Rodrigo Bernales (MTE): "La central de los trabajadores debe ser una sola y ahí adentro disputar ideas"

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Rodrigo Bernales (MTE): "La central de los trabajadores debe ser una sola y ahí adentro disputar ideas"

15 Marzo 2021

Por Laureano González*

Agencia Paco Urondo: Este miércoles se oficializó la personería social para las organizaciones de la Economía Popular. Esta figura jurídica otorga la posibilidad de inscribir a las organizaciones del sector en el Registro de Asociaciones de Trabajadores de la Economía Popular y de Subsistencia Básica, dando representación e interlocución formal a esta masa de trabajadores. Pero a grandes rasgos ¿qué significa esto en el proceso organizativo de la Economía Popular?

Rodrigo Bernales: Lo que pasó ayer, no quiero decir que fue la culminación sino un mojón en la historia de la CTEP (Confederación de los Trabajadores de la Economía Popular), que viene desde el 2011 luchando por el reconocimiento al sector de la Economía Popular, esos trabajadores que se inventaron el trabajo. Lo de ayer es muy importante, no sólo por el contexto en el que se da, sino por lo que implica y significa para estos compañeros que hace diez, quince, veinte años la vienen peleando en la informalidad total. Más allá de la cuestión formal, es empezar a ser parte de la representación gremial de la clase trabajadora argentina. 

APU: Hacés alusión a la significación simbólica que tiene este hecho para las organizaciones y para los trabajadores, la materialización de años de lucha y visibilización, pero en la práctica concreta ¿qué transformaciones o beneficios pensás que puede otorgarles la personería?

RB: Es fundamental el reconocimiento a la UTEP como mediadora en conflictos laborales en cualquier parte del país. Para nosotros es importantísimo porque la mayoría de los problemas vienen por la persecución y la discriminación, y el no reconocimiento al trabajo que realizan los compañeros. Está la ley de Emergencia Social que crea el RENATREP (Registro Nacional de los Trabajadores de la Economía Popular) y el Salario Social Complementario, pero después venís a un municipio como La Plata y te persigue el intendente porque andás en carro a caballo o limpiando vidrios o porque estás con una manta vendiendo ropa en una feria. Entonces una cosa es la política nacional y otra cuando bajas a los territorios particulares, te encontrás incluso con intendentes “compañeros” que terminan reprimiendo un grupo de cartoneros que reclaman un lugar de trabajo.  Además, el hecho de pasar a ser una central obrera más, bajo la órbita del Ministerio de Trabajo, es clave en cuanto a la discusión por paritarias, obras sociales, derechos laborales. En realidad, eso es lo que nosotros veníamos pidiendo y exigiendo. El Ministerio de Trabajo no nos entendía como trabajadores, éramos receptores de políticas sociales. La discusión era visibilizar a un tercio de la clase trabajadora argentina, hay reivindicaciones en cuanto a lo productivo y gremial, yo particularmente hablo de cartoneros, pero necesitamos a su vez discutir propuestas concretas. Nos entendemos como parte de la solución. Siempre se discute la pobreza, pero nunca se discute la riqueza, hay que discutir quién la produce y quien se la queda y quien no. En el capitalismo en este estado, hay trabajadores que no tienen salario, que nadie les paga, que se inventan su trabajo para tener un ingreso y a su vez están explotados por el sistema. Vos imaginate que te puedan explotar sin pagarte, es lo más vil que pudo desarrollar el sistema. Hay una cuestión de fondo, la Economía Popular nunca va a tener una racionalidad capitalista, no busca eso. La Economía Popular es la Economía en chancletas como dicen Pérsico y Grabois, nosotros no somos la crema de la clase trabajadora, ni lo vamos a ser.

APU: Existía una discusión en torno a que el gobierno de Cristina Fernández no tenía la misma concepción en relación a la Economía Popular y que eso dificultaba la implementación de políticas; con el gobierno de Macri obtuvieron la Ley de Emergencia Social. Cambiamos de gobierno, llegó la pandemia y la implementación de políticas paliativas como el IFE, evidenciaron la situación de exclusión que se vive en Argentina. ¿Crees que al otorgarles la personería social existe un cambio de perspectiva por parte del gobierno de turno? Maliciosamente en algunos medios se instaló que la verdadera intención era negociar la paz social en Argentina... 

