“Los medios de la guerra”, un documental sobre Malvinas, la dictadura y el periodismo cómplice
Al cumplirse cuarenta años del conflicto bélico en Malvinas se estrenó el documental Los medios de la guerra, producido por Agencia Télam y RTA (Radio Televisión Argentina).
El film de Ariel Jonte, con guión de Eduardo Blaustein y Bernarda Llorente, entre otros; expone rigurosamente el triste rol que cumplieron los medios de comunicación en general y los medios públicos en particular durante la guerra de Malvinas, formando parte del plan de la dictadura e instalando un sistema de censura y tergiversación para ocultar los trágicos hechos de cual fueron víctimas, en primer lugar, los jóvenes enviados al combate.
Prometiendo reparar 150 años de usurpación inglesa, aquel 2 de abril, el gobierno genocida encabezado por Leopoldo Fortunato Galtieri comenzó una guerra que dejaría un saldo de 649 conscriptos argentinos muertos. Sin embargo, a través de las imágenes y los testimonios, queda en evidencia que son los medios de ambos países quienes imponen su verdad antes que las armas.
Tal como lo expresa el locutor Lalo Mir, aquí se narra la historia de una guerra fragmentada en el recuerdo y plagada de manipulaciones. El plan de los militares era muy claro: “Neutralizar toda información negativa sobre el conflicto”.
El gobierno inglés también operaba: promovían sobre sus tropas un “alto nivel moral, y excelente estado de preparación”, al mismo tiempo que espiaban a medios y periodistas de todo el mundo respecto a si adoptaban o no una línea pro británica.
En nuestro país, las tapas de los diarios como La Nación y La Razón expresaban un clima de “euforia popular” y “alborozo ciudadano”. Las fotos del desembarco ilustraban una realidad ficticia donde quedaron impresas, para siempre, imágenes de soldados corajudos, orgullosos y rebosantes de felicidad, brindando un clima de confianza hacia el pueblo argentino que los acompañaba desde sus hogares.
“Así es dios para estos niños hechos hombres”, dirá una señora rubia desde los estudios de televisión.
La voz de Lord Carington, secretario de Asuntos Exteriores Británicos, confirmaba un “ataque militar argentino” en Port Stanley; mientras el programa 60 minutos, de ATC, trasmitía desde Plaza de Mayo agradeciendo a la “gloriosa armada nacional” y felicitando al “excelentísimo presidente de la Nación”, Leopoldo Fortunato Galtieri, por salir a saludar a su pueblo.
En el transcurso del documental veremos transitar algunos referentes políticos defendiendo el conflicto: un Oscar Alende afirmando con “el pecho bien ancho” que “las fuerzas armadas han interpretado el sentimiento y el pensamiento popular”; y un Arturo Frondizi manifestando una “total solidaridad, con las fuerzas armadas que han recuperado las Malvinas para la Patria”.
Por aquel entonces, TÉLAM estaba en manos del interventor militar Rafael de Piano, uno de los tantos responsables de las torturas y desapariciones en Bahía Blanca, por lo cual este documental producido por esta misma agencia desnuda como nunca antes a nuestros diarios, radios y televisión como los máximos cómplices civiles de la dictadura genocida en tiempos de guerra.
También podremos interiorizarnos sobre la creación de Radio Liberty, aquí en Argentina, para generar hacia el resto del mundo - como bien lo describe el periodista Adrián Korol- una propaganda negra (ya que no se podía identificar al emisor); y también Radio Atlántico del Sur desde Inglaterra, cumpliendo el mismo fin.
No faltará información sobre el hundimiento del Crucero Ara General Belgrano y aquellas fotos tomadas por el teniente Sgut que luego fueron robadas y dieron comienzo a un turbio negocio clandestino de tráfico de fotos y videos. Los mismos militares hacían su negocio vendiendo material sin revelar, reunidos con periodistas extranjeros en el Sheraton Hotel.
Por aquel entonces, TÉLAM estaba en manos del interventor militar Rafael de Piano, uno de los tantos responsables de las torturas y desapariciones en Bahía Blanca, por lo cual este documental producido por esta misma agencia desnuda como nunca antes a nuestros diarios, radios y televisión como los máximos cómplices civiles de la dictadura genocida en tiempos de guerra. Una guerra que en definitiva se convirtió en un enorme negocio para ellos, a costa del sufrimiento de todo un pueblo que mantuvo, y mantiene bien en alto, las banderas de nuestra soberanía sobre las Islas. Un plan de guerra que terminó pisoteando la vida de miles de jóvenes que se convirtieron en héroes, a pesar de tanta mentira y tanta manipulación.
Una mirada crítica e introspectiva sobre el pasado. Eso propone este documental que servirá, sin dudas, de brújula para observar a los medios de comunicación en la actualidad y no permitir que se vuelva a imponer la violencia por sobre los Derechos Humanos, como en los tiempos de la guerra.