Denuncian a la policía bonaerense por un caso de gatillo fácil en Azul
Por Santiago Asorey
Roberto “Tato” Vargas de 39 años fue asesinado de 4 disparos por la policía bonaerense de Azul el sábado 9 de mayo pasado. Los disparos fueron de arriba hacia abajo, con entrada y salida, exceptuando uno. Lo que fortalece la tesis de la modalidad de fusilamiento. A pesar de que Vargas era rengo, y tenía la visión disminuida a un solo ojo, los policías dispararon más de 9 veces. La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de la ciudad de Azul denunció que la policía bonaerense aplicó la pena de muerte encubierta en un presunto enfrentamiento.
A pesar de no poder correr por su discapacidad física, y de la brutalidad de la muerte, el subcomisario Mariano Martín, titular de la comisaria primera, desestimó las denuncias, restándole importancia al hecho de gatillo fácil y justificando el acto criminal del accionar policial: “porque era un delincuente”. A pesar de que la familia desea constituirse como querellante, todavía no tuvo asistencia legal por parte de ninguno de los organismos estatales municipales o provinciales.
Al mismo tiempo que la APDH-Azul exigió que los jefes policiales dieran explicaciones ante el Ejecutivo y el Concejo Deliberante sobre los hechos ocurridos.
El asesinato de Vargas dejó a dos hijos de 13 y 16 años sin su padre. Fernando Wilheim, presidente de APDH Azul , manifestó: “Vargas estaba desocupado, había llevado una vida dura, estando en la cárcel amurada del capitalismo donde sólo obtuvo lo que esos lugares ofrecen: crueldad, sufrimiento y más dolor. Afuera, ninguna agencia del Estado lo pudo contener. Ni siquiera cobraba una pensión por discapacidad. Dicen que hacía pequeños robos, molestos para los vecinos”…Sobre el hecho agregó: “Tato y otras dos personas entraron a robar 100 pesos de un almacén, donde no lastimaron a nadie ni realizaron ningún disparo. Y de donde los sacaron corriendo a ladrillazos, violencia a la que no respondieron de ninguna manera.”