Larreta en cuarentena: entre agrandar la Policía de la Ciudad y salir a la compra de camas de terapia intensiva
Por Diego Moneta | Foto Daniela Amdan
A mediados de abril, en su comparecencia ante una de las comisiones de la Legislatura, el secretario de Justicia y Seguridad porteño, Marcelo D´Alessandro, reconoció la existencia una nueva unidad dentro de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. Conocida como “Despliegue de Intervención Rápida”, fue creada en plena pandemia para actuar ante “alguna situación anómala” que se pudiera dar en puntos que se identificaran como “sensibles”.
De esa manera, la fuerza iba a custodiar embajadas, bancos, hospitales y hasta supermercados e intentó ser justificada por D´Alessandro como una “policía de proximidad”. Sin embargo, el entrenamiento de 700 oficiales en el predio de la Avenida Francisco Fernández de la Cruz y Escalada, estuvo a cargo del Comisario Mayor Pablo Kisch, quien se encarga de la coordinación de distintos grupos especiales alejados de lo que podría ser considerado una “fuerza de cercanía”.
Su creación estaba en sintonía con gastos recientes en armamento para equipar a la policía. A principios de abril, se publicó en el Boletín Oficial de la ciudad la compra directa a Fabricaciones Militares de municiones antidisturbios por un valor cercano a los 53 millones de pesos, realizada por la Subsecretaría de Gestión Administrativa de la Secretaría de Seguridad. Además, se consideraban futuros desembolsos para vehículos y equipamientos.
D'Alessandro se justificó diciendo que era una de las compras anuales que las fuerzas llevan a cabo todos los años, sólo que se había adelantado. Sin embargo, la misma resolución (69/2020) informaba que la adquisición del material era de carácter urgente para “hacer frente a la situación socioeconómica que se está atravesando como consecuencia de la pandemia". Rápidamente, el argumento de que era una “fuerza de cercanía” se caía.
La compra por parte del Gobierno de la Ciudad fue repudiada y denunciada por sectores de la oposición, organizaciones sociales y de derechos humanos, y el Observatorio de Derecho a la Ciudad. Posterior a la creación de la nueva unidad de la fuerza, el secretario D´Alessandro tuvo que comparecer a la legislatura.
Además, se sumaba el disgusto de los propios integrantes de la fuerza. La mayoría fueron convocados sin previo aviso, de manera muy informal, y ante una posible negativa debían conseguir un reemplazo proveniente del mismo lugar. Ya eran varios los cuestionamientos a la creación de la DIR y los gastos para su equipamiento dentro de una fuerza de seguridad que días atrás había tenido una denuncia penal por maltratos a personas en situación de calle durante los controles para cumplir el aislamiento.
El gasto apresurado en materia de seguridad contrasta con la liviandad con la que las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires manejaron y manejan la situación sanitaria. Por su acción e inacción a lo largo de estos meses aparecieron distintas denuncias: falta de agua en los barrios Padre Mugica y Padre Ricciardelli, la situación de los comedores populares, y la deficiente implementación del Plan Detectar. Así mismo, tanto desde el Frente Barrial de CTA como desde ATE Capital criticaron a Horacio Rodríguez Larreta por su responsabilidad ante el manejo de la pandemia.
Estos últimos días se conoció la noticia de que el Gobierno porteño había adquirido alrededor de 40 camas de terapia intensiva. Se podría pensar que persigue el objetivo de robustecer el sistema público de salud en pleno pico de casos por coronavirus. Sin embargo, la desinversión durante los últimos años, que hizo perder cientas de plazas de internación, demuestra las prioridades del jefe porteño y, sobre todo, de su espacio político.
Según un informe de la Fundación Soberanía Sanitaria, que analiza el período 2007-2017, la Ciudad perdió un total de 563 camas. Es decir, desde que gobierna el PRO se produjo una regresión del sistema público equivalente al cierre de cinco hospitales, según también afirma la fundación. En 2018, Cambiemos aprobó un proyecto en la Legislatura para convertir a enfermeras y enfermeros en “personal administrativo”.
A pesar del diálogo inicial con Provincia y Nación, el jefe porteño siempre marcó su posición a favor de desregular la cuarentena, al punto que llegó a participar de las salidas habilitadas para los “runners”. En un contexto que amerita la máxima responsabilidad, tanto de los ciudadanos como de las autoridades, Rodríguez Larreta no parece estar dispuesto a cambiar las prioridades. Si la opción es entre gastos en seguridad y la inversión en salud, Horacio ya eligió la primera.