. Porta una barba prolijamente cortada. Unos anteojos Ray Ban negros cuelgan del cuello de su remera. Enciende un Marlboro y escucha con atención a Gastón Moreno, secretario general de la seccional Trenque Lauquen. La seccional que tiene la representación directa del conflicto.
Minutos más tarde, la multitud se congrega alrededor del predio lindero a la fábrica donde funciona el acampe y, en una gran asamblea de más de 300 personas que encabeza Ríos, se desarrolla el discurso central de la jornada.
El tono de Ríos es apacible y pausado, pero no por eso menos grave. Busca incidir directamente en la conciencia de quienes escuchan y, en un mismo movimiento, provocar la fuerza moral de los trabajadores que llevan 50 fríos días esperando una respuesta. “A los dirigentes políticos y gremiales que ponen por delante un bloqueo, antes que las razones justas que llevan a los trabajadores a luchar por mejorar sus condiciones laborales, les tenemos que mostrar que vamos a seguir luchando”, las palabras llenan sus ojos.
Continúa: “Vale la pena recordar que los compañeros del neumático vienen llevando adelante también una huelga histórica, hace ya cinco meses. Que el Ministro de Trabajo de la Nación se dedique únicamente a iniciarles causas penales a los trabajadores que tomaron el Ministerio, y no a resolver sus problemas, es vergonzoso. Duele, además, que gran parte de quienes deberían resolver este conflicto son compañeros a quienes elegimos, con nuestro voto, para que defiendan nuestros derechos y no lo están haciendo. A Nosotros no nos cabe ninguna duda que un conflicto como éste en otro momento de la Argentina se habría resuelto con mucha facilidad. Lo que sucede aquí es que éste es el modelo de conflictividad laboral que las patronales y la derecha argentina quieren para después del 2023. Nosotros no lo vamos a permitir, seguiremos luchando. Tengan la certeza de que en esta huelga histórica, que ustedes están llevando adelante, no están solos. ¡Hasta la victoria siempre, compañeros!”. Los aplausos suenan, como un trueno que se descarga sobre la tranquilidad meridional de Moctezuma.
Promediando el cierre de la jornada, junto a mi compañero Cristian, nos subimos a la Kangoo que nos va a llevar de nuevo al oeste del Gran Buenos Aires. Sintonizo una radio local, y casi por accidente suena una vieja canción de los Rolling Stones, La Sal De La Tierra. Las estrofas resuenan en mí con un énfasis particular:
“Brindemos por la gente trabajadora
Pensemos en los humildes de nacimiento
Dediquemos un pensamiento a la gente de la calle
Bebamos por la sal de la tierra
Brindemos por la gente trabajadora
Bebamos por la sal de la tierra
Bebamos por los dos mil millones
Pensemos en los humildes de nacimiento”