RB: Para nosotros este reconocimiento, después de 10 años de pelear, no lo vemos como un regalo del gobierno del Frente de Todos, con el cual podemos acordar ideológicamente en un montón de cosas, pero es algo que nosotros ganamos peleando. No es cosa de negociar la paz social, ya lo dijo el Gringo Castro el miércoles, la conflictividad no va a parar, lo que nunca vamos a hacer es desestabilizar al gobierno. Los discursos estigmatizantes esconden al sujeto social, los trabajadores excluidos que, a partir del 2011, empezaron a tener una visibilización que antes no tenían y que, a diferencia de otras coyunturas, donde había distintos conceptos acerca de esa masa de pobres trabajando, si era desocupados o subocupados, si trabajaban y no tenían empleo, etc. Ahora hay una concepción más unificada, son trabajadores que se inventaron el trabajo para subsistir, son excluidos porque no tienen un reconocimiento por parte del Estado o de los privados. 

Por ejemplo, hoy en La Plata en el cordón frutihortícola más grande de la provincia de Buenos Aires se producen alimentos para todo el conurbano y pocos lo saben; y los compañeros están en la pelea de saltear intermediarios, de poder tener logística propia, y estamos hablando de que producen la comida que consumimos todos y todas. A esa gente no hay que darle otro trabajo, hay que mejorarle las condiciones laborales: que tengan su logística, que sean dueños de la tierra, etc.  

Hay quienes creen que desde el Estado se va a generar el trabajo para todo este sector excluido que hoy puede que sea la mitad de la población del IFE, 5 millones de personas, y la verdad es que no, el capitalismo explota sin incluir y cada vez hay más excluidos. Esa porción de la clase trabajadora no va a acceder nunca al mercado formal de trabajo. Tenemos que ir es hacia el reconocimiento de esa actividad que ya realizan y dotarla de derechos, y la personería, que reconozcan al gremio que representa a ese sector, es un gran paso. 

Hay cuestiones que son estructurales de la Argentina, no son cosa de un gobierno u otro, hay que cambiar la matriz productiva para cambiar las cosas. Si bien es cierto que durante el kirchnerismo hubo mejoras sustanciales en cuanto al poder adquisitivo, los compañeros seguían trabajando en pésimas condiciones, no los reconocía el Estado, pero en ese momento el kirchnerismo tuvo que reconstruir la presencia estatal que desguazó el menemismo, y hoy, diez años después la discusión es otra, estamos en otros pisos de organización y visibilización, pero el macrismo en cuatro años volvió a desarticular al estado, nunca nos terminamos de acomodar, tenemos que salir de ese crisis cíclica y hasta que nos discutamos la distribución de la riqueza, vamos a seguir así. Me parece que hay que pensar la política económica argentina con una perspectiva de desarrollo a 20 años, no solamente tapando los baches que dejó la pandemia del macrismo y la pandemia del virus. No se sí desde el gobierno alguien está planteando eso, nosotros entendemos que tiene que haber un plan de desarrollo integral pensando estratégicamente el uso de los recursos, el uso de la mano de obra, el uso de la tecnología, teniendo como principio la soberanía nacional. 

APU: Ya pasaron diez años de la fundación de la CTEP, y en función de todo lo que han obtenido en términos organizativos como de reconocimiento estatal, se me ocurría traer el siempre polémico término de década ganada. ¿Se puede hablar de una década ganada para la Economía Popular?

RB: Se puede hablar de década ganada en cuanto a reivindicaciones y elevar los pisos de discusión. Se puede hablar de la década ganada de la Economía Popular, del surgimiento de la CTEP a la institucionalización de la UTEP este miércoles. Hemos avanzado y consolidado un piso de visibilización y políticas para el sector. En el macrismo si bien no hubo ningún beneficio para el pueblo, al estar la CTEP y el tridente san cayetano junto a la Corriente Clasista y Combativa, y Barrios de Pie, generó un piso de resistencia fundamental para afrontar ese proyecto político neoliberal. Fueron cuatros años de resistencia feroz, y luego llegó la pandemia. Y ahora estamos tratando de salir de esto para generar mayor reconocimiento para el sector, es por lo que pelea la UTEP.

