Mariana Komiseroff: "Escribir es también un privilegio"

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ENTREVISTA LITERARIA

Mariana Komiseroff: "Escribir es también un privilegio"

18 Junio 2023

AGENCIA PACO URONDO dialogó con Mariana Komiseroff escritora nacida en la provincia de Buenos Aires, que acaba de publicar su novela La enfermedad de la noche editada por Random House. Además escribió Fósforos mojados (Suburbano Ediciones, 2013), De este lado del charco (Conejos, 2015) y Una nena muy blanca (Emecé, 2019).

Cómplice de un asesinato, la protagonista lo ha perdido todo. Todo menos un trabajo como planta permanente que el sindicato le asegura, allí construirá la trama de violencia y corrupción de la que ha sido testigo y víctima como integrante de la seguridad del Palacio del Congreso, donde nadie duerme ni sabe dormir. Estas son algunas de las historias que componen su nueva novela.

AGENCIA PACO URONDO: ¿En qué momento y cuál fue el motivo por el cual decidiste empezar a escribir?

Mariana Komiseroff: Siempre escribí y siempre ficción, de chica tenía un diario íntimo donde inventaba cosas. También les escribía cartas a mis primos de San Juan y les inventaba historias de amor. Más de adolescente le escribía cartas a mis amigos y amigas y reflexionaba sobre cosas que me conmovían y temas políticos. Lo que sí noto ahora de grande es que tenía muy claro que escribía textos para que fuesen leídos, pero escribir no fue una decisión. Fue una decisión publicar, dedicarme a la literatura, seguir escribiendo ficción, pensar qué escribo y cómo lo hago. Esas sí son decisiones que tomo muy seguido en mi trabajo. Cuando no pude escribir durante un año y medio, lo que muchos llaman la página en blanco, tampoco lo decidí.

APU: ¿Cómo surgió la novela La enfermedad de la noche?

M.K.: En el 2017 empecé a pensar en la enfermedad crónica, en el insomnio principalmente que es una patología que tengo desde los 16 años, el proyecto se llamaba “Gente que no sabe dormir”, lo presenté al Fondo Nacional de las Artes y gané una beca. Después pensé en la diabetes que es una enfermedad que tiene varias características sociales que me parecían interesantes, en primer lugar, pareciera ser inofensiva sin embargo hay personas que mueren de patologías asociadas a esa enfermedad o incluso al uso de la insulina sintética. También, como pasa con cualquier enfermedad, por eso uso la cita de Sontag de La enfermedad y sus metáforas, se culpa mucho al enfermo de diabetes, porque no comió lo que debía, porque no hizo ejercicio, porque no se hizo suficientes controles, etc. Además que yo tenía bastante claro el final de la novela y me servía para la resolución.

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La enfermedad de la noche.libro

 

APU: Una de las características de la narración es el trabajo nocturno. ¿Por qué te llama la atención en particular escribir de noche?

M.K.: El trabajo nocturno es un tema que había tocado de alguna manera en mi novela anterior y profundicé en esta. Creo que la noche habilita ciertas licencias que durante el día están invisibilizadas o ciertas prácticas son más fáciles de esconder a la luz del día. Hay una transformación del día en la noche que afecta a las personas, no somos los mismos de día y de noche. El no dormir te hace entrar en una especie de delirio surrealista que muchas veces te impide discernir la realidad de la ficción y no es que esta diferencia sea muy importante para la literatura, pero lo es cuando lo que está en juego es la vida de un ser querido, y las personas tenemos que estar aptas para lidiar con la burocracia de la salud pública. Marlene Wayar dice que a las travestis la sociedad sólo las deja salir de noche, no importa que durante el día necesiten ir al médico, o al supermercado; la sociedad las ha condenado al ostracismo diurno. Es en la noche donde se mueve lo que de día se quiere ocultar.

APU: En la novela aparece la lucha por conseguir remedios para el tratamiento de la diabetes que padece el hermano de la protagonista ¿Por qué tratar esta enfermedad y cuál es el impedimento que sufre?

M.K.: Hay muchas leyes que han mejorado la vida de muchas personas con enfermedades crónicas, la Ley 26914 establece que las personas con este diagnóstico tengan acceso gratuito a tiras reactivas y aparatos de verificación de niveles de azúcar en sangre, medicamentos orales o insulina en el caso de la diabetes tipo uno. Las obras sociales y el Estado deben garantizar este derecho, sin embargo, la burocracia para conseguir la medicación es impresionante. Entonces lo que constituye al enfermo como tal, no es sólo la patología y sus síntomas sino también un aparato de exclusión que obliga a los familiares a enfrentarse con un monstruo que debilita los vínculos. Las mujeres somos las que hacemos el trabajo invisibilizado del cuidado y eso incluye no solo el cuidado concreto a la persona sino también enfrentarse a la burocracia estatal.

“Me interesan las jerarquías dentro de la misma clase social, las violencias en las relaciones LGBT, que los personajes sean humanos y hagan las cosas mal y algunas veces, bien”.

APU: ¿Qué es lo que te impulsa a escribir sobre la marginalidad? ¿Estás de acuerdo con este concepto? ¿Cuál es su contradicción si la hay?

M.K.: No sé por qué escribo lo que escribo, lo voy descubriendo después de publicar incluso. Escribo sobre cosas que conozco, sobre la clase social a la que pertenezco, aunque ahora tengo privilegios que antes no tenía. No sé si hay una contradicción en el concepto de marginalidad. Me interesan las contradicciones en sí mismas, las jerarquías dentro de la misma clase social, las violencias en las relaciones LGBT, que los personajes sean humanos y hagan las cosas mal y algunas veces, bien. A los lectores nos gusta ver perder a los personajes, pero para que esas pérdidas nos afecten tenemos que identificarnos y es difícil identificarse con un personaje sin contradicción.

APU: ¿Qué consejos podes dar para aquellos que están en difíciles contextos sociales, que quieren escribir y no se animan a expresar sus miradas, sus realidades, sus mundos?

M.K.: No soy quién para dar consejos, no soy ejemplo de nada. Escribir es también un privilegio cuando tenés garantizadas las condiciones básicas de tu existencia como la cama y la comida. No romanticemos la pobreza.