Cine: Todo lo que veo es mío, Duchamp en Argentina
Por Boris Katunaric y Agustín Pisani
APU: ¿Cómo te definirías Mariano; director, guionista, realizador multifacético?
Mariano Galperín: Empecé hace mucho como fotógrafo en realidad. Hacía tapas de discos y ese tipo de cosas y después ya me fui transformando en guionista, director y productor. Siempre tratando de que todas las naranjas que están en el aire no se me caigan. Ir surfeando sobre los placeres y deberes que uno tiene. Hice muchísimas tapas. El hit, es la tapa de Tango, sobre rojo, de Charly García. Después hice todas las de Fricción. Hice muchísimas, de Lerner, de Juana Molina, el segundo de los Twist, todos los de Daniel Melingo. Después arranqué con los video clips. Hice el de Soda Stereo de zoom en el Planetario y un montón más.
APU: Recuerdo una escena de un documental sobre Soda Stereo en donde dos chicos se besan y la chica le tapa los ojos al chico porque eran hermanos los que se estaban besando.
MG: Sí, es verdad, fuimos a buscar a los extras y todos los que iban a estar ahí en el planetario, ellos justo se sumaron y resultaron ser hermanos, cosas de la vida.
APU: Vas a estrenar ahora el siete de diciembre Todo lo que veo es mío, ¿Trata de la vida que Duchamp desarrolló en Argentina?
MG: Mirá, es una película que dirigimos y escribimos junto a Román Podolsky, que es un amigo y director de teatro. Nos pareció increíble que Marcel Duchamp, el gran artista que revolucionó el arte, haya vivido casi un año en 1918-1919 en Argentina. Nos pareció un tema muy interesante. Empezamos a profundizar sobre eso y por suerte también encontramos unas cartas que escribió a sus familiares y amigos de europa. Así que basándonos en esas cartas y en lo poco que se sabe de su estadía en Argentina hicimos un guión que se terminó transformando en una película.
APU: ¿Y de este pequeño recorrido que hizo Duchamp en Argentina, cómo fue, estuvo siempre en Buenos Aires?
MG: En sus primeras cartas dice que se va a quedar un rato largo, estaba con pocas ganas de pasar allá la primera guerra mundial que azotaba Europa y se vino con una amiga que es Yvonne Chastel. La hace Malena Sánchez, un personaje que está divino; el de Duchamp lo hace Michel Noher que también está espectacular. Vinieron acá y se alquilaron un departamento y un estudio. Lo lindo es que además estuvieron hace cien años clavados en nuestro país, pensando mucho. Duchamp no era una persona de hacer mucha obra, ni de trabajar como un gran trabajador. Para él estar observando un objeto que gira era trabajar. No era un gran sudador de camisas, era más bien un gran observador. Logró de algún modo revolucionar el arte totalmente, incluso se considera que, para el siglo XX, fue más importante que Picasso.
APU: ¿Duchamp es el creador del famoso mingitorio no?
MG: Claro. el mingitorio. Cuando todo el mundo estaba pintando y tratando de hacer cosas perfectas, él, en una muestra internacional presentó un mingitorio. Se armó una revolución total, armó un quilombo bárbaro. A partir de ahí transformó absolutamente el arte mundial. Ahora el arte puede ser cualquier cosa y ese es el gran cambio que tuvo el arte en estos dos mil años, te diría. Después inventó otra cosa que se llaman las ready mades que en la película le dimos bastante importancia. El mingitorio era un ready made, algo que lo sacas del lugar de origen lo pones en otro lugar y se transforma en una obra de arte. Hizo otro donde le pintó bigotes a la Mona Lisa o una rueda de bicicleta y logró cambiar realmente todo.
Es increíble que cuando vino la Argentina, que tenía treinta años, ya había hecho todo eso. Ya era un groso. Es genial y nos interesa mucho la idea de que esa persona en ese momento de la historia del mundo en 1918, venga a la Argentina. La película no es un biopic, no trata ni intenta serlo, sino que es una imaginación acerca de lo que él pudo haber imaginado y vivido acá. Era una persona completa de humor y llevamos eso a la película,no queremos ser solemnes. Trata de ser divertida y respetar eso como también cánones estéticos.
En Mar del Plata la presentamos la vez pasada con recepción de publicó por primera vez y sentimos que a la gente le encantó. La película no intenta demostrar ni enseñar nada respecto de Duchamp y para el espectador tampoco eso es necesario.
