Escribir Pessoa
Por Boris Katunaric y Maricruz Gareca
Agencia Paco Urondo: ¿Por qué elegiste este autor, este personaje?
Alfredo Martín: Cuando conocí a Pessoa me sentí muy impresionado, lo primero que leí de él fue El libro del desasosiego que está escrito por uno de sus heterónimos, Bernardo Soares. Eso fue hace 15 o 18 años atrás. Cuando lo volví a leer por segunda vez, hace cuatro años, empiezo a investigar el tema de los heterónimos y me quedé muy impresionado por este planteo que él hace de escritura plural que no es solo múltiple, sino también colectiva. Esta invención que tiene de escribir con un yo disociado en donde crea estas entidades o alter egos, cada uno con una historia, con una biografía, un estilo particular y una concepción poética distinta.
APU: Son muy distintos entre ellos.
AM: Aparte de ser teatrista, soy médico psiquiatra y psicoanalista. Ahí me puse a investigar de lleno, no solo la obra, sino también la vida de Fernando Pessoa. Tanto que podríamos hablar del caso Pessoa porque tenía un padecimiento mental que motivó que estuviera internado un par de veces, si bien en ese momento no había un diagnóstico claro; entonces, se me juntaron estos dos términos, lo de genio por un lado, y el de la locura por otro, y digo locura en el sentido amplio, no me estoy refiriendo a un caso de psicosis ni pretendo hacer ningún diagnóstico.
APU: Porque lo fácil ahí es hablar de esquizofrenia.
AM: Si, hay un par de psiquiatras que en el año 90 escribieron un libro donde tratan de argumentar acerca del diagnóstico de Pessoa como que era un caso de esquizofrenia y se remiten a toda su obra. A esto contesta toda la intelectualidad que leyó ese libro, inclusive en el ambiente científico, aduciendo que es imposible establecer un diagnóstico si uno no tiene un paciente delante y, por la obra no podemos analizar eso para rotularlo y ponerle un diagnóstico, porque justamente, si hay algo que lo salva a Pessoa es su obra. Ninguna persona que tenga un trastorno como el que pudiese haber podido tener él tiene la capacidad y el inmenso talento de crear lo que tiene que ver con los heterónimos y esa obra tan multiforme. También a los críticos de la época los metió en un problema, ¿cómo iba a ser una crítica literaria donde el cuerpo del autor no coincidía con el nombre de quien escribe? Eso me pareció maravilloso.
Una palabrita que él dice explicando esto es que él escribe, en vez de drama en actos, "drama en gente". Esa fue un poco la llave que me permitió unir teatro y literatura una vez más, y digo una vez más porque es algo que me apasiona: pensar teatralmente situaciones y narraciones literarias. Justo ahí empecé a ver qué podía suceder para que estos heterónimos se encontraran con Pessoa en algún momento fundante, en algún momento importante. Justamente, si había algo que él habitaba con mucha tranquilidad, eran todos esos espacios de ambigüedad y de contradicción que uno en general los deja de lado, así como dejamos de lado nuestros sueños diurnos, lo que imaginamos, porque tenemos que conducirnos sensatamente frente a los otros y tenemos que tener una vida civilizada. Pessoa habitaba estos espacios muy cómodamente y producía y creaba en ellos. Él llamaba, y esto fue algo que sirvió para buscar el lenguaje de actuación de los actores, "ficción verdadera" a la poética en la cual escribía. Encontrar esta ficción verdadera fue todo un desafío, es decir, un lugar donde no haya una jerarquía para la realidad distinta de la jerarquía para la imaginación o la fantasía.
APU: ¿Cuál es el contexto de la obra?
AM: Transcurre en el último día de vida de Pessoa, en una casa de salud donde va a tener una especie de conciliábulo o encuentro; allí él va a ordenar su obra, que es un inmenso baúl que está lleno de textos. Él está muy enfermo, con una cirrosis hepática, era muy alcohólico y fumaba mucho. Ordenando su obra se le aparecen los heterónimos, los más importantes: Alberto Caeiro, Alvaro de Campos, Ricardo Reis y otro y van teniendo con él una especie de charla o encuentro en dónde arreglan cuentas y, más o menos, sortean qué lugar ocuparon en la obra total.
APU: Se arma una discusión entre ellos, entre los mismos heterónimos.
AM: Por eso no hablábamos de una obra múltiple, de un yo múltiple, si no colectivo, porque es una trama. Por ejemplo, Alberto Caeiro que murió, según Pessoa, a los 27 años de tuberculosis, era una especie de sensacionista, había vivido en el campo y dice que él es el maestro de los otros, entonces entre ellos se hacen una especie de crítica de los estilos y se valoran ciertas cosas.
APU: Se chicanean también.
AM: Sí, en un terreno que bordea la metafísica y la filosofía. Ahí se ve cómo la poesía no tiene nada que envidiarle a la filosofía, que no es un género menor, sino que tiene un saber expresado en un orden distinto y que toca lo filosófico y el alma humana. También aparece el cuerpo y la demanda amorosa en la irrupción de Ofelia.
APU: El gran amor de Fernando.
AM: Su amor puro. Ella viene a ver si, efectivamente es así y se consagró a la literatura, porque la dejó por eso; ahí hay una especie de reencuentro con toda la intensidad que puede tener un reencuentro, pero ya no en la discusión,sino que eso es más un latido muy sensible que termina en un fracaso.
APU: También se da el caso de la interacción entre Ofelia y la enfermera que son personajes “de la vida real” con los heterónimos.
AM: Eso es lo que tuvimos que investigar, que es lo de ficción verdadera: poder habitar una zona virtual donde lo que nosotros consideramos realidad pueda cruzarse con lo imaginario sin categorías ni jerarquías y pueda intercambiarse una zona con otra. De hecho, la escenografía de Gonzalo Córdova nos permite partir desde lugares diferentes con lo que sería la habitación austera de adelante y atrás, ese territorio de arcos oníricos, más volado hacia un territorio de sueños, todo eso, en un momento se confunde y los cruces van y vienen. Nos ayudó muchísimo esa escenografía porque teníamos una idea en una puesta más realista y Gonzalo escribe poesía, entonces le dijimos, a ver, cómo podemos elevar eso, porque el peligro era que se achatara y con ese planteo escenográfico que hizo nos dio una serie de espacios de distinto orden que hacen que la narración se expanda y se complejice.
Ficha técnica
Elenco: Daniel Begino, Marcelo Bucossi, Leonel Dolara, Dolores Perez Demaria, Mariano Scovenna, Lorena Szekely
Vestuario: Jessica Menendez
Escenografía: Gonzalo Córdova
Iluminación: Gonzalo Córdova
Fotografía: Sol Atta
Diseño gráfico: Gustavo Reverdito
Asistencia de dirección: Cinthia Demarco
Prensa: Silvina Pizarro
Producción: Graciela Gallo
Dirección y dramaturgia: Alfredo Martín
Funciones: viernes a las 22.30 hs. en Andamio '90 (Paraná 660)// Web: http://www.andamio90.org