Facundo Rivera Alegre: seis años de un juicio que perpetuó su desaparición
Por Diego Moneta / Foto: La Tinta
Facundo Rivera Alegre desapareció el 19 de febrero de 2012 en la Ciudad de Córdoba, a menos de un mes de cumplir sus 20 años. Convivía con su pareja y tenía una hija de seis meses. Se había anotado para estudiar arquitectura y mientras llevaba a cabo tareas de albañilería y pintura. Viviana Alegre, la madre, a quien la última dictadura militar le desapareció a su hermano y cuñada, embarazada de seis meses, y de los cuales hasta hoy no se conoce su paradero, sigue impulsando la búsqueda junto a familiares, amistades y distintas organizaciones.
La noche anterior había salido con sus amigos a un baile de cuarteto del artista Damián Córdoba. Viviana sospechó desde el principio de las fuerzas de seguridad. Su hijo, al que apodaban “el rubio del pasaje” por la zona en donde vivía y porque se aclaraba el pelo, había sido hostigado y amenazado en reiteradas ocasiones por la policía. Soportaba la estigmatización del código de faltas. Sin embargo, el fiscal que investigó el caso, Alejandro Moyano, descartó rápidamente esa hipótesis. Meses después sería ascendido por el gobernador José Manuel De la Sota a fiscal general y reemplazado por Gustavo Dalma para el momento del juicio.
Las irregularidades aparecieron desde el inicio. Al día siguiente Viviana recibió una llamada que le anunciaba que no iba a ver nunca más a su hijo. Los allanamientos y rastrillajes fueron en general deficientes y tardíos. Ella pudo tener copia del expediente recién a los dos años. El mismo tiempo tardaron en tomar declaración a unas chicas que vieron cómo dos agentes de civil y dos uniformados subían a un auto y golpeaban a un joven de las características de Facundo. Fueron amenazadas para no seguir presenciando el hecho y las presiones se repitieron luego de que declararan. Las mujeres le confirmaron dos veces lo que habían visto a Viviana.
La fuerza de seguridad postuló que Facundo fue a buscar droga al barrio Maldonado para la banda que estaba tocando en la fiesta y que, en medio de una discusión, fue asesinado. Esa versión es la que también sostuvo el Poder Judicial. En el juicio del 2015, que duró del 11 al 28 de agosto, la Cámara Onceava del Crimen de la Ciudad de Córdoba dictaminó que Pablo Rearte sea condenado como coautor responsable de homicidio doblemente agravado por uso de arma de fuego e intervención de menor, su hermano, una pena que se le unificó con otro caso y se estableció en doce años de prisión.
A la instancia judicial, en la que nunca se admitió la calificación de desaparición, llegaron tres personas imputadas: Pablo y su hermano, cómplice y autor material, en ese orden, aunque el último nunca fue juzgado por su edad al momento del hecho; y el ex empleado municipal Aldo Monje, acusado de encubrimiento agravado por supuestamente haber cremado el cuerpo en el Cementerio San Vicente, mientras los hornos no funcionaban, que terminó absuelto a pesar de ser incluido como partícipe y de que la sentencia ordenó continuar la investigación sobre la cremación.
El abogado querellante de aquel entonces, Claudio Orosz, había solicitado la absolución de los tres sospechosos bajo la convicción de la irregular instrucción en la causa y de que los verdaderos responsables no estaban condenados. La familia reclama que nunca se apartó a la fuerza de seguridad de la investigación ni se dragaron las lagunas del barrio Maldonado. Además, junto a los amigos de Facundo, recibieron amenazas por parte de uniformados y de fanáticos de la banda de cuarteto. Dada esa situación les pusieron custodia policial, aunque fuera un agente de la misma seccional que pudiera estar involucrada en el crimen.
El año pasado Viviana y su actual letrada, Adriana Gentile, se reunieron con el fiscal Dalma para pedir aumentar los esfuerzos para hallar a Facundo. El funcionario les indicó que no eran más querellantes y que, al estar el delito juzgado, no se continuaría la búsqueda salvo que se acercaran nuevos datos. Por todas estas falencias la intención es denunciar ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Familiares y amistades de Facundo lo siguen buscando ante un Estado que ya no lo hace y que quizás nunca lo hizo.
En tiempos de pandemia, el caso Facundo Rivera Alegre se convirtió en el guion de la obra del autor cordobés Santiago San Paulo. La ilusión del rubio, con la dirección de Gastón Marioni y la actuación de Martín Slipak, fue seleccionada por el Teatro Nacional Cervantes y a partir del 1 febrero que está disponible en YouTube. “Pude conocer a Martín y le agradecí que nos haya traído a Facu con una interpretación tal cual era él”, apunta Viviana. Además, profesores secundarios la han tomado para enseñarla en sus clases. A seis años del juicio, AGENCIA PACO URONDO dialogó con Viviana sobre el recorrido y el futuro del caso.