APU: En relación a eso, a estas organizaciones se las ha tildado de que negocian políticas paliativas a cambio de la desmovilización del sector y que dichas políticas beneficiaban al gobierno de turno...

RB: La Emergencia Social fue en el 2016 y hasta el 2019 hemos hecho 20 movilizaciones más. Eso es una chicana política. Nosotros nos entendemos como sindicato, mirá si le vas a pedir a CGT o a la CTA que no hable con el gobierno de turno, ¿dónde vas a discutir la paritaria? En los hechos todas las organizaciones recibieron tanto en el kirchnerismo como en el macrismo beneficios sociales y gremiales, algunos no perdimos la independencia y autonomía política para seguir criticando y luchando. La discusión no es con quien te sentás sino por quién peleas, tenés la responsabilidad de conducir los destinos de cientos de miles de trabajadores. Y sinceramente, siempre los muertos los ponen las organizaciones sociales, siempre mueren los pobres.

APU: Desde los medios masivos de comunicación y desde otros sectores de la política, se suele cuestionar a las organizaciones sociales por sus métodos de lucha, el piquete principalmente, recortan esa faceta conflictiva de su práctica política, ¿qué es lo que se invisibiliza ahí? ¿Qué rol tienen estas organizaciones? ¿Creés que va cambiar en algo este rol a partir de tener esta personería social?

RB: En primer lugar, quiero decir que me indigna el hecho de que reduzcan nuestra militancia al método con el cual las organizaciones reclaman, el piquete o corte de calle. Hay todo un proceso previo a ese tipo de medidas.

Las organizaciones se encargan de movilizar los reclamos para que se conviertan en política pública del Estado. Ahora esas demandas se canalizarán a través del sindicato, entonces las organizaciones ¿vamos a dejar de reclamar? no, sólo que ahora tenemos un canal institucional por el cual elevar los reclamos. ¿Vamos a dejar de movilizar? No, no vamos a dejar de hacerlo. Históricamente las cosas las conseguimos en la calle, así sea el mejor gobierno. Los reclamos son sectoriales y uno cuando se sienta a discutir como sindicato tiene que pensar en los reclamos de los compañeros y compañeras, no en la cuestión político-electoral y la rosca política. Pero, además, nosotros antes de movilizar, agotamos todas las instancias habidas y por haber: de la carta que le mandás para que te den una audiencia, la misma audiencia, que te mandan a hablar con tal, la reunión con otro, y cuando no queda otra hay que salir a visibilizar el conflicto. En este sentido, ahora la institucionalización de la UTEP como vía para llevar esos reclamos, es importantísimo.

Pero en relación a lo que decís de la estigmatización, hay una cuestión con la militancia en general. Acá hubo una dictadura que desapareció a 30 mil compañeros y compañeras; venimos de los 90, de la frustración y desmoralización y luego un reflujo de la militancia con el kirchnerismo. Lo que digo es que vos podes militar en La Cámpora y la gente te va a criticar igual, la derecha y los medios demonizan a la militancia que es el amor al otro, es hacer algo por alguien sin esperar nada a cambio, eso hacen las organizaciones. 

Entonces las organizaciones tienen el rol de estar en el territorio, están ahí porque no hay Estado porque si no solo habría organizaciones político-partidarias, ¿por qué la gente quiere armar un comedor para darle de comer a quien no tiene para comer? Porque no lo hace el Estado ni nadie. Entonces ese amor que tiene por el otro no se entiende porque la lógica capitalista no hay retribución para eso, por eso como no cierra se estigmatiza y demoniza.

Y eso no lo puede entender la lógica capitalista y racional donde todo está mediatizado por el dinero. La militancia es el amor a la otra persona, vos me decías qué importancia tiene y mira Marx decía que vale más cada paso de movimiento real que mil de programas. Y bueno el paso de ayer vale más que todo lo que se pueda imaginar en el plano de lo ideal. 

