Sobrevivir en una Argentina con panzas vacías
Por Estefanía Cendón
Parte I: Licenciada en nutrición: “Quitar el IVA de los alimentos es una medida oportunista"
APU: En la campaña se habló de la importancia de recuperar las cuatro comidas básicas. Saltearse comidas se volvió parte de la realidad de muchos argentinos ¿Cuál es el costo?
MY: Hoy la población en situación de alta vulnerabilidad es cerca del 50% de los habitantes: un 30% en crisis absoluta y un 50% que es pobre en la República Argentina. Algunos tienen acceso a comedores comunitarios. La mujer históricamente se ocupó de las cuestiones del hogar y, dentro de ésta tarea poco reconocida, siempre fue quien se quedó sin comer porque el que traía el dinero o el alimento al hogar era el que comía primero. Esto no escapa a lo que pasa hoy: si hiciéramos un relevamiento del estado nutricional de las mujeres, probablemente nos encontraríamos con sorpresas severas. En la diversidad de la constitución de las familias, aquel que cumple ese rol en el grupo familiar es quien no come. Se prioriza la comida de los niños y niñas por una cuestión de supervivencia. Una de las formas de hacer valoración nutricional es la evaluación antropométrica: pesar y medir a cualquier población.
En el caso de los adultos mayores las problemáticas están atravesadas por patologías como la hipertensión, problemas cardiovasculares o diabetes. Los medicamentos interfieren en la alimentación, una alimentación que ante la crisis se vuelve deficiente. En consecuencia el adulto mayor pierde masa muscular, se desestabiliza en su vida cotidiana y su patología se agrava. Ante una situación aguda el niño o la niña adelgaza, pero como la problemática actual es de sobrepeso y obesidad esto quedará enmascarado: se reducirá el peso, pero no vamos a encontrar un incremento en los valores de población desnutrida. Con respecto a las carencias nutricionales, va a haber más anemia y niños con retraso en su capacidad cognitiva. Existe una relación directa entre lo que los niños comen en su etapa de crecimiento y su capacidad de desarrollo.
APU: ¿Cómo sería una alimentación equilibrada en un niño/a o adolescente, un cuerpo que se desarrolla?
MY: Para que el desarrollo ocurra primero hay que cubrir energía en el niño. Si tiene el aporte necesario de la energía que le permite realizar todas las actividades cotidianas, el niño va a crecer. Los alimentos que posibilitan el crecimiento son los que hoy están más caros en el mercado: la leche, los huevos, las carnes. Éstos se complementan con nutrientes que son esenciales y los encontramos en frutas y verduras. Las carnes también poseen nutrientes importantes, como el hierro. Se puede discutir si existen otras fuentes alimentarias pero, justamente, son las vegetales y no entran en esa lista de alimentos que no pagarán IVA. Más allá de que en períodos de recesión las familias las relegan por su costo.
Yendo a un análisis más específico, el aceite tiene ácidos grasos que también son esenciales para el desarrollo del cerebro y un niño debería consumir semanalmente alrededor de 200cm3 de aceite en la preparación de las comidas cotidianas. Actualmente, al ser un commodity, su precio incrementó y se estira su rendimiento. Otra realidad que nos afecta es que se utilizan agrotóxicos en la producción fruti-hortícola, pero contamos con un movimiento fuerte de trabajadores de la tierra que buscan preservar y cuidar la sustentabilidad de la vida de todos. Se podría haber hecho una comercialización justa de los alimentos que ellos producen, de proximidad en las zonas de mayor vulnerabilidad. Esto no está ocurriendo.
APU: ¿Considera la producción agroecológica como una alternativa viable frente a la medida de quitarle el IVA a algunos alimentos de la canasta básica?
