Julio Cortázar ante el hecho peronista

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LITERATURA

Julio Cortázar ante el hecho peronista

16 Agosto 2024

Próximos a cumplirse 110 años del nacimiento del consagrado e inolvidable escritor Julio Cortázar, nos parece propicio aprovecharnos de la efeméride para empezar a indagar en diversos artículos en torno al vínculo entre Cortázar y el peronismo, cuya lectura no puede ser tan lineal porque cuenta con muchas aristas.

Varias diferencias podemos establecer para distinguir la posición de Cortázar ante la irrupción del peronismo frente a los otros escritores de raigambre de izquierda o liberal. Tenemos que destacar principalmente que por ese entonces Cortázar no era un escritor distinguido, ni mucho menos, pero no porque sus trabajos no hayan adquirido relevancia; sino más bien debido a que decidió publicar sus obras tardíamente.

Cuando sucedió la revolución del ’43, estaba trabajando de maestro en una Escuela Normal de Bolívar y más tarde en Chivilcoy. En julio de 1944 aceptaba un interinato de tres cátedras para la Universidad de Cuyo: dos de Literatura francesa y una de Europa septentrional. Se mantendría allí, durante un año y medio, cuando asciende el primer gobierno peronista y se intervienen las universidades. Cortázar se adhería a la protesta y a la lucha universitaria. Como resultado de esta, terminaría preso junto con otros profesores. Al comenzar el nuevo año lectivo, Cortázar observaba que la universidad no ofrecía garantías para una libertad de pensamiento, entonces renunció regresando a Buenos Aires.

En la facultad de Filosofía y Letras se pliega a las demandas y a lucha de los centros estudiantiles contra la intervención. La FUA, a pesar de llevar a cuestas una gran desilusión frente a la derrota de la Unión Democrática, continúa resistiendo a lo largo de 1946 y comienzos de 1947. En una carta a los alumnos del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras, les explica que éste es el momento en el cual está en juego la libertad de pensamiento: '...preferí renunciar a mis cátedras antes de verme obligado a "sacarme el saco", como les pasó a tantos colegas que optaron por seguir en sus puestos'. Consigue un modesto empleo en la Cámara del Libro que le permite gozar del tiempo suficiente como para frecuentar a un grupo de escritores, que le abrirán las puertas para sus próximas redacciones en revistas tales como Realidad, Sur y Verbum.

Cinco son sus obras realizadas durante el período peronista: una obra teatral ('Los Reyes', 1949), dos novelas que verán la luz póstumamente ('Divertimento', 1949 y 'El Examen', 1950) y dos libros de relatos ('Bestiario', 1951 y 'Final de Juego', 1956). Todas en mayor o menor medida, hacen alusión al peronismo y lo que generaba dentro de la burguesía. La crítica que realizaba Cortázar encierra por un lado su defensa a la libertad de pensamiento (algo que se defendía en común dentro del marco universitario) y por el otro describía desde su percepción y prejuicio social.

Si analizamos el momento en que se publicaba su tragedia griega llamada 'Los Reyes' podemos comprobar que lo que trata de expresar es su defensa a la libertad de pensamiento. En dicha obra se le da un giro a la leyenda griega. El Minotauro representa el poeta, el hombre libre, 'el hombre diferente que el sistema busca encerrar'; mientras que Teseo representa el defensor del orden, el autoritario, cuyo 'procedimiento es el de un perfecto fascista'. Lo que expresaba Cortázar a través de esta obra, es el sentimiento del universitario, su repudio a la contrarreforma que genera el peronismo, la defensa del individualismo. A su vez, si lo relacionamos con los cuentos elaborados en este período, puede hacer alusión a la defensa de la cultura elevada o elitista; cuyo fin es mantenerse incólume, sin posibilidad de mezclarse con la cultura popular:

'(Minotauro) (...)Salir a la otra cárcel, ya definitiva, ya poblada horriblemente con su rostro y su peplo. Aquí fui libre, me icé hasta mí mismo en incontables jornadas. Aquí era especie e individuo, cesaba mi monstruosa discrepancia...'

En ocasión del prólogo para la versión francesa, en 1982, Cortázar nuevamente explayaría su intención:

'Comprendo que a pesar de su envoltorio espontáneamente anacrónico y del lujo verbal fuera de época –y muy especialmente mía, la Argentina de los años cuarenta –escribí de un modo abstracto aquello que más tarde intentaría comprender y expresar en el interior de la realidad que me envolvía. Ahora como entonces, sigo creyendo que el Minotauro –es decir, el poeta, la criatura doble, capaz de percibir una realidad diferente y más rica que la realidad habitual –no ha dejado de ser ese monstruo que los tiranos y sus partidarios de todos los tiempos temen y odian y quieren aniquilar para que su palabra no llegue a las orejas del pueblo y no derrumbe las murallas que los encierran en sus redes de leyes y de tradiciones petrificantes'.

De alguna manera Cortázar es uno de los que mejores describió el mundo de aquellos sectores medios a través de sus cuentos fantásticos, cuyo eje siempre giraba en torno a una doble realidad paralela en la cual una de ellas, el lado que retrata lo fantástico o lo inexplicable, avanza sobre la otra, alterándola. De esta forma, el peronismo en los cuentos de Cortázar irrumpe como algo inexplicable, irreal, que altera todos los órdenes, la costumbre, el buen gusto. Un ejemplo evidente se da, por ejemplo, en su cuento 'La banda', donde lo que se creía falso e inadmisible termina siendo la realidad misma que se había intentado ocultar hasta ese entonces.

Numerosos fueron los trabajos que emprendieron la interpretación de estos cuentos de Cortázar bajo una introspección de orden político y social. Carlos Gamerro, incluso califica a Cortázar como 'inventor' del peronismo, debido a que fue 'el primero en percibir y construir el peronismo como lo otro por antonomasia; su mirada no intenta inscribir al peronismo en discursos previos, sino construir un discurso a partir de la irrupción del peronismo como lo refractario a la comprensión del entendimiento y a la simbolización del lenguaje. El peronismo es lo que no puede decirse, por eso en su versión más memorable, 'Casa tomada' se manifiesta únicamente como ruidos imprecisos y sordos, ahogados susurros. Cortázar es al peronismo lo que Kafka es al fascismo: no explora su política, sino su metafísica'.

En efecto, su crítica no fue política en concreto, sino que se basa en lo que generó con su política cultural y perspectiva cosmogónica aquel peronismo que aún muchos están tratando de analizar y comprender.