A 19 años del asesinato de Ezequiel Demonty
Por Diego Moneta
El 14 de septiembre de 2002 Ezequiel Demonty, de 19 años, salió con dos amigos a un boliche de Constitución. Al regreso, fueron detenidos por agentes de la Policía Federal de la Comisaría 34, con la excusa de que se había denunciado el robo de una bicicleta. Los agredieron y subieron a patrulleros por separado para llevarlos hasta la orilla del Riachuelo, a la altura del puente Uriburu, en Nueva Pompeya. Tras nuevas agresiones y torturas, los empujaron al agua, sabiendo que Ezequiel no sabía nadar, por lo que terminó ahogándose y fue encontrado sin vida una semana después.
La autopsia arrojó que su muerte se debía a asfixia por inmersión, pero, al igual que en otros casos, la investigación demostró la responsabilidad de las fuerzas de seguridad. En 2004 fueron condenados el subinspector Gastón Somohano, a reclusión perpetua, y el inspector Gabriel Alejandro Barrionuevo y el cabo Alfredo Ricardo Fornasari, a prisión perpetua, por los delitos de tortura seguida de muerte, privación abusiva de la libertad y torturas reiteradas. Otros seis acusados, Luis Funes, Luis Gutiérrez, José Luis Martínez, Sandro Granado, Jorge Solís y Maximiliano Pata, recibieron penas de entre 3 y 5 años por omisión de evitar que se cometan.
En 2007, la Cámara de Casación Penal dejó firme el fallo del Tribunal Oral Criminal Nº 8. A comienzos de 2019, Barrionuevo y Fornasari recibieron el beneficio de salidas transitorias y, además, solicitaron fecha de liberación. En 2015, por iniciativa de alumnos de la escuela a la que concurría Ezequiel, se concretó el cambio de nombre del Puente José Felix Uriburu, conocido como Alsina, y pasó a llamarse Ezequiel Demonty. El acompañamiento de los barrios y la comunidad educativa fue muy importante a lo largo de toda la causa.
En el comienzo de 2019, Barrionuevo y Fornasari recibieron el beneficio de salidas transitorias por “haber pasado más de 15 años y haber tenido una conducta ejemplar”: dos de hasta 12 horas y, cada dos meses, una de 24. Además, siguen solicitando fecha de liberación. Desde el asesinato de Ezequiel, todos los años la familia se acerca a esa zona del Riachuelo para llevar una ofrenda floral.
En dialogó con AGENCIA PACO URONDO, en septiembre del 2020, Leonardo Demonty, hermano de Ezequiel, sostuvo: “El recorrido es muy duro. Seguimos sintiendo el mismo dolor del primer día. La invención de causas es una práctica de las fuerzas de seguridad en el tiempo que sea, ya sea dictadura o gobierno neoliberal. A Ezequiel le inventaron que se quiso robar una bicicleta, un taxi, después que le quiso robar a alguien que salía de trabajar. Siempre que hay un pibe de barrio se lo quiere culpar. La realidad es que con Dolly, mi mamá, desde el primer momento dijimos que si mi hermano estaba robando tampoco era la manera para proceder de la policía. Entendemos que son prácticas heredadas de la dictadura, porque conocimos muchos casos antes del de Ezequiel con el mismo procedimiento. Creo que fuimos una de las pocas familias que nos animamos a denunciar el caso”.