A 7 años del asesinato de Güere Pellico: “En Córdoba nunca paró el gatillo fácil”
Por Diego Moneta
La madrugada del 26 de julio de 2014 Alberto Fernando “Güere” Pellico, de 18 años, fue asesinado por Lucas Gastón Chávez y Rubén Alfredo Leiva, ambos de la Policía de Córdoba. El joven iba en moto, acompañado por su primo Maximiliano Peralta, y regresaba al barrio Los Cortaderos luego de comprar bebidas en un almacén. Las circunstancias son similares al reciente caso de Lucas Verón, quien había ido a un kiosco por los festejos de su cumpleaños y perdió la vida por el accionar de la fuerza de seguridad bonaerense.
Güere recibió un tiro por la espalda, que le causó la muerte, y su primo fue herido. Además, Maximiliano quedó detenido, por lo que se realizaron vigilias para conseguir su liberación. La Policía de Córdoba alegó un enfrentamiento, descartado por las pericias, y más tarde dos testigos declararon que Leiva había ido a buscar un arma para plantarla en la escena.
Tras diversos tipos de demoras, en noviembre de 2016 la Cámara Octava del Crimen condenó a los uniformados a prisión perpetua. El tribunal, conformado por Eugenio Pérez Moreno, Juan Manuel Ugarte y Marcelo Nicolás Jaime, y con la participación de jurados populares, consideró la pena por homicidio calificado, agravado por uso de arma de fuego y su condición de policías, además de lesiones graves ya que hirieron al primo.
En 2019, el Tribunal Superior de Justicia de Córdoba confirmó la sentencia. La Sala Penal, integrada por los vocales Sebastián López Peña, Aída Tarditti y María Marta Cáceres de Bollati, remarcó la inexistencia de enfrentamiento. En consonancia con el alegato del fiscal Hugo Almirón, evaluó que Leiva, como sargento y jefe de móvil, tuvo la posibilidad jurídica y fáctica de impedir la conducta de Chávez, quien efectuó aproximadamente diez disparos hacia las víctimas, que iban de espalda y desarmadas. De esa manera, se convirtió en cómplice y colaboró en tratar de desviar la investigación.
El caso demuestra el accionar de las fuerzas de seguridad en el barrio y en Córdoba en general. Ambos agentes tenían antecedentes por haber asesinado a otros jóvenes. Era una dupla ya señalada en las calles de Los Cortaderos. Menos de un mes después de la sentencia inicial, el mismo cuerpo policial fusiló primero a Raúl Ledesma y luego a José Juncos. Ambos asesinos estaban de civil.
Por otro lado, también saltaron complicidades. Walter René Ferreyra, superior inmediato de Leiva y Chávez, fue procesado en 2018 por el homicidio agravado de Christopher Andrés Carreras. Las semanas posteriores al crimen de Güere los familiares comenzaron a recibir amenazas a través de llamados y vecinos del barrio fueron presionados para no declarar. Por eso señalaron a Julio César Suárez, responsable de la fuerza.
El caso es otro más en materia de violencia institucional en la provincia de Córdoba. Del fusilamiento de Rafael Raimundo Loyola en mayo de 2001 al gatillo fácil de Valentino Blas Correas y Joaquín Paredes, en contexto del aislamiento preventivo por la pandemia, pasando por el asesinato sin respuesta del joven Ismael Sosa. A siete años del crimen de Güere, AGENCIA PACO URONDO dialogó con Ana María Bustos, madre del joven.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo fue el recorrido del caso a lo largo de los años?
Ana María Bustos: Güere fue asesinado el 26 de julio de 2014 por los policías Leiva y Chávez, que le dispararon por la espalda cuando iba en moto con su primo Maxi. Quisieron plantarle un arma y no pudieron. Fueron detenidos hasta el día del juicio, en 2016, en el cual los condenaron a cadena perpetua. Están detenidos hasta el día de hoy.
APU: ¿De qué manera analiza el rol de los vecinos del barrio y las organizaciones?
AMB: Desde un primer momento vecinos y vecinas, parientes, amigos y muchas organizaciones nos acompañaron para reclamar justicia. Al principio los policías estaban libres, seguían andando por la zona y hasta amenazaron. Hicimos varias marchas y participamos de otras actividades con familiares a los que les había pasado lo mismo para que se sepa el caso. También hicimos jornadas en el barrio para su aniversario y le construyeron una gruta.
APU: ¿Cuál es la situación en el barrio y en Córdoba en general con respecto a las fuerzas de seguridad y el gatillo fácil?
AMB: Yo tiendo a ser negativa. Cuando pensas que pasaron siete años las cosas no cambiaron tanto. Los asesinatos menos de un mes posterior a la sentencia lo demuestran, es difícil pensar que van a mejorar las cosas. Quizás en el barrio se calmó un poco pero en Córdoba nunca paró el gatillo fácil.