APU: Hablás de la observación y de la capacidad para sacar una cosa de un lugar y ponerlo en otro inesperado, ¿Es un poco su sentido del humor?
MG: Absolutamente. Él tenía un humor impresionante. Se reía de todo. No se reía con cinismo pero sí con una observación profunda. No es que se reía de cualquier cosa, lograba encontrar humor en los lugares más extraños. Era una persona tremendamente inteligente, sagaz, suspicaz y acá jugo a un montón al ajedrez. Lo cual fue un desafío para nuestra película porque dos tipos jugando al ajedrez no es tan divertido. Pero bueno, tuvimos que pasar por cosas y encontrarle la forma para que sean cinematográficas y estéticas homenajeándolo a él, pero sin solemnidad.
APU: Seguramente necesitaron una producción de ambientación de la época, ¿Cómo lo trabajaron?
MG: Sí, Duchamp era una persona muy austera, era una época en donde el consumo no le importaba a casi nadie. Cuando vino acá con ella alquiló un departamento austero y un estudio. Conseguimos un departamento de la época que estuvo muy bueno y encontramos muchos lugares en Buenos Aires interesantes. Algunos que uno creería que en esa época no estaban y recontra estaban. Estaba todo bastante servido. Con un buen vestuario, con buena dirección de arte y con la actuación y los tiempos, logramos que no sea una extrañeza la época. Simplemente uno se la cree de entrada. Otra cosa rarísima que tuvimos que surfear es que por supuesto no quisimos hacer la gran yankee, que los romanos hablan en inglés. Entonces los dos personajes principales que hablan en francés están doblados por actores franceses. Hablan en la película entre sí en francés y los doblamos porque no tenían que tener acento ni nada de eso. La gente en Mar del Plata nos decía qué bien que hablan francés estos actores, porque no se notaba que estaban doblados.Otro punto es que en la época ya existía la revista Billiken, la revista El Gráfico entonces uno puede jugar con esas cosas. El título todo lo que veo es mío tiene que ver con eso. Porque todo lo que él veía en un punto se transformaba y empezaba a ser de él y es parte de su obra. En el film le inventamos obras con todo el respeto y sin el respeto también.
Afortunadamente,toda la gente que trabajó la paso muy bien y en Mar del Plata nos dimos cuenta de que el espectador también la disfruto muchísimo. Finalmente para eso es que uno hace esto también.
APU: Hablabas de consumismo. Todo lo que veo es mío, lo pensaba en términos de la propiedad privada del arte y cómo el museo hasta ese momento era el único lugar para legitimar una obra de arte. A partir de Duchamp el arte puede estar en cualquier parte y puede ser cualquier cosa.
MG: Sí, es increíble pero es así. Logró un cambio impresionante y una cosa linda es que en sus cartas criticaba mucho a los argentinos. En sus primeras cartas dice: soy un verdadero porteño, la comida acá es la más rica del mundo, la manteca la más sabrosa que probé en mi vida. Hay un montón de cartas de él y escenas de él comiendo manteca, fuimos nutriéndonos de esas cartas. Más adelante en las cartas se ve cómo se va desencantando del país. Empieza a denostar la moral de la gente por ser muy machista. Se quejaba de que no podía salir con su amiga porque todo era para hombres exclusivamente. Criticaba mucho también a la oligarquía de Argentina. Decía que era gente toda llena de plata y no entendía por qué se traían hasta las piedras de afuera para construirse su casa, por qué no les interesaban las cosas de acá. Algo que está muy presente en la actualidad, como que no cambiamos tanto por desgracia.
APU: En un sentido político hablamos un poco de la grieta, ¿No?
MG: Y sí, él estaba del lado de la grieta donde no estaban los oligarcas.
APU: ¿Dónde podemos ver la película?
MG: Se estrena el 7 diciembre en varias salas y también se estrena, que me gusta mucho, los sábados y los domingos en el Museo de Bellas Artes. O sea todas las salas están buenísimas pero me parece que la sala de Bellas Artes para ir a ver justo esta peli tiene algo obvio y especial en común.
La música es de diego Tuñón, el tecladista de los Babasónicos, el arte de Lorena Ventimiglia, armamos un equipo muy bueno. Tenemos que ir todos al cine a disfrutarla.
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