Agencia Paco Urondo: Después de casi diez años, ¿cuál es su análisis del recorrido?
Viviana Alegre: Significó y significa un gran trabajo, creando redes entre otrxs familiares y luchas, de forma colectiva ya que así entendemos la manera de sobrellevar este trayecto y vaya a saber cuánto más se tendrá que recorrer. Es arduo, agotador, muchas veces dan ganas de no seguir. Conocí muchos familiares de gran empatía, voluntad y solidaridad. Día a día una va aprendiendo de cada uno de ellos. También conocí funcionarios o personas a las que sólo les servimos en algún momento y nada más, que son los menos. Gracias al resto, que son los que aún siguen en pie al lado nuestro, podemos seguir luchando.
APU: ¿Cómo ha sido el último tiempo para usted en particular?
VA: Desde el año pasado, más con la pandemia, ha sido complejo y se fue haciendo lo mejor que se pudo para continuar la lucha, con el dolor de perder familiares y amistades y dada la situación sanitaria. Adaptándome a la nueva modalidad de trabajo desde el hogar, ayudando a mi nieta Rocío, la hija de Facu, con sus tareas escolares de manera virtual, acompañándola junto a su madre, y tratando de reinventarme millones de veces.
Es muy relevante potenciar mi terapia psicológica por la contención, así como mi equipo médico de oncologos y ginecologos. Estoy dada de alta de cáncer hace algunos años pero siempre hay que controlarse y algunas vivencias en esta etapa generaron estrés por demás. Apoyándome mucho en la organización entre el grupo de familiares y amigos, quienes acompañan en la lucha.
APU: ¿Qué responsabilidades señalan?
VA: La responsabilidad de la Justicia Provincial es absoluta. Tiene orden del poder político de no investigar más allá y se reitera en infinidad de causas. En esa época De La Sota tuvo acuartelamientos, denuncias por narcopolicías, “suicidios” de dos agentes que estaban investigando dentro de la fuerza esa conexión. Era y sigue siendo muy turbio. Ante eso, debían decir que la policía no tenía nada que ver. El fiscal Dalma me dijo que sería “sólo una ayuda humanitaria” que busquen a mi hijo, como si me hiciera un favor. Nosotros absolvimos a los que imputaron por entender que son el último eslabón de una larga cadena de impunidad. Los verdaderos responsables continúan trabajando en la fuerza porque son quienes tienen la mejor logística e infraestructura para hacer desaparecer a una persona.
Sabíamos que pronto iba a asumir Juan Schiaretti, que quería que le sacaran el “muerto” de encima. Más que juicio fue un guion. El comisario Rafael Sosa años antes estuvo en la investigación del asesinato de Nora Dalmasso y metió preso a un perejil, pero como Río Cuarto salió a la calle lo apartaron. Como suelen hacer, lo corren y después vuelven a otro puesto. Fue electo director de Narcotráfico y es quien puso a la testigo “estrella”, que para la jueza María Susana Frascaroli y el fiscal Diego Albornoz a través de ella lograron dilucidar el caso. Esa famosa testigo no es más que una buchona de la misma fuerza, que está justo en el lugar de los hechos para desligar a la policía. Antes de la elevación a juicio Sosa fue apartado por estar imputado en el caso de los narcopolicías pero ya había embarrado todo.
APU: ¿En qué instancia se encuentra la posibilidad del reclamo ante organismos internacionales?
VA: En esta etapa hemos armado un equipo técnico jurídico que tiene mucha capacidad y experiencia. Sabemos que la tiene muy difícil, dado que hubo un juicio, pero Facu sigue desaparecido y nunca lo buscaron. El reclamo en otro tipo de instancia se está manejando.
APU: A nivel colectivo, ¿qué conclusiones puede sacar de los años de lucha?
VA: He aprendido de quienes me apoyan y de quienes me han criticado o me critican. Me enseñó el sentido de solidaridad de personas que ni siquiera conocemos y se sumaron sin prejuicios. Entendimos que la lucha es colectiva siempre. La unión por sobre toda diferencia que tengamos. Lo relevante fueron, son y serán nuestros pibes y pibas y seguir para que no pase lo mismo. Las demostraciones de personas que realizan murales o temas musicales nos llenan de regocijo pero también de tristeza, ya que Facu no está para poder verlo. Nos deja tranquilos que no es en vano y que vale la pena luchar.
A seis años del juicio, familiares y amistades de Facundo Rivera Alegre lanzaron una campaña de fotos con la consigna “Justicia es encontrar a Facu”. Quienes quieran apoyar, indicando nombre y lugar, pueden enviar la suya a:
Página de Facebook: Sin Facundo NO hay justicia