APU: Esta semana se cumplieron ocho años de la asunción de Francisco como máximo pontífice. En el acto del miércoles el Gringo Castro nombró al Papa Francisco y agradeció la intervención que tuvo en el proceso organizativo de la Economía Popular. ¿Cuál fue el rol del Papa Francisco en todo esto?

RB: Vos lees Laudato Sí y lo que dice el papa es lo que decimos los movimientos sociales, que hay una cultura del descarte, que el capitalismo es más feroz y voraz. Al papa lo quieren reducir a la argentina y, la derecha y los medios lo quieren traer a la discusión chiquita y carroñera y él está en otra escala lo que está haciendo. Es uno de los precursores en elevar la voz de los movimientos populares a nivel mundial en ese sentido es un aliado, un compañero. Existe una relación entre él y algunos dirigentes de la Economía Popular de cuando era arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires, ahí conoce a los cartoneros, a Sergio Sánchez que es el presidente de la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores. Francisco entiende y sabe, ha compartido espacios, habla de la realidad que le tocó vivir de cerca, más allá de que perteneció al movimiento de jesuitas y desde allí ya tenga otra visión sobre la pobreza. Ha entendido que los movimientos somos creativos a la hora de inventarnos el trabajo, a la hora de generar herramientas para sortear los problemas que todos los días tenemos, poetas sociales nos llama él.

APU: Durante el macrismo, cuando se vio a las organizaciones de la Economía Popular muy cercanas a algunos sectores de la CGT y de la CTA, ¿considerás que estas organizaciones de trabajadores asalariados tuvieron un rol importante en el proceso que hoy los lleva a tener este espacio de institucionalidad? ¿Cómo crees que va a continuar ese vínculo?

RB: La CTEP nace con el objetivo de entrar a la CGT. Seguimos creyendo que la central de los trabajadores debe ser una sola y ahí adentro disputar ideas. Ir a discutir dentro del gremio para pegar con más fuerza, pero bueno ahí entran a jugar otras cuestiones, personalismos, por ejemplo. Hay que ver como aceptan a la UTEP ahora, hay ver la cuestión legal y de estatuto, pero hay sectores que encabezan dirigentes como Schmid, Moyano, Sasia, incluso Palazzo, que tienen otro tipo de entendimiento y buscan tender puentes. Nosotros no les estamos disputando afiliados, acá el trabajo se inventó y a su vez se inventó el sindicato que represente a esos trabajadores. En relación al acercamiento de estos sectores, se puede decir que es un apoyo importante que quien tiene más reconocimiento te abra las puertas, te invite a discutir, es importante. Pero también tenemos peso propio. 

APU: Para cerrar, ¿cuáles son los desafíos que se abren para la Economía Popular y sus organizaciones en un futuro cercano?

RB: Se viene ese proceso de institucionalización, presentar el estatuto, empezar a afiliar, a pensar en las elecciones, que podrían ser de lista de consenso. Se vienen procesos burocráticos, no en el sentido negativo de burocratizar el espacio. Vienen desafíos como esos, empezar a construir el gremio en las distintas regionales, acá en La Plata lo lanzamos el año pasado, esperando a que se ordene un poco todo y ver cómo usar la herramienta para quienes hoy no pueden trabajar porque los persiguen y criminalizan, para mejorar las condiciones laborales que tenemos. Por ejemplo, es fundamental que nuestras compañeras de trabajo sociocomunitario que le dieron de comer a cientos de familias durante la pandemia y ahora siguen, puedan vacunarse como personal esencial. Reivindicaciones para pelear tenemos, entonces vamos a estar desde todas las trincheras. Pero como te decía anteriormente, tenemos demandas sectoriales, pero también queremos ser parte de la solución a los problemas que aquejan a la Argentina, desde una mirada de los trabajadores. En este sentido, con varios sectores coincidimos en que tenemos que encarar un plan humano de desarrollo integral, hay que ser creativos, ¿y para pensarlo qué mejor que los trabajadores no?


*Sociólogo y doctorando en Cs. Sociales (UNLP-CONICET)