MY: Sí, en Brasil durante el gobierno de Lula los comedores escolares tenían que destinar parte de la compra de alimentos a productores locales. Productores que además fueran agroecológicos, que estuvieran preservando el cuidado y la salud de los niños que consumían esos alimentos y el cuidado de la tierra. Tenemos que pensar la Argentina en grande con el cuidado y los derechos de todos. Pensar en términos de seguridad, pero también de soberanía alimentaria porque yo quiero elegir lo que quiero comer y cómo lo quiero comer, así como debería suceder con todos los habitantes de nuestro país.
APU: El candidato a gobernador Axel Kicillof analizó declarar la emergencia alimentaria y educativa en la provincia de Buenos Aires. ¿Cuál es su opinión al respecto?
MY: Es importante platear la situación de emergencia alimentaria, pero debemos recordar que tenemos un marco normativo: La Ley de Emergencia Alimentaria sigue vigente. Esta ley dio surgimiento al Plan Nacional de Seguridad Alimentaria, iniciado en el año 2003 por la gestión de Néstor Kirchner, y aún sigue vigente. Las herramientas legales están para poder declarar la emergencia alimentaria, si esta gestión no lo hizo o no tomó en cuenta la ley es porque no quiso hacerlo. Es necesario tomar medidas de corto, mediano y largo plazo.
APU: ¿Qué análisis puede hacer sobre el funcionamiento de los comedores escolares en PBA?
MY: El Sistema Alimentario Escolar (SAE) de la provincia de Buenos Aires tiene un valor de prestación para los almuerzos y un valor de prestación para los desayunos y las meriendas. Al mes de mayo se manejaban estos valores: $27,10 se destinan para los almuerzos y $16 aproximadamente para desayunos, meriendas y colaciones (DMC). Esto lo destina la Provincia de Buenos Aires y los municipios no tienen posibilidad de acompañar ese monto con un monto propio municipal, la situación de crisis llegó a todos lados. Cualquier persona con sentido común que sale a la calle a comprar alimentos puede darse cuenta que estos valores no permiten alcanzar una alimentación de calidad y nutricionalmente válida para un niño o adolescente que está creciendo.
Las empresas que proveen a estas prestaciones alimentarias en este momento, la gran mayoría, están a punto de quebrar. Los proveedores reciben el pago con cheques a 30, 60 y 90 días. Sus empleados no cobran sueldos hace uno o dos meses. La gran mayoría de los proveedores no pueden sostener esta situación, están en crisis y muchos analizan la posibilidad de declararse en quiebra. Durante los últimos tres meses los proveedores han pedido a los técnicos la renegociación de las propuestas alimentarias: los montos que hoy se manejan por prestación alimentaria son de mayo. Imaginá cómo impactaron desde mayo a agosto estos precios.
APU: Precios desactualizados sumado al retraso en los pagos: imposible de sostener. ¿Cómo se puede conjugar esta función auxiliar de alimentación que cumple la escuela con la alimentación en el hogar?
MY: En momentos de crisis todos debemos arremangarnos y pensar en las prioridades. Un niño que no come es un niño que no va a aprender. El rol social de la escuela es cumplir con un objetivo educativo, además de otros. Si hoy la escuela puede ser un espacio de contención o una red para sostener a las familias vulnerables con, al menos, una comida diaria creo que nadie puede juzgar esa decisión. No es viable pensar que uno delega en la escuela la función alimentaria, en este momento estamos en crisis.
APU: ¿Qué genera a nivel emocional la falta de alimentos en el hogar?
MY: Las familias resuelven una situación de no alimentación con la apatía o situaciones de violencia. Lamentablemente no tener la posibilidad de poner un plato en la mesa es violento en sí mismo. No hablo de violencia física, hablo de violentar a una población que ya está vulnerada. Desde el punto de vista nutricional puedo decir que vamos a ver, en el corto plazo, alguna consecuencia de estos meses de desabastecimiento en las prestaciones alimentarias de las familias. No va a ser gratuito. Es importante que rápidamente se tomen medidas, las que se vienen tomando no son de las más efectivas: son oportunistas, no oportunas.